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Medio Ambiente - 10 agosto, 2019

“La ciudad no respeta a los recicladores”

Según los expertos, solo se potencializará el aprovechamiento de los residuos cuando se entienda la importancia de separar en la fuente. Sin embargo, para ser sostenibles ambientalmente no basta con reciclar: urge empezar a reducir el consumo de residuos sólidos.

‘Por el medio ambiente, todos a reciclar’, fue el nombre del foro que realizó EL PILÓN en la Fundación del Área Andina el viernes en la mañana.

FOTO: SERGIO MCGREEN
‘Por el medio ambiente, todos a reciclar’, fue el nombre del foro que realizó EL PILÓN en la Fundación del Área Andina el viernes en la mañana. FOTO: SERGIO MCGREEN

El reciclaje no es la salvación, pero sí la senda para reducir las afectaciones al medio ambiente, producto de los excesos en la producción y consumo de residuos sólidos.

En ese trabajo, los recicladores de profesión aparecen con mérito propio, aunque no se respete su trabajo. Esta fue una de las principales conclusiones del foro ‘Por el medio ambiente, todos a reciclar’, que realizó EL PILÓN en la Fundación Universitaria del Área Andina ayer.

Como negocio, el reciclaje no es auto sostenible. Por eso los recicladores de oficio, que dependen únicamente de los ingresos de la recolección y venta de residuos, fueron considerados por la Corte Constitucional como vulnerables. “Al tema del reciclaje para que funcione toca inyectarle dinero”, reconoció Fray Orozco, supervisor de gestión ambiental de Drummond.

Adalberto Vázques, uno de los fundadores de Coorrenacer, la cooperativa de reciclaje más antigua de Valledupar. FOTO: SERGIO MCGREEN

Además de la inestabilidad y los limitados ingresos que perciben los recicladores, que en Valledupar no superan el promedio de $600.000 mensuales, los proyectos de aprovechamiento y recolección necesitan de la inyección constante de dinero para ser sostenibles. “Este no es un trabajo para hacerse rico o generar muchas ganancias, es un compromiso y un deber”, agregó Adalberto Vásquez, representante de Coorrenacer, la primera cooperativa de reciclaje fundada en Valledupar.

Lee también: La urgencia de direccionar la ciudad hacia el reciclaje

PRODUCTIVIDAD

Antes del paso de la empresa de aseo por la ciudad, Interaseo, que recoge en promedio 500 toneladas de residuos diarios, los recicladores de las cuatro cooperativas de Valledupar (Coorrenacer, Fundación Biomundo, Coomarsa, Coomservar) caminan las cinco comunas de la ciudad con rutas similares, con el fin de recoger los residuos que se puedan aprovechar. Sin embargo, su principal obstáculo es la no separación de la fuente.

Por eso, para Cristian Díaz, decano de la Fundación Universitaria del Área Andina, la ciudad no valora el trabajo de los recolectores.

“Irrespetamos a los recicladores, porque no hacemos una correcta separación en la fuente. Segundo, no lo respetamos porque creemos que todo es susceptible de reciclar y los irrespetamos porque no les disponemos los residuos de manera limpiar”, expresó el decano por los casos donde los recicladores se cruzan con desechos peligrosos como pañales, vidrios, venenos, entre otros.

En ese sentido, la productividad del reciclador depende de la separación desde la fuente: separar la basura de lo aprovechable. Por la escaza separación, por ejemplo, en Colombia solo se recicla el 31 % de las botellas PET que salen al mercado. Hasta 100 años puede tardar en reciclarse una botella en los rellenos. Si se entierra puede tardar casi 40 años.

El director del relleno sanitario de Valledupar, Bissmarck Pedrozo, señala que la clave está en diferenciar los residuos antes de destinarlos al carro de aseo: allí se convierte en basura.

Lee también: ¿Cómo logró el Areandina reducir su producción de papel?

Durante las exposiciones del foro se puso en contexto la reglamentación de Ciudad de México. La capital del país centroamericano produce alrededor de 12.000 toneladas de residuos diarios, seis veces más que Bogotá. Para facilitar el trabajo de los recicladores, las autoridades establecieron sanciones con multas económicas de 10 a 150 salarios mínimos a las personas que no separen correctamente la basura.

En Colombia el Código de Policía en su Artículo 111 de comportamientos contrarios a la limpieza sanciona sacar la basura en horarios no autorizados y arrojar residuos sólidos en espacios públicos.

“Tenemos muchísimas leyes que regulan esto, Colombia es el país que más leyes produce al año. Podemos poner diez corporaciones en el departamento, multiplicar la fuerza pública, pero si actuamos como el ratón escondido vamos a seguir causando los mismos problemas”, aseguró el director de Corpocesar, Julio Suárez.

ENEMIGOS PELIGROSOS

“¿Por qué después de usarlos convertimos a los residuos en nuestros enemigos?”. Con esa pregunta cerró su intervención Suárez, en relación a la disposición de los residuos una vez termina su uso. Justo, el plástico es uno de los más usados.

En los empaques, la construcción, envases, bolsas, transporte, juguetes. La industria gira alrededor del plástico, asegura el decano Cristian Díaz. “A veces satanizamos ciertos productos, pero en mi concepto los plásticos son necesarios desde la lógica industrial, lo que ocurre es que hacemos una inadecuada gestión del residuo”, dice.

En el 2013, en Tamalemeque muchas personas se sorprendieron cuando vieron a más de 30 mujeres revisando en las canecas de las basuras, recogiendo botellas botadas en la orilla del río y trayendo sacos de plástico y cartón de las veredas del municipio del sur del Cesar.

Lee también: Las mujeres que hicieron de Tamalameque el municipio más limpio del Cesar

Hace seis años inició Asomeque Limpio, una de las organizaciones recicladoras más importantes al sur del departamento. “Cuando empezamos en 2013, en Tamalameque todos tiraban la basura en la calle, teníamos un problema con los mosquitos y la suciedad de los ríos. Hoy Tamalameque es un municipio limpio, porque hay unas mujeres limpiando a orillas del río Magdalena, en las calles, en las veredas”, narró Yadira Sierra, representante legal de Asomeque Limpio, durante el foro ‘Por el medio ambiente, todos a reciclar’.

Según Corpocesar, está proyectado replicar estas cooperativas en los municipios de Bosconia y San Martín.

Sin embargo, la buena disposición y el aprovechamiento no son suficientes. Citando al economista Georgescu-Roegen y su principio de la cuarta ley de la termodinámica, el decano Cristián Díaz expuso la dificultad de recuperar indefinidamente los materiales. “Cada vez que usted recupera un material pierde calidad y llega un momento en que no es susceptible de ser recuperado por el sistema económico”, dijo.

Lee también: Llantas y otros residuos de operación minera, ¿cómo los maneja Drummond?

Por eso, además de reciclar se debe apostar por reducir el consumo de los residuos: evitar el excesivo consumismo, concluyeron.

“No es solamente colocar la botellita en la caneca. Es que si voy al supermercado y veo una papaya en un icopor no la tomo, sino que escojo la papaya natural”, aseveró Lilybeth Aguirre, de Responsabilidad empresarial de Interaseo.

POR: DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
[email protected]

Medio Ambiente
10 agosto, 2019

“La ciudad no respeta a los recicladores”

Según los expertos, solo se potencializará el aprovechamiento de los residuos cuando se entienda la importancia de separar en la fuente. Sin embargo, para ser sostenibles ambientalmente no basta con reciclar: urge empezar a reducir el consumo de residuos sólidos.


‘Por el medio ambiente, todos a reciclar’, fue el nombre del foro que realizó EL PILÓN en la Fundación del Área Andina el viernes en la mañana.

FOTO: SERGIO MCGREEN
‘Por el medio ambiente, todos a reciclar’, fue el nombre del foro que realizó EL PILÓN en la Fundación del Área Andina el viernes en la mañana. FOTO: SERGIO MCGREEN

El reciclaje no es la salvación, pero sí la senda para reducir las afectaciones al medio ambiente, producto de los excesos en la producción y consumo de residuos sólidos.

En ese trabajo, los recicladores de profesión aparecen con mérito propio, aunque no se respete su trabajo. Esta fue una de las principales conclusiones del foro ‘Por el medio ambiente, todos a reciclar’, que realizó EL PILÓN en la Fundación Universitaria del Área Andina ayer.

Como negocio, el reciclaje no es auto sostenible. Por eso los recicladores de oficio, que dependen únicamente de los ingresos de la recolección y venta de residuos, fueron considerados por la Corte Constitucional como vulnerables. “Al tema del reciclaje para que funcione toca inyectarle dinero”, reconoció Fray Orozco, supervisor de gestión ambiental de Drummond.

Adalberto Vázques, uno de los fundadores de Coorrenacer, la cooperativa de reciclaje más antigua de Valledupar. FOTO: SERGIO MCGREEN

Además de la inestabilidad y los limitados ingresos que perciben los recicladores, que en Valledupar no superan el promedio de $600.000 mensuales, los proyectos de aprovechamiento y recolección necesitan de la inyección constante de dinero para ser sostenibles. “Este no es un trabajo para hacerse rico o generar muchas ganancias, es un compromiso y un deber”, agregó Adalberto Vásquez, representante de Coorrenacer, la primera cooperativa de reciclaje fundada en Valledupar.

Lee también: La urgencia de direccionar la ciudad hacia el reciclaje

PRODUCTIVIDAD

Antes del paso de la empresa de aseo por la ciudad, Interaseo, que recoge en promedio 500 toneladas de residuos diarios, los recicladores de las cuatro cooperativas de Valledupar (Coorrenacer, Fundación Biomundo, Coomarsa, Coomservar) caminan las cinco comunas de la ciudad con rutas similares, con el fin de recoger los residuos que se puedan aprovechar. Sin embargo, su principal obstáculo es la no separación de la fuente.

Por eso, para Cristian Díaz, decano de la Fundación Universitaria del Área Andina, la ciudad no valora el trabajo de los recolectores.

“Irrespetamos a los recicladores, porque no hacemos una correcta separación en la fuente. Segundo, no lo respetamos porque creemos que todo es susceptible de reciclar y los irrespetamos porque no les disponemos los residuos de manera limpiar”, expresó el decano por los casos donde los recicladores se cruzan con desechos peligrosos como pañales, vidrios, venenos, entre otros.

En ese sentido, la productividad del reciclador depende de la separación desde la fuente: separar la basura de lo aprovechable. Por la escaza separación, por ejemplo, en Colombia solo se recicla el 31 % de las botellas PET que salen al mercado. Hasta 100 años puede tardar en reciclarse una botella en los rellenos. Si se entierra puede tardar casi 40 años.

El director del relleno sanitario de Valledupar, Bissmarck Pedrozo, señala que la clave está en diferenciar los residuos antes de destinarlos al carro de aseo: allí se convierte en basura.

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Durante las exposiciones del foro se puso en contexto la reglamentación de Ciudad de México. La capital del país centroamericano produce alrededor de 12.000 toneladas de residuos diarios, seis veces más que Bogotá. Para facilitar el trabajo de los recicladores, las autoridades establecieron sanciones con multas económicas de 10 a 150 salarios mínimos a las personas que no separen correctamente la basura.

En Colombia el Código de Policía en su Artículo 111 de comportamientos contrarios a la limpieza sanciona sacar la basura en horarios no autorizados y arrojar residuos sólidos en espacios públicos.

“Tenemos muchísimas leyes que regulan esto, Colombia es el país que más leyes produce al año. Podemos poner diez corporaciones en el departamento, multiplicar la fuerza pública, pero si actuamos como el ratón escondido vamos a seguir causando los mismos problemas”, aseguró el director de Corpocesar, Julio Suárez.

ENEMIGOS PELIGROSOS

“¿Por qué después de usarlos convertimos a los residuos en nuestros enemigos?”. Con esa pregunta cerró su intervención Suárez, en relación a la disposición de los residuos una vez termina su uso. Justo, el plástico es uno de los más usados.

En los empaques, la construcción, envases, bolsas, transporte, juguetes. La industria gira alrededor del plástico, asegura el decano Cristian Díaz. “A veces satanizamos ciertos productos, pero en mi concepto los plásticos son necesarios desde la lógica industrial, lo que ocurre es que hacemos una inadecuada gestión del residuo”, dice.

En el 2013, en Tamalemeque muchas personas se sorprendieron cuando vieron a más de 30 mujeres revisando en las canecas de las basuras, recogiendo botellas botadas en la orilla del río y trayendo sacos de plástico y cartón de las veredas del municipio del sur del Cesar.

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Hace seis años inició Asomeque Limpio, una de las organizaciones recicladoras más importantes al sur del departamento. “Cuando empezamos en 2013, en Tamalameque todos tiraban la basura en la calle, teníamos un problema con los mosquitos y la suciedad de los ríos. Hoy Tamalameque es un municipio limpio, porque hay unas mujeres limpiando a orillas del río Magdalena, en las calles, en las veredas”, narró Yadira Sierra, representante legal de Asomeque Limpio, durante el foro ‘Por el medio ambiente, todos a reciclar’.

Según Corpocesar, está proyectado replicar estas cooperativas en los municipios de Bosconia y San Martín.

Sin embargo, la buena disposición y el aprovechamiento no son suficientes. Citando al economista Georgescu-Roegen y su principio de la cuarta ley de la termodinámica, el decano Cristián Díaz expuso la dificultad de recuperar indefinidamente los materiales. “Cada vez que usted recupera un material pierde calidad y llega un momento en que no es susceptible de ser recuperado por el sistema económico”, dijo.

Lee también: Llantas y otros residuos de operación minera, ¿cómo los maneja Drummond?

Por eso, además de reciclar se debe apostar por reducir el consumo de los residuos: evitar el excesivo consumismo, concluyeron.

“No es solamente colocar la botellita en la caneca. Es que si voy al supermercado y veo una papaya en un icopor no la tomo, sino que escojo la papaya natural”, aseveró Lilybeth Aguirre, de Responsabilidad empresarial de Interaseo.

POR: DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
[email protected]