COLUMNA

Salvar la creación y escuchar el grito de la tierra

Sin ser apocalíptico es coherente y urgente salvar la creación y escuchar el grito de la tierra por motivos de sobrevivencia, alerta que no debe cesar, porque esperar que aumente un grado la temperatura sería catastrófic0. ¡El debate está servido sobre la mesa!

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Sin ser apocalíptico es coherente y urgente salvar la creación y escuchar el grito de la tierra por motivos de sobrevivencia, alerta que no debe cesar, porque esperar que aumente un grado la temperatura sería catastrófic0. ¡El debate está servido sobre la mesa!

Pero más espeluznante es el mensaje de la guerra moderna, y no tendrá ganadores, ya que la verdadera muerte podría venir silenciosa y letal, desde el fondo del mar y con tsunamis.

El protagonista de este terror se llama ‘Poseidón’, torpedos con ojiva nuclear para ser lanzados desde submarinos de nueva generación, dotados de una potencia inimaginable que podrían desatar una ola destructiva capaz de devastar ciudades costeras y contaminar puertos durante décadas. 

Un solo Poseidón podría generar un tsunami radioactivo de hasta medio kilómetro de altura, arrasando todo a su paso. Y si esa ola llega a romperse no habrá dónde correr. No habrá búnker que aguante el peso del mar.

Lo que parecía una pesadilla de ciencia ficción o un delirio de propaganda, hoy se discute con rostros pálidos en los sótanos de inteligencia de las grandes potencias. Mientras Occidente se distrae con sanciones y discursos diplomáticos, Rusia ha cambiado las reglas de la física bélica.

Los presagios que lanzan expertos militares no son para estómagos débiles ni hablan de una mera teoría, sino de cálculos escalofriantes. 

El miedo no es infundado. Con una velocidad impresionante y una capacidad para sumergirse hasta 1 km de profundidad, los Poseidón se presentan como armas invulnerables.

La estrategia rusa no se limita a la destrucción directa: es una herramienta disuasoria, diseñada para forzar a sus enemigos a retroceder antes de que se llegue a un conflicto total. El mensaje de Vladimir Putin es claro: si Occidente cruza ciertas líneas, el costo será devastador.

Lo más aterrador no es el torpedo en sí, sino la calma con la que nuestros líderes nos llevan al borde del abismo. Se nos oculta la magnitud real de la amenaza. Se nos dice que “estamos seguros”, mientras en las profundidades del mar se juega ‘al gato y al ratón’ con máquinas capaces de borrar la historia de un solo golpe.

No falta la aversión a la ciencia y el cambio climático de quienes lo catalogan como una estafa de la energía verde, incredulidad que raya con evidencias científicas que muestran un potencial calentamiento global que acabará con la humanidad.

Post Data:

A poco de finalizar 2025 cierro la viralizada columna que firmo todos los miércoles por El Pilón, aguardo 2026 para seguir en la brega periodística con mucha ilusión.

El amor es la llama de la vida y el antídoto que mitiga el dolor, disfruten una navidad cargada de ventura y fervor, y gracias por valorar estas crónicas que despiertan pasión.

Por: Miguel Aroca Yepes.

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