Honestamente no conocíamos del asunto de la nueva Ruta de la Seda, pero sin lugar a dudas es el tema de actualidad, dadas las circunstancias. ¿Cuáles? Pues la guerra comercial que unilateralmente Trump le ha declarado al mundo, y que nos obliga a buscar otros socios comerciales, para no depender exclusivamente de los EE. UU.
La ruta de la seda era el mercado histórico que China aperturó para el comercio de dicho producto, y que hoy el gigante asiático quiere establecer con Sudamérica. Pero, ¿qué tiene China para ofrecernos? Muchos productos, por ejemplo: tecnología, infraestructura ferroviaria, fibra óptica, etc. Y, ¿qué podríamos ofrecerle nosotros? Materias primas, café, y frutos tropicales, carne bovina y porcina, níquel, oro y esmeraldas entre otros productos. Luego el intercambio comercial se muestra interesante.
Desde luego que a Mr. Trump no le va a gustar que Colombia realice negocios con China, su enemigo comercial, y muy seguramente nos quitará las ayudas que nos viene dando en apoyo a la guerra contra el narcotráfico, financiación de proyectos, etc., pero lo cierto es que la ayuda recibida del Tío Sam, se invierten en beneficio mutuo, pues el tráfico de narcóticos es un problema común, que nos afecta por igual, y de otra parte, dichas ayudas no pueden, ni deben, quitarnos el derecho soberano de establecer relaciones comerciales con otros países, más cuando las condiciones de intercambio resultan ser más favorables a nuestros intereses.
Ahora bien, no se trata de hacer de lado a nuestro principal socio comercial, de lo que se trata es de diversificar, para que no dependamos de un solo mercado, y tener la opción de escoger los términos de la negociación que nos resulte de mayor beneficio.
En síntesis, son más las ventajas que las desventajas derivadas de los acuerdos de Colombia con China, que, insistimos, se circunscribe exclusivamente al campo comercial; y surgen de la guerra comercial iniciada por los EE. UU., quien tomará, sin lugar a dudas, represalias contra Colombia, con lo que solo logrará que se fortalezcan los incipientes acercamientos con el gigante asiático, que dicho sea de paso está dando cátedra en materia de relaciones diplomáticas, y ganando socios en todo el planeta. ¡Amanecerá y veremos!
La frase de cierre: “El éxito o el fracaso del terrorismo depende, pues, de nosotros. Si permitimos que nuestra imaginación caiga presa de los terroristas y después reaccionamos de manera exagerada ante nuestros propios temores, el terrorismo triunfará. Si liberamos nuestra imaginación de los terroristas y reaccionamos de una manera equilibrada y fría, el terrorismo fracasará”. Autor: Yuval Noah Harari. Obra: 21 Lecciones para el Siglo XXI. Página 189.
Por: Darío Arregocés Baute / darioarregoces2308@hotmail.com












