Abel Antonio grabó su primer acetato en 1944, un 78 rpm que contenía la puya Mi negra y el paseo-son Catalina. Lo hizo en Foto Velasco, de Barranquilla, y fue prensado por el sello Odeón, en Chile. De este hecho significativo, el juglar decía: “Después de haber salido de Santa Inés”.
‘La Loba Ceniza’, la primera composición del maestro Leandro Díaz.
Abel Antonio argumentaba que las piquerias que por un tiempo tuvo con Luis Enrique fueron producto de malos consejos que este recibió.
No bien había amanecido cuando a través del hilo telefónico me dieron la noticia del atentado contra él, a quien sus asesinos a mansalva y amparados en la penumbra de la hora esperaron en las inmediaciones de su casa.
En la obra de 177 páginas se resaltan sucesos personales, profesionales y musicales del maestro, entre ellos, la historia de su icónica canción ‘La muerte de Abel Antonio’.
A Jorge Oñate, su carácter de vanguardista al cantar le permitió crear una escuela a la que han pertenecido vocalistas de la importancia de Iván Villazón.
Abel Antonio, frente a la intensión racial insultante de llamarlo negro, creó un discurso compuesto por dos argumentos. El primero fue autodenominarse negro, lo que encontramos en varias canciones de su autoría. Y el segundo, de fino.
En la música vallenata morirse es vivir más, la frase es del periodista Ernesto McCausland, que desde hacía mucho tiempo conocía Abel Antonio Villa, con la diferencia de que el primero la puso en contexto mediante una publicación escrita, mientras que el otro lo hizo cantando.
Los hermanos Támara cimentaron con su acordeón bases importantes de lo que llamamos música vallenata. Un alumno aventajado de Porfirio y Gilberto, que tomó elementos del estilo de ellos, Abel Antonio Villa, considerado un juglar del vallenato, representó la trascendencia musical que tuvieron los hijos de Candelaria, Eugenia y José Eugenio.
En 1974, Emiliano Zuleta Díaz y su conjunto, cantando Tomás Alfonso Zuleta Díaz, grabaron la canción ‘Candelaria’.