El collage de 2025 describe un planeta convulsionado por conflictos, disrupciones tecnológicas y cambios sociales acelerados que anticipan un mundo en plena reconfiguración, con dos variables sobresalientes: más incierto e interdependiente.
Según las predicciones realizadas por la revista británica The Economist, el presidente Donald Trump es el principal factor disruptivo que moldeó los asuntos globales en 2025, y seguirá siéndolo mientras permanezca en la Casa Blanca. Pese a la importancia de los análisis de The Economist y lo acertado de sus pronósticos, incurre en una omisión al dejar por fuera a Xi Jinping y Vladimir Putin, quienes junto a Trump están reconfigurando el nuevo orden mundial.
Tom Standage, editor de The World Ahead 2026, construyó 10 escenarios para la próxima vigencia. En aras de seguir su materialización, los compilaré en tres tendencias: geopolítica, económica y tecnológica.
En materia geopolítica: un nuevo orden empieza a emerger. Expone cómo la política estadounidense y el desplazamiento de poder hacia Asia reconfiguran el orden mundial. Advierte sobre un posible exceso de confianza del liderazgo chino tras un año económicamente favorable. Anticipa un 2026 marcado por el estancamiento militar y el desgaste interno del régimen ruso, y explora tres escenarios posibles para el Medio Oriente tras la ofensiva en Gaza.
El antiguo orden global basado en reglas seguirá desplazándose y decayendo aún más. Pero las coaliciones del nuevo orden mundial llegarán a nuevos acuerdos en áreas como defensa, comercio y clima. Todo esto supone una prueba particular para Europa: aumentar el gasto en defensa, mantener a Estados Unidos de su lado y permanecer alerta ante los movimientos de Vladimir Putin.
En materia económica: resistencia, vulnerabilidades y riesgos. The Economist advierte que la economía mundial ha demostrado resiliencia, pero enfrenta riesgos derivados de políticas fiscales expansivas, volatilidad financiera, endeudamiento elevado y tensiones comerciales acumuladas. Este contexto alerta que un giro inesperado en las políticas de las principales potencias podría desencadenar nuevos choques en 2026.
En materia de tecnología y futuro de la inteligencia artificial (IA) surge la pregunta: ¿auge, estallido o reacción? ¿Continuará un crecimiento sostenido o estallará la burbuja? Como ocurrió con los ferrocarriles, la electricidad e internet, un colapso no significaría que la tecnología no tenga valor real, pero sí podría tener un gran impacto económico.
En cualquier caso, la preocupación por el impacto de la IA en el empleo, especialmente entre los recién graduados, se profundizará. 2026 será el año en que se distinguirá con mayor claridad el beneficio real de la IA frente a las expectativas infladas. Se avecina una corrección de mercado o surgirá una reacción social y política frente a sus impactos.
De otro lado, en 2026, con un calendario electoral cargado, Brasil, Colombia, Costa Rica, Haití y Perú están convocados a elegir nuevos presidentes en un contexto de fragmentación política, inseguridad y debates ideológicos que reflejan la fluctuación entre propuestas de derecha, centro e izquierda. En ese escenario, Estados Unidos reactiva su trato de “patio trasero” con América Latina, aunque observa con desconfianza la creciente influencia de China en la región.
Muchas gracias a todos los amigos contertulios de esta tribuna de opinión. Mis mejores deseos de salud, prosperidad y la edificación de mejores seres humanos, para construir una sociedad mejor informada y con pensamiento crítico.
Por: Luís Elquis Díaz.





