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Informes Especiales - 13 julio, 2020

Una guía para pensar un Cesar pos-carbon y pos-pandemia

Nuestra propuesta va en término que estas crisis sean una oportunidad para “reconstruir mejor”, para arreglar las cargas, y para redefinirnos. Ya se ha dicho, las crisis son oportunidades, y paradójicamente hay que saber aprovecharlas.

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El departamento del Cesar tendrá que convivir en su futuro inmediato con dos crisis. La pandemia del coronavirus y el marchitamiento progresivo de la industria carbonífera. Así lo hemos sostenido en anteriores escritos. Más vale entonces empezar a prepararnos para atender lo urgente y lo importante, aquí sí es verdad que lo uno no le da plazo a lo otro.

Lo de la pandemia es universal y desde CESORE ya nos hemos pronunciado sobre una serie de recomendaciones para reactivar la economía regional, sin embargo, hay que pensar más allá de la pandemia y nos referimos a qué debe hacer el departamento cuando se acabe la actividad económica que representa 42 % del PIB?  ¿Con qué reemplazar sus ingresos para inversión más cuantiosos que dependen de las regalías del carbón?

Nuestra propuesta va en término que estas crisis sean una oportunidad para “reconstruir mejor”, para arreglar las cargas, y para redefinirnos. Ya se ha dicho, las crisis son oportunidades, y paradójicamente hay que saber aprovecharlas. Se hace necesario proponer unas ideas básicas para construir consenso hacia dónde deberíamos mirar, -todavía no sabemos qué hacer- pero hay que investigar cuáles son los caminos que se abren o que hay que abrir.

Hay que comenzar por conocer la cronología del marchitamiento del carbón. Ojalá supiéramos hasta cuándo vamos con la explotación carbonífera. Eso depende de varios factores, unos estructurales, otros coyunturales. Unos jurídicos, otros económicos. Lo cierto es que el carbón como bien de consumo está llamado a extinguirse. Por varias razones: su papel contaminante; la existencia de sustitutos más baratos, como el gas actualmente y las energías alternativas en un futuro; por las decisiones políticas de los países compradores, que ya pusieron fecha de terminación al consumo de carbón en sus fábricas, caso de la Unión Europea; por la pérdida de competitividad del carbón colombiano para vender en la China e India, por los acuerdos ambientales internacionales que lo están relegando, etc. Solo un ejemplo, Prodeco está en cese de producción y licenció un número importante de trabajadores en las semanas pasadas.

Una vez tengamos claridad sobre esto, un primer frente de trabajo es empezar a identificar los sustitutos en los ingresos fiscales de los municipios y del departamento. Con la pérdida de las regalías se va la principal fuente de inversión social del departamento. Una opción para reemplazar parcialmente dicha fuente tiene que ver con el catastro multipropósito, que está en trámite en el país, pero que no lo vemos llegar al departamento. Sería un excelente instrumento para revitalizar ese enclenque impuesto predial de muchos municipios. También habría que estudiar qué otras fuentes de recursos podrían tener los entes territoriales, diferentes a los impuestos.

Un segundo frente para estudiar tiene que ver con la economía y allí hay hasta el momento varias opciones para diversificarla, que venimos proponiendo desde anteriores escritos.

Hay que pensar un nuevo agro para el Cesar. Nuevo en tres sentidos. Uno en el tema de relaciones sociales y laborales, con mejores condiciones para los trabajadores agrarios – formalidad y salarios decentes-. Dos, hay que identificar nuevos productos cultivables en el Cesar, que estén amarrados a cadenas de comercialización nacionales o internacionales, que tengan su venta asegurada.  Hay trabajos interesantes ya realizados. El mapa de UPRA sobre vocación del suelo y el estudio de la Secretaría de Agricultura del gobierno pasado sobre vocación productiva departamental, seguramente deben dar luces. Con esos productos identificados, los recursos de investigación y desarrollo del Fondo de Regalías para dicho fin deben volcarse para apoyar esos nuevos productos (aguacate, cannabis medicinal, marañón, ganadería intensiva, cítricos exportables, etc.). Finalmente, y como tercer punto, ese nuevo agro debe tener impreso el nombre de “valor agregado”, y eso se hace pasando necesariamente por la agroindustria. El Gobierno nacional y departamental deben fomentarla, facilitar como dijimos anteriormente la investigación, el desarrollo, la tecnología y los créditos de fomento para incorporar valor agregado en nuestros productos agropecuarios.

Un segundo frente de desarrollo económico en la región tiene que ver con el sector servicios que ha desarrollado Valledupar, en particular en salud y educación. Hemos afirmado que al estar Valledupar en “medio de la nada” es centro de servicios para una serie de municipios cercanos que recorren todo el Cesar, el centro del Magdalena, Sur de Bolívar y Sur de La Guajira, de tal manera que se atiende a una población muy numerosa y no tiene competencia cercana. Por esta razón Valledupar concentra un grupo importante de universidades y de clínicas y servicios médicos.

 Una maestría o especialización que quiera hacer un profesional de El Difícil (Magdalena), de San Juan (La Guajira), Mompox (Bolívar) o Curumaní (Cesar) seguramente van a mirar es hacia Valledupar. O un tratamiento médico u odontológico especializado de estas mismas regiones va a recurrir es a servicios sanitarios en Valledupar.  Por lo tanto, sería muy importante estudiar estos “cluster” y ver cómo mejorarlos, sobre todo el de salud, que está muy concentrado y con problemas de atención y calidad.

Un tercer frente de investigación para construir propuestas y desarrollar acciones y apoyos, es poner en blanco y negro el aporte de la economía creativa – folclórica, cultural, audiovisual, musical, teatro, danzas, artes plásticas, etc.- en la región. Ello pasa por construir inventarios, identificar obstáculos, construir alianzas públicas-privadas, etc. Pero aún más importante es identificar potencialidades y desarrollo de la economía creativa en el departamento. Cuáles son esas potencialidades en términos de empleo, trabajo, emprendimientos, aportes sociales y económicos al territorio. En qué consisten y cómo se pueden desarrollar. “Qué es lo nuevo que hay bajo el sol”.

Una cuarta potencialidad tiene que ver con las energías alternativas. En estos momentos en el departamento se desarrollarán dos proyectos generadores de energía solar muy importantes para el país. Dos preguntas deben resolverse al respecto: ¿esos proyectos se pueden multiplicar? ¿Cuál es el beneficio real para los cesarenses?  ¿Más energía confiable? ¿Más energía barata? Más empleo y acciones de responsabilidad social empresarial por parte de las empresas dueñas. Hay preguntas, faltan respuestas.

Finalmente, nada de este reconstruir mejor es posible sino manejamos de una manera más responsable el medio ambiente. El Cesar es uno de los departamentos más desertificados del país, afectado por el cambio climático, con stress hídrico y con temperaturas crecientes. Los pronósticos del IDEAM es que en 50 años la temperatura puede subir dos grados, aunque parece que ya subieron por los calores intensos que se sufren. Hay que cuidar los ecosistemas existentes en el departamento: páramo, humedales y bosque seco. Si no se protegen no habrá nueva economía agropecuaria, ni nuevos polos de desarrollo locales. Todo dependerá de que cuidemos el medio ambiente.

Estas son las líneas de trabajo que proponemos desde CESORE, para ahondar en el futuro de la región. Hay que estudiarlas y profundizar. Consultar y crear consensos. Pero sobretodo buscar apoyo gubernamental para su análisis y desarrollo. Son opciones para reconstruirnos, pero de una mejor manera que lo que estamos. Para salir de la pandemia y de la dependencia del carbón de manera más sostenible, más incluyente y más democrática. Seguramente hay otras líneas de trabajo que serán bienvenidas. Hay que aprender de ejemplos interesantes a nivel mundial. Territorios carboníferos de Inglaterra, España, Bélgica y Alemania están en plena reconversión económica. Seguramente de ellos podemos aprender.

¿Ahora y todo esto cómo se hace? Se necesitan liderazgos, tanto públicos como privados. La Gobernación del Cesar debería iniciar y patrocinar estudios, debates y construcción de consensos alrededor de estos puntos y de otros más. La sociedad civil y sobre todo la academia deberían ser propositivos al respecto. Hay que construir alianzas público privadas para avanzar, para dialogar, para empezar a identificar salidas.  Pero es menester comenzar ya.

@cesore – cesore.com

Informes Especiales
13 julio, 2020

Una guía para pensar un Cesar pos-carbon y pos-pandemia

Nuestra propuesta va en término que estas crisis sean una oportunidad para “reconstruir mejor”, para arreglar las cargas, y para redefinirnos. Ya se ha dicho, las crisis son oportunidades, y paradójicamente hay que saber aprovecharlas.


Boton Wpp

El departamento del Cesar tendrá que convivir en su futuro inmediato con dos crisis. La pandemia del coronavirus y el marchitamiento progresivo de la industria carbonífera. Así lo hemos sostenido en anteriores escritos. Más vale entonces empezar a prepararnos para atender lo urgente y lo importante, aquí sí es verdad que lo uno no le da plazo a lo otro.

Lo de la pandemia es universal y desde CESORE ya nos hemos pronunciado sobre una serie de recomendaciones para reactivar la economía regional, sin embargo, hay que pensar más allá de la pandemia y nos referimos a qué debe hacer el departamento cuando se acabe la actividad económica que representa 42 % del PIB?  ¿Con qué reemplazar sus ingresos para inversión más cuantiosos que dependen de las regalías del carbón?

Nuestra propuesta va en término que estas crisis sean una oportunidad para “reconstruir mejor”, para arreglar las cargas, y para redefinirnos. Ya se ha dicho, las crisis son oportunidades, y paradójicamente hay que saber aprovecharlas. Se hace necesario proponer unas ideas básicas para construir consenso hacia dónde deberíamos mirar, -todavía no sabemos qué hacer- pero hay que investigar cuáles son los caminos que se abren o que hay que abrir.

Hay que comenzar por conocer la cronología del marchitamiento del carbón. Ojalá supiéramos hasta cuándo vamos con la explotación carbonífera. Eso depende de varios factores, unos estructurales, otros coyunturales. Unos jurídicos, otros económicos. Lo cierto es que el carbón como bien de consumo está llamado a extinguirse. Por varias razones: su papel contaminante; la existencia de sustitutos más baratos, como el gas actualmente y las energías alternativas en un futuro; por las decisiones políticas de los países compradores, que ya pusieron fecha de terminación al consumo de carbón en sus fábricas, caso de la Unión Europea; por la pérdida de competitividad del carbón colombiano para vender en la China e India, por los acuerdos ambientales internacionales que lo están relegando, etc. Solo un ejemplo, Prodeco está en cese de producción y licenció un número importante de trabajadores en las semanas pasadas.

Una vez tengamos claridad sobre esto, un primer frente de trabajo es empezar a identificar los sustitutos en los ingresos fiscales de los municipios y del departamento. Con la pérdida de las regalías se va la principal fuente de inversión social del departamento. Una opción para reemplazar parcialmente dicha fuente tiene que ver con el catastro multipropósito, que está en trámite en el país, pero que no lo vemos llegar al departamento. Sería un excelente instrumento para revitalizar ese enclenque impuesto predial de muchos municipios. También habría que estudiar qué otras fuentes de recursos podrían tener los entes territoriales, diferentes a los impuestos.

Un segundo frente para estudiar tiene que ver con la economía y allí hay hasta el momento varias opciones para diversificarla, que venimos proponiendo desde anteriores escritos.

Hay que pensar un nuevo agro para el Cesar. Nuevo en tres sentidos. Uno en el tema de relaciones sociales y laborales, con mejores condiciones para los trabajadores agrarios – formalidad y salarios decentes-. Dos, hay que identificar nuevos productos cultivables en el Cesar, que estén amarrados a cadenas de comercialización nacionales o internacionales, que tengan su venta asegurada.  Hay trabajos interesantes ya realizados. El mapa de UPRA sobre vocación del suelo y el estudio de la Secretaría de Agricultura del gobierno pasado sobre vocación productiva departamental, seguramente deben dar luces. Con esos productos identificados, los recursos de investigación y desarrollo del Fondo de Regalías para dicho fin deben volcarse para apoyar esos nuevos productos (aguacate, cannabis medicinal, marañón, ganadería intensiva, cítricos exportables, etc.). Finalmente, y como tercer punto, ese nuevo agro debe tener impreso el nombre de “valor agregado”, y eso se hace pasando necesariamente por la agroindustria. El Gobierno nacional y departamental deben fomentarla, facilitar como dijimos anteriormente la investigación, el desarrollo, la tecnología y los créditos de fomento para incorporar valor agregado en nuestros productos agropecuarios.

Un segundo frente de desarrollo económico en la región tiene que ver con el sector servicios que ha desarrollado Valledupar, en particular en salud y educación. Hemos afirmado que al estar Valledupar en “medio de la nada” es centro de servicios para una serie de municipios cercanos que recorren todo el Cesar, el centro del Magdalena, Sur de Bolívar y Sur de La Guajira, de tal manera que se atiende a una población muy numerosa y no tiene competencia cercana. Por esta razón Valledupar concentra un grupo importante de universidades y de clínicas y servicios médicos.

 Una maestría o especialización que quiera hacer un profesional de El Difícil (Magdalena), de San Juan (La Guajira), Mompox (Bolívar) o Curumaní (Cesar) seguramente van a mirar es hacia Valledupar. O un tratamiento médico u odontológico especializado de estas mismas regiones va a recurrir es a servicios sanitarios en Valledupar.  Por lo tanto, sería muy importante estudiar estos “cluster” y ver cómo mejorarlos, sobre todo el de salud, que está muy concentrado y con problemas de atención y calidad.

Un tercer frente de investigación para construir propuestas y desarrollar acciones y apoyos, es poner en blanco y negro el aporte de la economía creativa – folclórica, cultural, audiovisual, musical, teatro, danzas, artes plásticas, etc.- en la región. Ello pasa por construir inventarios, identificar obstáculos, construir alianzas públicas-privadas, etc. Pero aún más importante es identificar potencialidades y desarrollo de la economía creativa en el departamento. Cuáles son esas potencialidades en términos de empleo, trabajo, emprendimientos, aportes sociales y económicos al territorio. En qué consisten y cómo se pueden desarrollar. “Qué es lo nuevo que hay bajo el sol”.

Una cuarta potencialidad tiene que ver con las energías alternativas. En estos momentos en el departamento se desarrollarán dos proyectos generadores de energía solar muy importantes para el país. Dos preguntas deben resolverse al respecto: ¿esos proyectos se pueden multiplicar? ¿Cuál es el beneficio real para los cesarenses?  ¿Más energía confiable? ¿Más energía barata? Más empleo y acciones de responsabilidad social empresarial por parte de las empresas dueñas. Hay preguntas, faltan respuestas.

Finalmente, nada de este reconstruir mejor es posible sino manejamos de una manera más responsable el medio ambiente. El Cesar es uno de los departamentos más desertificados del país, afectado por el cambio climático, con stress hídrico y con temperaturas crecientes. Los pronósticos del IDEAM es que en 50 años la temperatura puede subir dos grados, aunque parece que ya subieron por los calores intensos que se sufren. Hay que cuidar los ecosistemas existentes en el departamento: páramo, humedales y bosque seco. Si no se protegen no habrá nueva economía agropecuaria, ni nuevos polos de desarrollo locales. Todo dependerá de que cuidemos el medio ambiente.

Estas son las líneas de trabajo que proponemos desde CESORE, para ahondar en el futuro de la región. Hay que estudiarlas y profundizar. Consultar y crear consensos. Pero sobretodo buscar apoyo gubernamental para su análisis y desarrollo. Son opciones para reconstruirnos, pero de una mejor manera que lo que estamos. Para salir de la pandemia y de la dependencia del carbón de manera más sostenible, más incluyente y más democrática. Seguramente hay otras líneas de trabajo que serán bienvenidas. Hay que aprender de ejemplos interesantes a nivel mundial. Territorios carboníferos de Inglaterra, España, Bélgica y Alemania están en plena reconversión económica. Seguramente de ellos podemos aprender.

¿Ahora y todo esto cómo se hace? Se necesitan liderazgos, tanto públicos como privados. La Gobernación del Cesar debería iniciar y patrocinar estudios, debates y construcción de consensos alrededor de estos puntos y de otros más. La sociedad civil y sobre todo la academia deberían ser propositivos al respecto. Hay que construir alianzas público privadas para avanzar, para dialogar, para empezar a identificar salidas.  Pero es menester comenzar ya.

@cesore – cesore.com