En la etapa de posconflicto es necesario crear espacios para que la comunidad conozca y entienda los acuerdos pactados en La Habana y acepte la paz desde la individualidad para proyectarla en sus territorios.
El Cesar ha sido un territorio particularmente golpeado por la violencia, fue por ello que hace nueve años, luego de un estudio que determinó la necesidad de la implementación del Programa de Desarrollo y Paz en este departamento, que ya era intervenido en el sur por el PDP del Magdalena Medio, inició la intervención de la población del norte y centro con programas de apoyo que contribuyen al fortalecimiento de procesos y dinámicas territoriales de desarrollo y paz, para propender por una vida digna y la construcción del bien común.
El PDP se adelanta en 25 departamentos del país y busca combinar varios aspectos, tales como: atención humanitaria derivada de los efectos de la violencia, buscar opciones de desarrollo productivo y apostarle a la reorganización del sector público, teniendo en cuenta que normalmente, buena parte de los problemas se presentan ante la falta de respuestas de este sector en términos de seguridad y mejoramiento de la calidad de vida de las personas.
Según el director ejecutivo de la Corporación Desarrollo y Paz del Cesar, Amaury Padilla, esta es una iniciativa de la sociedad civil que busca la construcción de las nuevas y mejores realidades sociales, políticas, económicas, culturales, territoriales y ambientales, mediante el afianzamiento de las relaciones entre la sociedad civil, la institucionalidad local, departamental, nacional y el sector privado, con el apoyo de la cooperación internacional.
“Este no ha sido un territorio de paz, de tranquilidad, la violencia ha tenido que ver para que tengamos las condiciones actúales, y es desde el programa de desarrollo y paz que queremos ver el significado y las oportunidades del acuerdo de paz. Con la firme compresión de que la paz va a ser en la cotidianidad, con la gente ese es el mayor foco de nuestra atención, preocupación y esfuerzos”, explicó Amaury Padilla.
Además indicó que se pretende generar dinámicas y relacionamientos que permitan la resignificación de la vida, la dignidad humana, el desarrollo integral y el respeto por la naturaleza; lo mismo que superar los desafíos estructurales que mantienen vigente las dinámicas de violencia, exclusión, pobreza y marginalidad.
El papel fundamental de los programas de desarrollo y paz están direccionados a motivar la capacidad de diálogo entre distintos actores de un territorio, sobre todo entre los contrarios, dar esas condiciones para determinar cómo vivir la vida, empujando a todos hacia adelante.
En el Cesar, se están implementado ejercicios de fortalecimiento de capacidades para la construcción de paz territorial. Según Padilla, se trata de la comprensión del lenguaje de los actores en medio del dialogo como lo son el Estado, sociedad civil y empresas privadas.
“El uso del lenguaje inadecuado entre las partes no permite la comprensión, y genera un desequilibrio entre ellos, creando incredulidad e inseguridad, lo que impide la capacidad para seguir con los diálogos. Eso era lo que había pasado históricamente en nuestro país. Sin embargo, una de las cosas que hemos aprendido de este ejercicio de cuatro años de diálogos que felizmente se acaba de firmar en La Habana, es aprender sobre esa capacidad de diálogo.
Eso es lo que queremos promover en este territorio desde el PDP”, afirmó Padilla.
Durante los últimos años han intervenido 13 municipios y zonas rurales del Cesar, como Pueblo Bello, Valledupar, El Copey, Bosconia, El Paso, Chiriguaná, Astrea, Chimichagua, Curumaní, La Jagua, Becerril y Codazzí. De igual forma, el PDP ha atendido una gran parte de La Guajira y el Magdalena con proyectos de resiliencia, mejoramiento del acceso a los servicios de salud, promoción de la participación de la mujer en la reclamación, en la restitución de tierras y fortalecimiento de las capacidades para la construcción de la paz territorial. Asimismo dicta diplomados en 12 municipios desde el norte hasta el centro del departamento, capacitaciones de carácter itinerante, en el que se integran grupos de tres municipios que se rotan para que todos conozcan el territorio, creen lazos que contribuyan al desarrollo de los mismos.
“Creemos que el diálogo es lo que va a permitirnos, a pesar de las diferencias poder llegar a acuerdos, lo que estamos haciendo en este ejercicio de fortalecimiento de capacidades para la construcción de paz territorial, es como generamos capacidades para el diálogo territorial”, sostuvo Padilla.
Los proyectos impulsados por la Unión Europea, el Departamento para la Prosperidad Social, Ecopetrol y son ejecutados por la Corporación Desarrollo y Paz del Cesar, ente que administra el Programa de Desarrollo y Paz, integrado por Cámara de Comercio, la Universidad Udes, Fundación Universitaria del Área Andina, Fundación Carboandes, Diócesis de Valledupar, Pastoral Social y Servipan.
Según el director ejecutivo de la corporación, la importancia radica en el aporte para la comprensión que el desarrollo y la paz hacen en el territorio y la totalidad de los actores que las habitan.
“Nosotros intentamos limpiar un poco la ideología personal, si estoy de acuerdo o no con la minería, ganadería de la palmicultura. Lo que logramos es ver con la mayor objetividad eso que ya esta, y que quitarlo es muy complicado. Ese actor territorial, llámese empresa privada, llámese estado o llámese sociedad civil deben hablar y ponerse de acuerdo”, explicó.
Reconoció que la tarea no es fácil en un departamento que cuenta con alrededor de 400 mil víctimas del conflicto armado y el reto es lograr dialogar con los diferentes sectores en un territorio que ha sufrido y que ha logrado salir adelante a pesar de las distintas violencias.
“Pegado a la realidad, el departamento recibe mucho dinero en regalías sin embargo, transitar por el corredor minero es vivencia el estado de pobreza administrativa y las de morbilidad, analfabetismo y desnutrición, mientras la comunidad culpa a las mineras. Ahí radica el principal trabajo de esta corporación en ver con más calma la corresponsabilidad de todos los actores, desde el gobierno donde se ha filtrado la corrupción, las empresas se han equivocado y las comunidades no han hecho las cosas de la mejor forma”, concluyó.
El Programa de Desarrollo y Paz incluye la participación a través diplomados que incluyen cuatro áreas básicas de conocimiento y dos seminarios de profundización. Integrados en:
1) Formulación y proyección de proyectos, si las comunidades tienen claro sus problemas pueden ser identificadas las causas y las consecuencias de un problema y convertir eso en un proyecto que permita resolver los problemas más apremiantes.
2) Cultura de paz y desarrollo urbano, los mayores problemas identificados dependen de situaciones sencillas de la cotidianidad que generan problemas de convivencia.
3) Fortalecimiento organizativo y derechos humanos, es fundamental la organización para el desarrollo humano, quien no se organice no lograra sobrevivir, una comunidad organizada no permite que entre la violencia en ella, es capaz de resolver sus necesidades desde las más elementales hasta las más altas.
4) Gobernabilidad y gobernanza para la paz, es como somos capaces de comprender y entender que el reto está en la construcción de ciudadanía, tenemos unos derechos y unos deberes para convivir sanamente en sociedad.
Los seminarios de profundización están integrados por mecanismos de reclamación y reparación, judicial y no judicial frente violaciones de derechos humanos permitidas por las empresas, La empresas encargadas serían Ministerios de Minas y Energía, Medio Ambiente, la Oficina de Derechos Humanos de la Presidencia y empresas mineras.
Y en segundo lugar, el Proceso de paz que pretende dar a conocer los puntos de acuerdo, en qué consisten, cómo se va a manejar la zona veredal ubicada en el municipio de La Paz, la justicia transicional, los jueces de la jurisdicción especial para la paz, solucionar las dudas y los mitos, mentiras y verdades al que asistirán miembros de la Oficina del Alto Comisionado de Paz, Misión de Observación Electoral y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
El Programa de Desarrollo y Paz ofrecerá un diplomado para periodistas con un énfasis en ética periodística y el manejo de los momentos del postacuerdo. Está programado para iniciar a finales de septiembre. Moderado por Las Dos Orillas, la red Prodepaz; el Círculo de Periodistas de Valledupar, la Fundación para el Nuevo Periodismo, el aval estaría a cargo de la Fundación Universitaria del área andina.
Por Ariadne Osorio Ponce
[email protected]
En la etapa de posconflicto es necesario crear espacios para que la comunidad conozca y entienda los acuerdos pactados en La Habana y acepte la paz desde la individualidad para proyectarla en sus territorios.
El Cesar ha sido un territorio particularmente golpeado por la violencia, fue por ello que hace nueve años, luego de un estudio que determinó la necesidad de la implementación del Programa de Desarrollo y Paz en este departamento, que ya era intervenido en el sur por el PDP del Magdalena Medio, inició la intervención de la población del norte y centro con programas de apoyo que contribuyen al fortalecimiento de procesos y dinámicas territoriales de desarrollo y paz, para propender por una vida digna y la construcción del bien común.
El PDP se adelanta en 25 departamentos del país y busca combinar varios aspectos, tales como: atención humanitaria derivada de los efectos de la violencia, buscar opciones de desarrollo productivo y apostarle a la reorganización del sector público, teniendo en cuenta que normalmente, buena parte de los problemas se presentan ante la falta de respuestas de este sector en términos de seguridad y mejoramiento de la calidad de vida de las personas.
Según el director ejecutivo de la Corporación Desarrollo y Paz del Cesar, Amaury Padilla, esta es una iniciativa de la sociedad civil que busca la construcción de las nuevas y mejores realidades sociales, políticas, económicas, culturales, territoriales y ambientales, mediante el afianzamiento de las relaciones entre la sociedad civil, la institucionalidad local, departamental, nacional y el sector privado, con el apoyo de la cooperación internacional.
“Este no ha sido un territorio de paz, de tranquilidad, la violencia ha tenido que ver para que tengamos las condiciones actúales, y es desde el programa de desarrollo y paz que queremos ver el significado y las oportunidades del acuerdo de paz. Con la firme compresión de que la paz va a ser en la cotidianidad, con la gente ese es el mayor foco de nuestra atención, preocupación y esfuerzos”, explicó Amaury Padilla.
Además indicó que se pretende generar dinámicas y relacionamientos que permitan la resignificación de la vida, la dignidad humana, el desarrollo integral y el respeto por la naturaleza; lo mismo que superar los desafíos estructurales que mantienen vigente las dinámicas de violencia, exclusión, pobreza y marginalidad.
El papel fundamental de los programas de desarrollo y paz están direccionados a motivar la capacidad de diálogo entre distintos actores de un territorio, sobre todo entre los contrarios, dar esas condiciones para determinar cómo vivir la vida, empujando a todos hacia adelante.
En el Cesar, se están implementado ejercicios de fortalecimiento de capacidades para la construcción de paz territorial. Según Padilla, se trata de la comprensión del lenguaje de los actores en medio del dialogo como lo son el Estado, sociedad civil y empresas privadas.
“El uso del lenguaje inadecuado entre las partes no permite la comprensión, y genera un desequilibrio entre ellos, creando incredulidad e inseguridad, lo que impide la capacidad para seguir con los diálogos. Eso era lo que había pasado históricamente en nuestro país. Sin embargo, una de las cosas que hemos aprendido de este ejercicio de cuatro años de diálogos que felizmente se acaba de firmar en La Habana, es aprender sobre esa capacidad de diálogo.
Eso es lo que queremos promover en este territorio desde el PDP”, afirmó Padilla.
Durante los últimos años han intervenido 13 municipios y zonas rurales del Cesar, como Pueblo Bello, Valledupar, El Copey, Bosconia, El Paso, Chiriguaná, Astrea, Chimichagua, Curumaní, La Jagua, Becerril y Codazzí. De igual forma, el PDP ha atendido una gran parte de La Guajira y el Magdalena con proyectos de resiliencia, mejoramiento del acceso a los servicios de salud, promoción de la participación de la mujer en la reclamación, en la restitución de tierras y fortalecimiento de las capacidades para la construcción de la paz territorial. Asimismo dicta diplomados en 12 municipios desde el norte hasta el centro del departamento, capacitaciones de carácter itinerante, en el que se integran grupos de tres municipios que se rotan para que todos conozcan el territorio, creen lazos que contribuyan al desarrollo de los mismos.
“Creemos que el diálogo es lo que va a permitirnos, a pesar de las diferencias poder llegar a acuerdos, lo que estamos haciendo en este ejercicio de fortalecimiento de capacidades para la construcción de paz territorial, es como generamos capacidades para el diálogo territorial”, sostuvo Padilla.
Los proyectos impulsados por la Unión Europea, el Departamento para la Prosperidad Social, Ecopetrol y son ejecutados por la Corporación Desarrollo y Paz del Cesar, ente que administra el Programa de Desarrollo y Paz, integrado por Cámara de Comercio, la Universidad Udes, Fundación Universitaria del Área Andina, Fundación Carboandes, Diócesis de Valledupar, Pastoral Social y Servipan.
Según el director ejecutivo de la corporación, la importancia radica en el aporte para la comprensión que el desarrollo y la paz hacen en el territorio y la totalidad de los actores que las habitan.
“Nosotros intentamos limpiar un poco la ideología personal, si estoy de acuerdo o no con la minería, ganadería de la palmicultura. Lo que logramos es ver con la mayor objetividad eso que ya esta, y que quitarlo es muy complicado. Ese actor territorial, llámese empresa privada, llámese estado o llámese sociedad civil deben hablar y ponerse de acuerdo”, explicó.
Reconoció que la tarea no es fácil en un departamento que cuenta con alrededor de 400 mil víctimas del conflicto armado y el reto es lograr dialogar con los diferentes sectores en un territorio que ha sufrido y que ha logrado salir adelante a pesar de las distintas violencias.
“Pegado a la realidad, el departamento recibe mucho dinero en regalías sin embargo, transitar por el corredor minero es vivencia el estado de pobreza administrativa y las de morbilidad, analfabetismo y desnutrición, mientras la comunidad culpa a las mineras. Ahí radica el principal trabajo de esta corporación en ver con más calma la corresponsabilidad de todos los actores, desde el gobierno donde se ha filtrado la corrupción, las empresas se han equivocado y las comunidades no han hecho las cosas de la mejor forma”, concluyó.
El Programa de Desarrollo y Paz incluye la participación a través diplomados que incluyen cuatro áreas básicas de conocimiento y dos seminarios de profundización. Integrados en:
1) Formulación y proyección de proyectos, si las comunidades tienen claro sus problemas pueden ser identificadas las causas y las consecuencias de un problema y convertir eso en un proyecto que permita resolver los problemas más apremiantes.
2) Cultura de paz y desarrollo urbano, los mayores problemas identificados dependen de situaciones sencillas de la cotidianidad que generan problemas de convivencia.
3) Fortalecimiento organizativo y derechos humanos, es fundamental la organización para el desarrollo humano, quien no se organice no lograra sobrevivir, una comunidad organizada no permite que entre la violencia en ella, es capaz de resolver sus necesidades desde las más elementales hasta las más altas.
4) Gobernabilidad y gobernanza para la paz, es como somos capaces de comprender y entender que el reto está en la construcción de ciudadanía, tenemos unos derechos y unos deberes para convivir sanamente en sociedad.
Los seminarios de profundización están integrados por mecanismos de reclamación y reparación, judicial y no judicial frente violaciones de derechos humanos permitidas por las empresas, La empresas encargadas serían Ministerios de Minas y Energía, Medio Ambiente, la Oficina de Derechos Humanos de la Presidencia y empresas mineras.
Y en segundo lugar, el Proceso de paz que pretende dar a conocer los puntos de acuerdo, en qué consisten, cómo se va a manejar la zona veredal ubicada en el municipio de La Paz, la justicia transicional, los jueces de la jurisdicción especial para la paz, solucionar las dudas y los mitos, mentiras y verdades al que asistirán miembros de la Oficina del Alto Comisionado de Paz, Misión de Observación Electoral y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
El Programa de Desarrollo y Paz ofrecerá un diplomado para periodistas con un énfasis en ética periodística y el manejo de los momentos del postacuerdo. Está programado para iniciar a finales de septiembre. Moderado por Las Dos Orillas, la red Prodepaz; el Círculo de Periodistas de Valledupar, la Fundación para el Nuevo Periodismo, el aval estaría a cargo de la Fundación Universitaria del área andina.
Por Ariadne Osorio Ponce
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