La covid-19 podría ser un problema a corto plazo para muchas universidades en Colombia, ya que todos los estudiantes que asistían a clases presenciales se han visto sorprendidos, casi que desestabilizados, por esta inesperada situación que cambió su modo de estudio, lo que podría provocar una posible deserción estudiantil ante tamaña adversidad. Ante esta situación, […]
La covid-19 podría ser un problema a corto plazo para muchas universidades en Colombia, ya que todos los estudiantes que asistían a clases presenciales se han visto sorprendidos, casi que desestabilizados, por esta inesperada situación que cambió su modo de estudio, lo que podría provocar una posible deserción estudiantil ante tamaña adversidad.
Ante esta situación, el estado colombiano en conjunto con las universidades han creado diferentes herramientas para mitigar este flagelo, con acciones cómo las establecidas en la Circular 19, del 14 de marzo del 2020 y la Directiva 04, del 22 de marzo del 2020, emitidas por Ministerio de Educación Nacional, con orientación para las instituciones de educación superior, más los esfuerzos de cada una de las universidades en el país.
Frente a esta nueva realidad académica existen varios puntos de vista entre los estudiantes. Por un lado, está el estudiante que manifiesta no estar satisfecho
con las metodologías implementadas por sus instituciones académicas, lo que posiblemente se verá reflejado en bajas calificaciones. Otros alegan que si el pago fue por clases presenciales, estas deben incluir ese factor humano esencial para aprender. Sin embargo, ambas posturas olvidan las funciones del estudiante de ser capaz de dirigirse, evaluarse, monitorearse, tener habilidades de autoaprendizaje, que le permitan aprender para toda la vida, saber resolver problemas, ser empático, flexible, creativo y responsable. Con esta definición nos damos cuenta, que no es el método de estudio, sino el estudiante, quien determina que tanto está dispuesto a aportar en su vida estudiantil.
Los cambios en el proceso de enseñanza- aprendizaje son evidentes, ya que la metodología de las clases presenciales permite que el docente explique los temas colocando todo su empeño y creatividad para que sus alumnos aprendan. Entender o no el tema se debe resolver en el momento.
Por otra parte, en las clases virtuales el procedimiento es diferente. Aquí el docente envía con antelación el tema a tratar en la siguiente clase y el estudiante se ve obligado a leer e investigar sobre dicho tema, para poder debatirlo en su momento, y es donde el docente comprueba si el estudiante maneja el tema o no y tiene la oportunidad de explicárselo y perfeccionar el aprendizaje. Aquí el aporte del estudiante es fundamental para el desarrollo de la clase y hasta podría ser más efectivo el aprendizaje, con mayor motivación.
Por lo tanto, podríamos decir que quien de forma independiente lee e investiga es quien aprende, gana la asignatura, pasa el semestre sin perder materias y se gradúa en el tiempo estipulado. En mi caso debo decir, que con las clases virtuales he profundizado más sobre los temas estudiados y mi motivación consiste en no perder de vista mi objetivo general: graduarme en Derecho y ser un excelente abogado.
Sí comparamos el estudio de modo presencial, con el estudio de modo virtual o a distancia, encontraremos que, si bien la mayoría de universidades son de modalidad presencial, también son muchas las que enseñan de forma virtual, a distancia y semipresencial, tales como, la Corporación Universitaria Rémington (Uniremington), Universidad De Antioquia, Universidad De La Sabana, Universidad De San Buenaventura, Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Universidad EAN, Instituto Universitario Politécnico Gran Colombiano y La Fundación Universitaria del Área Andina. Si bien podemos ver, son muchos los egresados de estas universidades que hoy gozan de un título universitario en diferentes carreras, y es porque sí es posible cursar una carrera de un modo diferente al presencial, de manera exitosa.
Con esto nos damos cuenta, que el mundo de la virtualidad no es algo nuevo ni negativo. Estamos viviendo en estos momentos las distintas fases de una técnica en desarrollo, y que por cosas del destino y no por voluntad propia, sino por necesidad, se nos introdujo en esta nueva era del aprendizaje y las relaciones, un poco antes de lo previsto, puesto que a la final es lo que veremos en un futuro no muy lejano: todo se hará por internet.
Para terminar, invito a aquellos estudiantes y compañeros que están pensando en desistir y cancelar el semestre siguiente, a que analicen y se amolden a la situación incierta que estamos viviendo, para que no se atrasen en sus estudios y los puedan terminar en el tiempo que ya tenían previsto, aprovechando las ventajas que nos ofrece esta situación de confinamiento obligatorio y verlo no como un obstáculo sino como una oportunidad única de fortalecer su proceso académico y su formación como profesionales y no esperar a que la situación se normalice para continuar con su proceso de desarrollo, porque como ya hemos visto, el futuro es hoy.
La covid-19 podría ser un problema a corto plazo para muchas universidades en Colombia, ya que todos los estudiantes que asistían a clases presenciales se han visto sorprendidos, casi que desestabilizados, por esta inesperada situación que cambió su modo de estudio, lo que podría provocar una posible deserción estudiantil ante tamaña adversidad. Ante esta situación, […]
La covid-19 podría ser un problema a corto plazo para muchas universidades en Colombia, ya que todos los estudiantes que asistían a clases presenciales se han visto sorprendidos, casi que desestabilizados, por esta inesperada situación que cambió su modo de estudio, lo que podría provocar una posible deserción estudiantil ante tamaña adversidad.
Ante esta situación, el estado colombiano en conjunto con las universidades han creado diferentes herramientas para mitigar este flagelo, con acciones cómo las establecidas en la Circular 19, del 14 de marzo del 2020 y la Directiva 04, del 22 de marzo del 2020, emitidas por Ministerio de Educación Nacional, con orientación para las instituciones de educación superior, más los esfuerzos de cada una de las universidades en el país.
Frente a esta nueva realidad académica existen varios puntos de vista entre los estudiantes. Por un lado, está el estudiante que manifiesta no estar satisfecho
con las metodologías implementadas por sus instituciones académicas, lo que posiblemente se verá reflejado en bajas calificaciones. Otros alegan que si el pago fue por clases presenciales, estas deben incluir ese factor humano esencial para aprender. Sin embargo, ambas posturas olvidan las funciones del estudiante de ser capaz de dirigirse, evaluarse, monitorearse, tener habilidades de autoaprendizaje, que le permitan aprender para toda la vida, saber resolver problemas, ser empático, flexible, creativo y responsable. Con esta definición nos damos cuenta, que no es el método de estudio, sino el estudiante, quien determina que tanto está dispuesto a aportar en su vida estudiantil.
Los cambios en el proceso de enseñanza- aprendizaje son evidentes, ya que la metodología de las clases presenciales permite que el docente explique los temas colocando todo su empeño y creatividad para que sus alumnos aprendan. Entender o no el tema se debe resolver en el momento.
Por otra parte, en las clases virtuales el procedimiento es diferente. Aquí el docente envía con antelación el tema a tratar en la siguiente clase y el estudiante se ve obligado a leer e investigar sobre dicho tema, para poder debatirlo en su momento, y es donde el docente comprueba si el estudiante maneja el tema o no y tiene la oportunidad de explicárselo y perfeccionar el aprendizaje. Aquí el aporte del estudiante es fundamental para el desarrollo de la clase y hasta podría ser más efectivo el aprendizaje, con mayor motivación.
Por lo tanto, podríamos decir que quien de forma independiente lee e investiga es quien aprende, gana la asignatura, pasa el semestre sin perder materias y se gradúa en el tiempo estipulado. En mi caso debo decir, que con las clases virtuales he profundizado más sobre los temas estudiados y mi motivación consiste en no perder de vista mi objetivo general: graduarme en Derecho y ser un excelente abogado.
Sí comparamos el estudio de modo presencial, con el estudio de modo virtual o a distancia, encontraremos que, si bien la mayoría de universidades son de modalidad presencial, también son muchas las que enseñan de forma virtual, a distancia y semipresencial, tales como, la Corporación Universitaria Rémington (Uniremington), Universidad De Antioquia, Universidad De La Sabana, Universidad De San Buenaventura, Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Universidad EAN, Instituto Universitario Politécnico Gran Colombiano y La Fundación Universitaria del Área Andina. Si bien podemos ver, son muchos los egresados de estas universidades que hoy gozan de un título universitario en diferentes carreras, y es porque sí es posible cursar una carrera de un modo diferente al presencial, de manera exitosa.
Con esto nos damos cuenta, que el mundo de la virtualidad no es algo nuevo ni negativo. Estamos viviendo en estos momentos las distintas fases de una técnica en desarrollo, y que por cosas del destino y no por voluntad propia, sino por necesidad, se nos introdujo en esta nueva era del aprendizaje y las relaciones, un poco antes de lo previsto, puesto que a la final es lo que veremos en un futuro no muy lejano: todo se hará por internet.
Para terminar, invito a aquellos estudiantes y compañeros que están pensando en desistir y cancelar el semestre siguiente, a que analicen y se amolden a la situación incierta que estamos viviendo, para que no se atrasen en sus estudios y los puedan terminar en el tiempo que ya tenían previsto, aprovechando las ventajas que nos ofrece esta situación de confinamiento obligatorio y verlo no como un obstáculo sino como una oportunidad única de fortalecer su proceso académico y su formación como profesionales y no esperar a que la situación se normalice para continuar con su proceso de desarrollo, porque como ya hemos visto, el futuro es hoy.