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Columnista - 26 julio, 2024

Justo García

De Justo García Gómez nunca supe a ciencia cierta si había nacido en Betulia o Zapatoca, ambas en el departamento de Santander, pero mi saludo siempre iba precedido por la expresión: Justo García, de los García de Zapatoca en donde nacen muchos y se crían pocos.

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A Nuri, hijos y familia. 

De Justo García Gómez nunca supe a ciencia cierta si había nacido en Betulia o Zapatoca, ambas en el departamento de Santander, pero mi saludo siempre iba precedido por la expresión: Justo García, de los García de Zapatoca en donde nacen muchos y se crían pocos. Era mi manera de rendirle tributo a su estirpe santandereana, lo que siempre era recibido con tímido regocijo y era el punto inicial de una larga conversación de por lo menos dos horas que incluía relatos de sus orígenes y cómo fue que llegó con sus hermanos a Valledupar, después de varias escalas que incluyeron  a Barranquilla y Fundación , siempre en busca de la oportunidad para ejercer su progresista y honesta actividad comercial.                              

Su memoria no le permitía capítulos repetidos, si acaso complementos, ampliaciones o aclaraciones. Permaneció muy lúcido hasta su último día. Murió de pie y mirando el futuro, nunca la edad le resultó un lastre.   

García Hermanos, Garcigas, Distribuidora Gama, fueron los emprendimientos   más conocidos en los que participó, pero hacía mucho énfasis en el negocio del gas propano, se deleitaba hablando de él. Era como su hijo consentido. 

Dueño de gran disciplina y un estricto sentido de lo ético y correcto siendo  su referente frente a su familia y los demás y ha sido bien heredado.

Sufrió, al lado de su familia, estoicamente, el secuestro de Javier, pero no vislumbré grietas en su hombría de bien.  Siempre supo lo que debía hacerse.

Sus costumbres puritanas dieron pie a anécdotas y comentarios jocosos como una muy conocida de autoría de un destacado vallenato al que le parecieron extraños su comportamiento y usos.

No escribo esto a manera de sahumerio, se trata de mostrar con el índice a una persona de bien, ejemplo para la sociedad, arquetipo del ciudadano que fortalece su entorno.

Otro aspecto que conocí fue su papel como esposo y padre. 

Nuri fue su ángel guardián, la encargada de limar las aristas de su fuerte carácter para que más que herir fueran acicate. 

Justo cumplió y su muerte ha sido el natural final al que estamos sometidos. 

Su retrospectiva debió permitirle morir en paz, aunque creo que inconforme porque quería seguir caminando. Se hace camino al andar. 

A ella, sus hijos, su familia un gran abrazo solidario.                                                                               Gracias por la amistad y aprecio que nos han brindado.

Por Jaime García Chadid 

Columnista
26 julio, 2024

Justo García

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime García Chadid.

De Justo García Gómez nunca supe a ciencia cierta si había nacido en Betulia o Zapatoca, ambas en el departamento de Santander, pero mi saludo siempre iba precedido por la expresión: Justo García, de los García de Zapatoca en donde nacen muchos y se crían pocos.


A Nuri, hijos y familia. 

De Justo García Gómez nunca supe a ciencia cierta si había nacido en Betulia o Zapatoca, ambas en el departamento de Santander, pero mi saludo siempre iba precedido por la expresión: Justo García, de los García de Zapatoca en donde nacen muchos y se crían pocos. Era mi manera de rendirle tributo a su estirpe santandereana, lo que siempre era recibido con tímido regocijo y era el punto inicial de una larga conversación de por lo menos dos horas que incluía relatos de sus orígenes y cómo fue que llegó con sus hermanos a Valledupar, después de varias escalas que incluyeron  a Barranquilla y Fundación , siempre en busca de la oportunidad para ejercer su progresista y honesta actividad comercial.                              

Su memoria no le permitía capítulos repetidos, si acaso complementos, ampliaciones o aclaraciones. Permaneció muy lúcido hasta su último día. Murió de pie y mirando el futuro, nunca la edad le resultó un lastre.   

García Hermanos, Garcigas, Distribuidora Gama, fueron los emprendimientos   más conocidos en los que participó, pero hacía mucho énfasis en el negocio del gas propano, se deleitaba hablando de él. Era como su hijo consentido. 

Dueño de gran disciplina y un estricto sentido de lo ético y correcto siendo  su referente frente a su familia y los demás y ha sido bien heredado.

Sufrió, al lado de su familia, estoicamente, el secuestro de Javier, pero no vislumbré grietas en su hombría de bien.  Siempre supo lo que debía hacerse.

Sus costumbres puritanas dieron pie a anécdotas y comentarios jocosos como una muy conocida de autoría de un destacado vallenato al que le parecieron extraños su comportamiento y usos.

No escribo esto a manera de sahumerio, se trata de mostrar con el índice a una persona de bien, ejemplo para la sociedad, arquetipo del ciudadano que fortalece su entorno.

Otro aspecto que conocí fue su papel como esposo y padre. 

Nuri fue su ángel guardián, la encargada de limar las aristas de su fuerte carácter para que más que herir fueran acicate. 

Justo cumplió y su muerte ha sido el natural final al que estamos sometidos. 

Su retrospectiva debió permitirle morir en paz, aunque creo que inconforme porque quería seguir caminando. Se hace camino al andar. 

A ella, sus hijos, su familia un gran abrazo solidario.                                                                               Gracias por la amistad y aprecio que nos han brindado.

Por Jaime García Chadid