Desde el 15 de marzo de este año, cuando lanzó su propuesta en Cali, el debate no ha parado, generando todo tipo de controversias....
El nuevo embeleco de Gustavo Petro es una Constituyente, a pesar de que en campaña juró y rejuró que no haría tal cosa. Desde el 15 de marzo de este año, cuando lanzó su propuesta en Cali, el debate no ha parado, generando todo tipo de controversias. El presidente, al notar el descontento, hábilmente, ha ido cambiando de posición, tratando de suavizar su capricho de cambiar la Constitución del 91, aunque el M-19 que tanto ama participó en su elaboración. Primero dijo que había que convocar una Asamblea Nacional Constituyente, luego dijo que un referendo y ahora, quiere meternos la Constituyente a través de los acuerdos de paz, algo que calificó el expresidente Santos como un absurdo; por último, sale con que él no ha hablado de Asamblea Constituyente que es una invención de los medios, que él está hablando es de “poder constituyente”, en fin, está tan enredado que ya ni sabe lo que dice.
Pero ¿qué hay detrás de la tal Constituyente? Es simple, moldear el orden constitucional para hacerlo al acomodo de la izquierda, buscando ampliar el mandato del presidente Petro dos años más, como afirmó el representante David “doble” Racero o, algo aún peor, una reelección según declaraciones de la senadora Isabel Zuleta. De paso, centrar el debate en hacer una nueva Constitución para desviar la atención de los graves y numerosos problemas reales del país. Pero hay voces que han ido más allá, el exfiscal Luis Eduardo Montealegre, dijo sin miedo y con un descaro descomunal que la propuesta del presidente Gustavo Petro de convocar una Constituyente por decreto es totalmente “legítima”, una verdadera locura, a sabiendas de que una Constituyente para que sea viable debe tramitar una ley en el Congreso, en el que no tiene mayoría, ir después a la corte Constitucional, donde también se la pueden tumbar, para después, en referendo, buscar más de 13 millones de votos, algo prácticamente imposible con los niveles de popularidad del presidente y su gobierno, envuelto, cada día más, en escándalos de toda índole, principalmente de corrupción y falta de ejecución. Por eso quieren apuntarle a un decretazo.
El constitucionalista Rodrigo Uprimmy, considera que en este momento una Constituyente, es una idea “innecesaria, improvisada, inoportuna, contradictoria, ambigua y riesgosa”. Además, sería echarle más leña al fuego, con más divagaciones que no resuelven los problemas de fondo de la gente. Petro no ha entendido que obtuvo el mandato para gobernar y brindar soluciones, pero se ha dedicado a la retórica y a dividir al país, en eso, ha ocupado la mitad de su mandato. Lo que viene no es fácil, el gobierno se va a jugar todo a medida que vaya finalizando el mandato, nada les cuesta salir con cualquier otra locura para cambiar una Constitución que es de las más garantistas y modernas del mundo, necesita ajustes, claro que sí, pero eso se debe tramitar con el Congreso, de lo contrario sería abrir la caja de Pandora, una decisión que no se sabe a dónde puede llevar a Colombia.
Por: JACOBO SOLANO C.*/ @JACOBOSOLANOC
Desde el 15 de marzo de este año, cuando lanzó su propuesta en Cali, el debate no ha parado, generando todo tipo de controversias....
El nuevo embeleco de Gustavo Petro es una Constituyente, a pesar de que en campaña juró y rejuró que no haría tal cosa. Desde el 15 de marzo de este año, cuando lanzó su propuesta en Cali, el debate no ha parado, generando todo tipo de controversias. El presidente, al notar el descontento, hábilmente, ha ido cambiando de posición, tratando de suavizar su capricho de cambiar la Constitución del 91, aunque el M-19 que tanto ama participó en su elaboración. Primero dijo que había que convocar una Asamblea Nacional Constituyente, luego dijo que un referendo y ahora, quiere meternos la Constituyente a través de los acuerdos de paz, algo que calificó el expresidente Santos como un absurdo; por último, sale con que él no ha hablado de Asamblea Constituyente que es una invención de los medios, que él está hablando es de “poder constituyente”, en fin, está tan enredado que ya ni sabe lo que dice.
Pero ¿qué hay detrás de la tal Constituyente? Es simple, moldear el orden constitucional para hacerlo al acomodo de la izquierda, buscando ampliar el mandato del presidente Petro dos años más, como afirmó el representante David “doble” Racero o, algo aún peor, una reelección según declaraciones de la senadora Isabel Zuleta. De paso, centrar el debate en hacer una nueva Constitución para desviar la atención de los graves y numerosos problemas reales del país. Pero hay voces que han ido más allá, el exfiscal Luis Eduardo Montealegre, dijo sin miedo y con un descaro descomunal que la propuesta del presidente Gustavo Petro de convocar una Constituyente por decreto es totalmente “legítima”, una verdadera locura, a sabiendas de que una Constituyente para que sea viable debe tramitar una ley en el Congreso, en el que no tiene mayoría, ir después a la corte Constitucional, donde también se la pueden tumbar, para después, en referendo, buscar más de 13 millones de votos, algo prácticamente imposible con los niveles de popularidad del presidente y su gobierno, envuelto, cada día más, en escándalos de toda índole, principalmente de corrupción y falta de ejecución. Por eso quieren apuntarle a un decretazo.
El constitucionalista Rodrigo Uprimmy, considera que en este momento una Constituyente, es una idea “innecesaria, improvisada, inoportuna, contradictoria, ambigua y riesgosa”. Además, sería echarle más leña al fuego, con más divagaciones que no resuelven los problemas de fondo de la gente. Petro no ha entendido que obtuvo el mandato para gobernar y brindar soluciones, pero se ha dedicado a la retórica y a dividir al país, en eso, ha ocupado la mitad de su mandato. Lo que viene no es fácil, el gobierno se va a jugar todo a medida que vaya finalizando el mandato, nada les cuesta salir con cualquier otra locura para cambiar una Constitución que es de las más garantistas y modernas del mundo, necesita ajustes, claro que sí, pero eso se debe tramitar con el Congreso, de lo contrario sería abrir la caja de Pandora, una decisión que no se sabe a dónde puede llevar a Colombia.
Por: JACOBO SOLANO C.*/ @JACOBOSOLANOC