Féminas asesinadas en nombre del “amor”, porque ese es el argumento que suelen esgrimir sus victimarios cuando son capturados o a través de cartas y mensajes desde la clandestinidad.
El confinamiento por la covid-19 disparó los casos de violencia contra la mujer, de acuerdo a la campaña de Párala Ya del Cesar. Lo peor es que cinco de ellos terminaron en feminicidios y uno en transfeminicidio; así lo registra el Observatorio de Feminicidios de Colombia.
Lee también: Los casos de feminicidio en el Cesar
Uno de estos episodios fue el de Yaiseth Martínez Villarroel, en el municipio de Becerril, a quien su pareja sentimental mató con arma de fuego, sin importarle que conviviera con dos menores de edad. Minutos después, según las autoridades, el hombre de 35 años se disparó, quedando su cuerpo junto al de la mujer en plena sala de la finca llamada San José, ubicada en la vereda Maracas Yoba, parte alta de esta localidad del Cesar.
Ella fue una de las féminas asesinadas en nombre del “amor”, porque ese es el argumento que suelen esgrimir los victimarios cuando son capturados o a través de cartas y mensajes desde la clandestinidad. Otras veces argumentan, con todo el cinismo, que “era tanto el amor que sentían por ellas que preferían verla muertas que con otro porque sencillamente ese inmenso amor no lo podía soportar“.
De acuerdo a la abogada Diana Tovar, de la Comisión Jurídica de la Mesa nacional por el Derecho de las Mujeres a Una Vida Libre de Violencias, el feminicidio es un delito tipo penal autónomo de un sujeto que le quita la vida a alguien por el hecho de ser mujer o por su identidad de género, donde confluyen una serie de factores.
No dejes de leer: La violencia intrafamiliar en tiempos de confinamiento en el Cesar
Unas sufren o están sumidas en la violencia sistemática (que se da por mucho tiempo); otras una violencia estructural (aquella que se lleva a cabo en el marco de relaciones de parejas o al interior de la familia).
De acuerdo con la experta, los principales victimarios de estos hechos son los compañeros permanentes, excompañero sentimental, novio, sicario o delincuencia común. “Hay factores comunes como la discriminación, violencia sistemática, las relaciones de poder y el factor económico en algunos casos”, acotó Tovar.
Por su parte, la psicóloga Angélica Arias, de la campaña Párala Ya del Cesar, aseguró que en el departamento aumentaron los casos de violencia contra mujeres en lo que va corrido del año.
“Fue un hecho notorio en la pandemia; el país tuvo un incremento del 70 %, este año en el Cesar hemos estado colapsadas en atención con más de 50 casos. El detonante fue que las relaciones de familia en el confinamiento tendieron a destruirse porque no se estaba preparado para un confinamiento y quienes ya venían con problemáticas asociadas al manejo de la violencia se incrementaron; hubo mucha agresión y constreñimiento”, señaló.
Al hacer el análisis de estos casos, Arias expresó: “La violencia contra las mujeres desde una perspectiva de género no ha sido asumida responsablemente por el Estado ni por la sociedad como una problemática estructural y seguimos siendo testigos de las agresiones contra las mujeres, pero nos cuesta hacer cambiar este panorama. Existe un mandato de masculinidad, en donde el cumplimiento del canon de ser hombre al transgredirse se altera. Por ejemplo, un hombre se supone que es el que debe dejar a la mujer, pero cuando ocurre a la inversa paga con su vida”.
La Ley 1761 de 2015 o Ley Rosa Elvira Cely tipifica este crimen como un delito autónomo, es clara en que el agresor no puede hacer preacuerdos con la Fiscalía y que la rebaja de pena, en caso de que llegue a aceptar unilateralmente los cargos ante un juez, es mucho más reducida que la de otro crimen.
Te puede interesar: Los feminicidios, un problema de salud pública en el Cesar
La ruta de atención para las mujeres violentadas es acudir a Comisaría de Familia, Policía, URI y Fiscalía.
POR: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN
[email protected]
Féminas asesinadas en nombre del “amor”, porque ese es el argumento que suelen esgrimir sus victimarios cuando son capturados o a través de cartas y mensajes desde la clandestinidad.
El confinamiento por la covid-19 disparó los casos de violencia contra la mujer, de acuerdo a la campaña de Párala Ya del Cesar. Lo peor es que cinco de ellos terminaron en feminicidios y uno en transfeminicidio; así lo registra el Observatorio de Feminicidios de Colombia.
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Uno de estos episodios fue el de Yaiseth Martínez Villarroel, en el municipio de Becerril, a quien su pareja sentimental mató con arma de fuego, sin importarle que conviviera con dos menores de edad. Minutos después, según las autoridades, el hombre de 35 años se disparó, quedando su cuerpo junto al de la mujer en plena sala de la finca llamada San José, ubicada en la vereda Maracas Yoba, parte alta de esta localidad del Cesar.
Ella fue una de las féminas asesinadas en nombre del “amor”, porque ese es el argumento que suelen esgrimir los victimarios cuando son capturados o a través de cartas y mensajes desde la clandestinidad. Otras veces argumentan, con todo el cinismo, que “era tanto el amor que sentían por ellas que preferían verla muertas que con otro porque sencillamente ese inmenso amor no lo podía soportar“.
De acuerdo a la abogada Diana Tovar, de la Comisión Jurídica de la Mesa nacional por el Derecho de las Mujeres a Una Vida Libre de Violencias, el feminicidio es un delito tipo penal autónomo de un sujeto que le quita la vida a alguien por el hecho de ser mujer o por su identidad de género, donde confluyen una serie de factores.
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Unas sufren o están sumidas en la violencia sistemática (que se da por mucho tiempo); otras una violencia estructural (aquella que se lleva a cabo en el marco de relaciones de parejas o al interior de la familia).
De acuerdo con la experta, los principales victimarios de estos hechos son los compañeros permanentes, excompañero sentimental, novio, sicario o delincuencia común. “Hay factores comunes como la discriminación, violencia sistemática, las relaciones de poder y el factor económico en algunos casos”, acotó Tovar.
Por su parte, la psicóloga Angélica Arias, de la campaña Párala Ya del Cesar, aseguró que en el departamento aumentaron los casos de violencia contra mujeres en lo que va corrido del año.
“Fue un hecho notorio en la pandemia; el país tuvo un incremento del 70 %, este año en el Cesar hemos estado colapsadas en atención con más de 50 casos. El detonante fue que las relaciones de familia en el confinamiento tendieron a destruirse porque no se estaba preparado para un confinamiento y quienes ya venían con problemáticas asociadas al manejo de la violencia se incrementaron; hubo mucha agresión y constreñimiento”, señaló.
Al hacer el análisis de estos casos, Arias expresó: “La violencia contra las mujeres desde una perspectiva de género no ha sido asumida responsablemente por el Estado ni por la sociedad como una problemática estructural y seguimos siendo testigos de las agresiones contra las mujeres, pero nos cuesta hacer cambiar este panorama. Existe un mandato de masculinidad, en donde el cumplimiento del canon de ser hombre al transgredirse se altera. Por ejemplo, un hombre se supone que es el que debe dejar a la mujer, pero cuando ocurre a la inversa paga con su vida”.
La Ley 1761 de 2015 o Ley Rosa Elvira Cely tipifica este crimen como un delito autónomo, es clara en que el agresor no puede hacer preacuerdos con la Fiscalía y que la rebaja de pena, en caso de que llegue a aceptar unilateralmente los cargos ante un juez, es mucho más reducida que la de otro crimen.
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La ruta de atención para las mujeres violentadas es acudir a Comisaría de Familia, Policía, URI y Fiscalía.
POR: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN
[email protected]