En una población del departamento del cesar vivía una joven llamada Andrea quien vivía humildemente con sus padres, Ella estudiaba en la única escuela que había en la población la cual le tocaba caminar mucho para llegar allí.
Había una vez en un reino una pareja que vivían felices por la noticia que le habían dado. La reina pronto tendría una bebe, pasaban los días y todos estaban muy felices hasta que por fin llego el día del nacimiento. La bebe nació el 9 de septiembre, en el parto la reina murió.
(Año 3214, San Francisco, USA). Era un día normal en la vida de Tyrone, un chico de 1 años de edad que soñaba con ser administrador de distritos. Ese mismo día noto su casa algo extraña, ya que esta estaba totalmente pintada con muchos números unos y con números ceros.
Lloraba una niña a la orilla de una isla perdida, alrededor de muchos desastres de barcos. Su familia falleció todos iban en los barcos. Vivió momentos de miedo y angustias al saber que solo ella había quedado viva, fue encontrada por unos animales: un tigre y una mariposa. Quienes decidieron llevarla a su cueva y criarla allí.
Imagina por un momento tener que abandonar tu hogar, ese que te ha visto crecer, dejando todo aquello que a lo largo de tu infancia conoces como tu zona de confort y adentrarte a un lugar completamente diferente ajeno a tus costumbres y allí sí, empezar de cero.
Rosa es una joven que vivía en Makumake y tenía muchos sueños de superación.
En un pueblo llamado Makumake bañado por las cristalinas aguas del rio Guatapurí, había cultivos de limón, mango y plátano.
Hoy contaremos la historia del señor Santiago, un hombre que vivió sumido en la tristeza por más de ocho años, llorando sin consuelo todas las noches a su hijo fallecido por una triste enfermedad.
Hace mucho tiempo en una pequeña comunidad llamada Las Raíces vivían toda clase de personas, uno de ellos era Esteban, o como todos le decían en el pueblo El fantasma de la casa olvidada, su única compañía era un gran perro negro que lo protegía de la mirada curiosa de los vecinos en una calle que parecía ocultar un secreto.
En un pueblo muy lejano vivía una joven muy lindan llamada betel, de 15 años de edad, le gustaba mucho estudiar, era una joven de metas, propósitos y dispuesta a hacer lo que se proponía, claro, si estaba en la voluntad de Dios, ella tenia algo que la identificaba, y era la confianza y la paciencia en Dios, y su lema era “ la confianza en Dios traerá a ti lo que tanto anhelas”.
Esta historia trata de un joven llamado Juan que desde niño creció un barrio muy pobre, en la escuela todos los niños se burlaban de él porque vestidas de una manera muy fea con ropa vieja y dañada lo cual le impedía tener amigos.
Había una vez un mundo que era a blanco y negro, no existían los colores ni fuertes ni claros, en ese lugar solo reinada el negro, gris y el blanco, en este mundo vivía un mago mentiroso, astuto y tramposo al que en sus trucos de magia le pedía a todas las personas mucho dinero […]
Había una vez una hechicera que vivía en un bosque, ella todo lo podía ver o adivinar por medio de su bola de cristal, en el pueblo solía hablarse mucho de ella porque lo adivinaba todo.
Había una vez en un bosque un caimán que le gustaba soñar en grande, una noche mientras dormía soñó que podía nadar, al día siguiente le contó el sueño a su mamá, después se lo contó a su amigo el elefante.
Aquel era un mono alegre, aunque un bromista pesado. Un día vio a un sapo dormido y le canto bien cerquita: de las aves que duermen me gusta el sapo, porque es petizo, gordo, panzón y ñato.
Flora era una planta carnívora, pero carnívora de verdad, que vivía en un supermercado junto al puesto de Paco, su gran amigo carnicero.
Era una vez en un pueblo lejano, existía una mujer poco agraciada físicamente, no era muy afortunada, tenía muchos defectos.
Había una vez una iguana que se llamaba Sarita, pero vivía muy triste en un pueblo llamado Mariangola.
Hace mucho tiempo, en una aldea del oriente de India vivía un campesino apasionado por los cultivos que le ofrecían sus tierras, en cada periodo de recolecta bajaba al pueblo más cercano con el fin de vender sus productos.
En territorios de la antigua Toscana, ciudad perteneciente a la vislúmbrante y gran metrópolis Romana, un anciano llamado Donato, vivía desde su juventud en una pequeña casa junto a un cementerio, en lo alto de una colina.
Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Siento algo cálido y húmedo caer inesperadamente sobre mi frente.