COLUMNA

La salud mental y la música vallenata

Por invitación de la Fundación Filarmónica del Cesar que dirige Samy Sarabia, la médica Luciana Restrepo Atuesta, especialista en Salud Mental, presentó el viernes anterior (14/11/2025) la conferencia «Salud Mental, Cultura y Música Vallenata».

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Por invitación de la Fundación Filarmónica del Cesar que dirige Samy Sarabia, la médica Luciana Restrepo Atuesta, especialista en Salud Mental, presentó el viernes anterior (14/11/2025) la conferencia «Salud Mental, Cultura y Música Vallenata». Fue una conversación abierta entre palabras, acordes y sentidos; en los interludios sonaron notas del acordeón de Jailin Atuesta Salas para enfatizar las canciones mencionadas en el texto. Les comparto la siguiente reseña.

En una época en la que los trastornos en la salud mental se han vuelto habituales en el discurso social y mediático —a diario se ven noticias sobre estrés, depresión, suicidio y violencia—, se hace necesario volver la mirada hacia la prevención, el autocuidado y la comprensión integral de nuestra salud. No solo desde el discurso clínico o técnico, sino también desde lo cotidiano, en aquello que nos vincula con el disfrute, la identidad y la emoción.

En ese sentido, es vital recordar que la vida ocurre más allá del trabajo y las obligaciones. Permitirse disfrutar de lo que nos gusta, conectarnos con la cultura, la música y las tradiciones, no es solo un acto de placer, sino una herramienta poderosa de protección emocional. Quienes trabajan en el ámbito de la salud conocen dos frases, que a menudo socializan, pero raramente se practican: primera, “el que solo de medicina sabe, ni de medicina sabe”, que invita a valorar y a nutrirnos de otras áreas del conocimiento y del goce humano; la segunda, proveniente de la OMS: “No hay salud sin salud mental”, nos recuerda que la salud no es solo ‘ausencia de enfermedad’, sino un estado integral de bienestar físico, emocional, social y espiritual.

De ahí que debamos entender la salud mental como un componente esencial del tejido social en todos los ámbitos, un espejo que refleja el estado de nuestras comunidades. Estamos, en muchos sentidos, ante una sociedad herida que debe sanar, empezando por su mundo interno.

«Música y salud mental: El vallenato como terapia cultural». La música es una herramienta ancestral de regulación emocional, que funciona como catalizador, espejo y refugio. Nos permite poner en palabras y sonidos aquello que a veces no sabemos nombrar. Cuando experimentamos un malestar difuso que nos cuesta reconocer, una canción puede ayudar a identificar esa emoción y gestionarla. La música nos lleva a conectar con nuestras emociones desde un lugar seguro, esto tiene un enorme poder terapéutico.

Desde la perspectiva cultural, el vallenato —y en general la música tradicional— refuerza lazos sociales y afectos compartidos de la identidad colectiva. La nostalgia, por ejemplo, es una de las emociones más complejas y terapéuticas. Tiene un poder integrador: nos conecta con nuestro pasado y fortalece el presente. El vallenato, al ser un género especialmente narrativo, está impregnado de una función evocadora. El vallenato, en tanto «Patrimonio Inmaterial de la Humanidad», no es solo un género musical, es también una forma de estar en el mundo, de narrarse, de sanar.

Por Jose Atuesta Mindiola

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