Por: Hernán Maestre Martínez Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y Conservemos las cuencas de los ríos Guatapuri y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para vida en Valledupar, La Paz y San Diego. Frente a la depredación ecológica y la situación de pobreza extrema en […]
Por: Hernán Maestre Martínez
Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y Conservemos las cuencas de los ríos Guatapuri y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para vida en Valledupar, La Paz y San Diego.
Frente a la depredación ecológica y la situación de pobreza extrema en que vive el 22% de los habitantes de nuestro planeta, la idea de desarrollo sostenible se está orientando mundialmente hacia el objetivo central de mejorar y democratizar las condiciones y la calidad de vida de todos los seres humanos, en armonía y respeto con el medio ambiente.
Si el criterio que nos orienta es lograr el beneficio de todos, se hace necesario aceptar la pluralidad que este concepto conlleva, ya que la percepción de los parámetros de bienestar difieren de una sociedad a otra, de un grupo a otro de un individuo a otro y es por ello que debe tenerse en cuenta el consenso en la pluralidad y la diversidad, principio que requiere proyectar acciones colectivas participantes, que permitan equilibrar las diversas corrientes y criterios frente al tema. Esto en razón de que los seres humanos tenemos diversas maneras de percibir la realidad y, en consecuencia, de entender el desarrollo. La variedad de culturas, creencias, hábitos y cosmovisiones que nos rigen, junto con el nivel de democracia, de distribución de la riqueza y los avances científicos del país que se habita, determinan necesidades, enfoques y prioridades, opuestas y comunes.
Por ejemplo, mientras que el documento final de la Conferencia de las Naciones Unidas, Rio+20 del 2012, reafirma la renovación de los compromisos políticos globales para enfrentar el cambio climático, erradicar la pobreza extrema, impulsar la economía verde y se destaca la participación de los pueblos indígenas en el logro del desarrollo sostenible, en Colombia, el Gobierno Nacional decide el destino de la explotación minera sin una abierta consulta con la población afectada y con el país en general.
Si se le pregunta a un indígena sobre el tema, dirá que la tierra es sagrada y debe conservarse intacta; a su vez, los ambientalista se manifestaran en relación con las consecuencias y el maltrato al medio ambiente y los mineros enfocaran la explotación minera como la representación de un salario mínimo quizás, pero con el cual logran mantener a medias a sus familias. Desde su perspectiva las multinacionales de la minería consideran la tierra colombiana como fuente de riqueza y el Gobierno colombiano piensa que la explotación minera es una importante locomotora de desarrollo para el país, sin tomar en consideración la equidad social.
Especialista en Gestión Ambiental
Por: Hernán Maestre Martínez Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y Conservemos las cuencas de los ríos Guatapuri y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para vida en Valledupar, La Paz y San Diego. Frente a la depredación ecológica y la situación de pobreza extrema en […]
Por: Hernán Maestre Martínez
Valledupar, Ciudad Ecológica de Colombia. Recuperemos y Conservemos las cuencas de los ríos Guatapuri y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse Los Besotes sea una realidad, es agua para vida en Valledupar, La Paz y San Diego.
Frente a la depredación ecológica y la situación de pobreza extrema en que vive el 22% de los habitantes de nuestro planeta, la idea de desarrollo sostenible se está orientando mundialmente hacia el objetivo central de mejorar y democratizar las condiciones y la calidad de vida de todos los seres humanos, en armonía y respeto con el medio ambiente.
Si el criterio que nos orienta es lograr el beneficio de todos, se hace necesario aceptar la pluralidad que este concepto conlleva, ya que la percepción de los parámetros de bienestar difieren de una sociedad a otra, de un grupo a otro de un individuo a otro y es por ello que debe tenerse en cuenta el consenso en la pluralidad y la diversidad, principio que requiere proyectar acciones colectivas participantes, que permitan equilibrar las diversas corrientes y criterios frente al tema. Esto en razón de que los seres humanos tenemos diversas maneras de percibir la realidad y, en consecuencia, de entender el desarrollo. La variedad de culturas, creencias, hábitos y cosmovisiones que nos rigen, junto con el nivel de democracia, de distribución de la riqueza y los avances científicos del país que se habita, determinan necesidades, enfoques y prioridades, opuestas y comunes.
Por ejemplo, mientras que el documento final de la Conferencia de las Naciones Unidas, Rio+20 del 2012, reafirma la renovación de los compromisos políticos globales para enfrentar el cambio climático, erradicar la pobreza extrema, impulsar la economía verde y se destaca la participación de los pueblos indígenas en el logro del desarrollo sostenible, en Colombia, el Gobierno Nacional decide el destino de la explotación minera sin una abierta consulta con la población afectada y con el país en general.
Si se le pregunta a un indígena sobre el tema, dirá que la tierra es sagrada y debe conservarse intacta; a su vez, los ambientalista se manifestaran en relación con las consecuencias y el maltrato al medio ambiente y los mineros enfocaran la explotación minera como la representación de un salario mínimo quizás, pero con el cual logran mantener a medias a sus familias. Desde su perspectiva las multinacionales de la minería consideran la tierra colombiana como fuente de riqueza y el Gobierno colombiano piensa que la explotación minera es una importante locomotora de desarrollo para el país, sin tomar en consideración la equidad social.
Especialista en Gestión Ambiental