La problemática del Cesar es doble. De una parte, la epidemia del coronavirus. Implica de un lado una crisis de demanda y por otro lado una crisis de oferta. Crisis que generarán heridas profundas en el tejido social cesarense. El otro problema es la de su principal industria- el carbón- por la caída vertical del precio del petróleo que arrastra la de los otros combustibles.
La problemática del Cesar es doble. De una parte, la epidemia del coronavirus. Implica de un lado una crisis de demanda – los que dejan de trabajar y recibir ingresos y por lo tanto no pueden demandar bienes y servicios- y por otro lado una crisis de oferta – las empresas qué cerraron y por lo tanto dejaron de producir y de ofrecer sus bienes y servicios en el mercado-. Crisis que generarán heridas profundas en el tejido social cesarense.
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El otro problema es la de su principal industria- el carbón- por la caída vertical del precio del petróleo que arrastra la de los otros combustibles. Adicional a la disminución de su consumo por su factor contaminante y generador de CO2, de los 78 dólares que costaba la tonelada/carbón hace un año, pasó a 45 dólares hace 30 días, y hoy está alrededor de 34. El preció cayó un 56% en 12 meses.
Esta segunda crisis afectará el principal ingreso de inversión de municipios y del departamento que son las regalías, amén del desempleo que ya está generando. En ese análisis hay que tener en cuenta adicionalmente dos elementos: cuanto va a durar la caída de los precios y cómo se va a reglamentar la nueva ley de regalías.
Estas dos crisis van a llevar a un problema social inmenso, que se evidenciará en mayor desempleo, pobreza y hambre. Por lo tanto, urge entender los problemas, tener un marco de análisis para poder plantear algunas propuestas con el fin de mitigar sus efectos en la economía y sobre todo en la sociedad.
El primer problema es el relacionado con la salud, la vida e integridad de las personas. Allí está claro lo que hay que hacer por ahora, evitar las muertes, que se hace evitando los contagios y atendiendo de manera adecuada a los enfermos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del gobernador se requiere más disciplina y más, muchas más pruebas. Confinamiento, pruebas y más pruebas es el camino. Hay que seguir con el apoyo a los servidores de la salud y a las instituciones.
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Hay que colaborar con el gobernador y el alcalde, no por ellos, sino por nosotros mismos. Lo que todavía no es claro en el Cesar ni en la capital, es si se ha constituido un equipo de científicos para asesorar a los mandatarios, tanto a nivel médico-epidemiológico, como a nivel económico-social. Si no se ha hecho, allí va la primera recomendación para el gobernador y el alcalde. Hay que aunar fuerzas y apoyarse en los que saben.
Las ayudas sociales del Gobierno nacional van bien orientadas. Familias y Jóvenes en Acción, Colombia Mayor, devolución del IVA e ingreso solidario, esperemos que estén llegando a los que son y qué bueno sería bajarle a tanta publicidad cuando los reparten. No son regalos que dan los funcionarios, es el Estado garantizando el derecho a no tener hambre y a la vida misma, que por constitución debe hacer.
Algo de filantropía se ha visto por parte del sector privado cesarence, más bien poco- regalar camiones de agua medida en litros- debe decirse que no es mucho esfuerzo. Están mucho mejor los litros de leche que se han aportado. Acá hay que insistirle al Gobierno nacional para que sigan llegando los aportes y los pocos privados que sigan ayudando. Nunca será suficiente, ningún Estado por más rico que sea tiene para atender a su población pobre y menos en ésta coyuntura.
La economía cesarence como la de todo el país, sí que está sufriendo. El desempleo como ha venido analizando CESORE, en los últimos años se había deteriorado en demasía ante la falta absoluta de políticas y acciones públicas que por lo menos entendieran la problemática. Muy poco se hizo. Parques y despilfarro fue lo que primó.
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De hecho, se deterioró la red de salud. Los dos primeros meses de este año, siguió deteriorándose el mercado laboral, y la tasa de desempleo era de 17,9 % en febrero, la más alta históricamente de los últimos años y antes de que comenzará la pandemia y la crisis. Lo más grave es que no se visualiza una estrategia para atender dicha problemática y menos un plan de choque. La situación es muy crítica.
Por lo tanto, hay que actuar, que no nos paralice la crisis. Que se pueda pensar para salir de esta coyuntura y mirar el mediano plazo. A las empresas hay que apoyarlas, creemos que por lo menos de tres maneras: una, fortaleciendo gremios como FENALCO, Cámara de Comercio, CAMACOL, Hoteleros, etc., para que estos a su vez, puedan apoyar a sus afiliados en el acceso a las ayudas que está brindando el Gobierno nacional para mantener el tejido empresarial.
El gobernador debe convocar al Comité Integremial si aún no lo ha hecho. A una Mipyme sola le queda muy difícil acceder a las ayudas, pero cuando van como gremio se les facilita más. Incluir a los artistas y a la economía creativa del Cesar. Hay que arañar los recursos nacionales, porque los que tengan mayor capacidad de propuestas son quienes van a acceder a dicha plata.
El otro apoyo es disminuyendo los impuestos, incluida la cuota del registro mercantil. Los impuestos locales se pueden reducir, o aplazar. Las cuotas parafiscales también. Lo que se pueda hacer en lo local, por parte del gobernador, alcalde, Asamblea y Concejo, que se haga de manera inmediata.
Finalmente hay algunas cadenas productivas que si están funcionando y hay que aferrarse a ellas para que no decaigan: alimentos y su transporte, entonces a los campesinos y productores de ese sector tan preciado por la región seguir facilitándoles las ayudas.
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Otro es el sector salud que va a demandar elementos de protección, por ejemplo. Entonces aprovechar el cluster de confecciones que ya existe en Valledupar para que el Gobierno les compre dicho material, que ellos, seguro podrán hacer una reconversión muy fácil hacia ese tipo de nuevos productos. Otro sector es el de la construcción. Se escucha por parte de los constructores la infinita burocracia que deben seguir para poder construir. Eso se puede acelerar alcalde y curadores, para reiniciar proyectos urgentes que inmediatamente movilizan empleo. Llame a los constructores a ver que necesitan.
Las regalías departamentales y municipales van a disminuir notablemente, pero no las de este año. El efecto se verá el año entrante. Los impuestos si van a disminuir este año y por lo tanto el presupuesto de ingresos y gastos departamental y de los municipios será deficitario y habrá que suprimir gastos.
El impuesto de licores y cigarrillos, sin festival vallenato –por lo menos en este semestre- el predial, gasolina, ICA y los otros, claro que se van a ver resentidos por el confinamiento y la cuarentena. Hay que apoyar a los secretarios de Hacienda a pensar que van a hacer. Tenemos en el municipio de Valledupar uno con gran capacidad de entendimiento. Igualmente apoyo merece el secretario departamental. Son las dos personas que van a tener que lidiar con el déficit que se viene.
Por el lado nacional, la situación va a ser igualmente crítica. Recuerden que la reciente reforma tributaria, disminuía los impuestos a las empresas con el fin de aumentar la producción, en visión del Gobierno nacional. Por la actual coyuntura, eso no va a ser posible, todo lo contrario. Entonces tendremos menos producción con menores impuestos. Se tendrá que recurrir a los organismos internacionales, al crédito, etc.
Finalmente, el departamento y el municipio deben asesorarse muy bien para poder avanzar con paso firme en estas aguas turbulentas. ¡Hay que aguantar!
Por: Cesore
La problemática del Cesar es doble. De una parte, la epidemia del coronavirus. Implica de un lado una crisis de demanda y por otro lado una crisis de oferta. Crisis que generarán heridas profundas en el tejido social cesarense. El otro problema es la de su principal industria- el carbón- por la caída vertical del precio del petróleo que arrastra la de los otros combustibles.
La problemática del Cesar es doble. De una parte, la epidemia del coronavirus. Implica de un lado una crisis de demanda – los que dejan de trabajar y recibir ingresos y por lo tanto no pueden demandar bienes y servicios- y por otro lado una crisis de oferta – las empresas qué cerraron y por lo tanto dejaron de producir y de ofrecer sus bienes y servicios en el mercado-. Crisis que generarán heridas profundas en el tejido social cesarense.
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El otro problema es la de su principal industria- el carbón- por la caída vertical del precio del petróleo que arrastra la de los otros combustibles. Adicional a la disminución de su consumo por su factor contaminante y generador de CO2, de los 78 dólares que costaba la tonelada/carbón hace un año, pasó a 45 dólares hace 30 días, y hoy está alrededor de 34. El preció cayó un 56% en 12 meses.
Esta segunda crisis afectará el principal ingreso de inversión de municipios y del departamento que son las regalías, amén del desempleo que ya está generando. En ese análisis hay que tener en cuenta adicionalmente dos elementos: cuanto va a durar la caída de los precios y cómo se va a reglamentar la nueva ley de regalías.
Estas dos crisis van a llevar a un problema social inmenso, que se evidenciará en mayor desempleo, pobreza y hambre. Por lo tanto, urge entender los problemas, tener un marco de análisis para poder plantear algunas propuestas con el fin de mitigar sus efectos en la economía y sobre todo en la sociedad.
El primer problema es el relacionado con la salud, la vida e integridad de las personas. Allí está claro lo que hay que hacer por ahora, evitar las muertes, que se hace evitando los contagios y atendiendo de manera adecuada a los enfermos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del gobernador se requiere más disciplina y más, muchas más pruebas. Confinamiento, pruebas y más pruebas es el camino. Hay que seguir con el apoyo a los servidores de la salud y a las instituciones.
No dejes de leer: Empresas mineras reducen sus actividades por la pandemia del Covid-19
Hay que colaborar con el gobernador y el alcalde, no por ellos, sino por nosotros mismos. Lo que todavía no es claro en el Cesar ni en la capital, es si se ha constituido un equipo de científicos para asesorar a los mandatarios, tanto a nivel médico-epidemiológico, como a nivel económico-social. Si no se ha hecho, allí va la primera recomendación para el gobernador y el alcalde. Hay que aunar fuerzas y apoyarse en los que saben.
Las ayudas sociales del Gobierno nacional van bien orientadas. Familias y Jóvenes en Acción, Colombia Mayor, devolución del IVA e ingreso solidario, esperemos que estén llegando a los que son y qué bueno sería bajarle a tanta publicidad cuando los reparten. No son regalos que dan los funcionarios, es el Estado garantizando el derecho a no tener hambre y a la vida misma, que por constitución debe hacer.
Algo de filantropía se ha visto por parte del sector privado cesarence, más bien poco- regalar camiones de agua medida en litros- debe decirse que no es mucho esfuerzo. Están mucho mejor los litros de leche que se han aportado. Acá hay que insistirle al Gobierno nacional para que sigan llegando los aportes y los pocos privados que sigan ayudando. Nunca será suficiente, ningún Estado por más rico que sea tiene para atender a su población pobre y menos en ésta coyuntura.
La economía cesarence como la de todo el país, sí que está sufriendo. El desempleo como ha venido analizando CESORE, en los últimos años se había deteriorado en demasía ante la falta absoluta de políticas y acciones públicas que por lo menos entendieran la problemática. Muy poco se hizo. Parques y despilfarro fue lo que primó.
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De hecho, se deterioró la red de salud. Los dos primeros meses de este año, siguió deteriorándose el mercado laboral, y la tasa de desempleo era de 17,9 % en febrero, la más alta históricamente de los últimos años y antes de que comenzará la pandemia y la crisis. Lo más grave es que no se visualiza una estrategia para atender dicha problemática y menos un plan de choque. La situación es muy crítica.
Por lo tanto, hay que actuar, que no nos paralice la crisis. Que se pueda pensar para salir de esta coyuntura y mirar el mediano plazo. A las empresas hay que apoyarlas, creemos que por lo menos de tres maneras: una, fortaleciendo gremios como FENALCO, Cámara de Comercio, CAMACOL, Hoteleros, etc., para que estos a su vez, puedan apoyar a sus afiliados en el acceso a las ayudas que está brindando el Gobierno nacional para mantener el tejido empresarial.
El gobernador debe convocar al Comité Integremial si aún no lo ha hecho. A una Mipyme sola le queda muy difícil acceder a las ayudas, pero cuando van como gremio se les facilita más. Incluir a los artistas y a la economía creativa del Cesar. Hay que arañar los recursos nacionales, porque los que tengan mayor capacidad de propuestas son quienes van a acceder a dicha plata.
El otro apoyo es disminuyendo los impuestos, incluida la cuota del registro mercantil. Los impuestos locales se pueden reducir, o aplazar. Las cuotas parafiscales también. Lo que se pueda hacer en lo local, por parte del gobernador, alcalde, Asamblea y Concejo, que se haga de manera inmediata.
Finalmente hay algunas cadenas productivas que si están funcionando y hay que aferrarse a ellas para que no decaigan: alimentos y su transporte, entonces a los campesinos y productores de ese sector tan preciado por la región seguir facilitándoles las ayudas.
Lee también: El mundo registra más de un millón de infectados por coronavirus
Otro es el sector salud que va a demandar elementos de protección, por ejemplo. Entonces aprovechar el cluster de confecciones que ya existe en Valledupar para que el Gobierno les compre dicho material, que ellos, seguro podrán hacer una reconversión muy fácil hacia ese tipo de nuevos productos. Otro sector es el de la construcción. Se escucha por parte de los constructores la infinita burocracia que deben seguir para poder construir. Eso se puede acelerar alcalde y curadores, para reiniciar proyectos urgentes que inmediatamente movilizan empleo. Llame a los constructores a ver que necesitan.
Las regalías departamentales y municipales van a disminuir notablemente, pero no las de este año. El efecto se verá el año entrante. Los impuestos si van a disminuir este año y por lo tanto el presupuesto de ingresos y gastos departamental y de los municipios será deficitario y habrá que suprimir gastos.
El impuesto de licores y cigarrillos, sin festival vallenato –por lo menos en este semestre- el predial, gasolina, ICA y los otros, claro que se van a ver resentidos por el confinamiento y la cuarentena. Hay que apoyar a los secretarios de Hacienda a pensar que van a hacer. Tenemos en el municipio de Valledupar uno con gran capacidad de entendimiento. Igualmente apoyo merece el secretario departamental. Son las dos personas que van a tener que lidiar con el déficit que se viene.
Por el lado nacional, la situación va a ser igualmente crítica. Recuerden que la reciente reforma tributaria, disminuía los impuestos a las empresas con el fin de aumentar la producción, en visión del Gobierno nacional. Por la actual coyuntura, eso no va a ser posible, todo lo contrario. Entonces tendremos menos producción con menores impuestos. Se tendrá que recurrir a los organismos internacionales, al crédito, etc.
Finalmente, el departamento y el municipio deben asesorarse muy bien para poder avanzar con paso firme en estas aguas turbulentas. ¡Hay que aguantar!
Por: Cesore