Más allá de las mafias que existen alrededor de la ocupación ilegal de predios, el urbanista detalló que la única forma de erradicar el problema en ciudades como Valledupar es a través de lo que definen como gestión del suelo.
Según datos de Fonvisocial, en Valledupar hay más de 20 asentamientos informales con urbanizaciones construidas sin las licencias ni los estudios necesarios. Durante los últimos años, la estrategia de varias alcaldías ha sido legalizar predios, entre otras razones, porque es popular y da réditos electorales.
Sin embargo, durante el último foro ‘Ciudad Informal’, realizado por Camacol-Cesar, el urbanista Juan Manuel González aseguró que esa política condena a la pobreza a los invasores. Más allá de las mafias que existen alrededor de la ocupación ilegal de predios, el urbanista detalló que la única forma de erradicar el problema en ciudades como Valledupar es a través de lo que definen como gestión del suelo.
Al igual que en la mayoría de ciudades, en Valledupar las invasiones son territorios no planificados y sin la prestación de servicios. En otras palabras, una gran cantidad de habitantes ocupando una gran cantidad de territorio, pero de manera horizontal. “Baja edificabilidad, alta ocupación y deficiencia en el espacio público”, explicó González.
En ese sentido, agregó que entregar títulos a los ocupantes, sin las inversiones necesarias, es condenarlos a vivir bajo el desorden con el que se fundan las invasiones. “No es legalizar, es gestionar el territorio. Encontramos programas en gobiernos con objetivos de cuánto titulan cada año. Es decir, cuántos folios de matrícula inmobiliaria a la pobreza entregan. Yo no legalizo si no tengo claro cómo deben ser las vías. No legalizo si no conozco la relación de espacio público por habitante que necesitan. El mejoramiento integral debe trabajarse como la renovación urbana”, sostuvo.
Leer también: La ilegalidad predial, un ‘terreno’ que aún no tiene límites
El expositor defendió la figura del fideicomiso. Y es que dentro de los asentamientos están todos los protagonistas necesarios: un predio invadido, un propietario que quiere recuperar el valor de su predio y unos invasores que quieren una casa.
¿Qué se debe hacer? “El propietario del lote puede transferir a una fiducia ese título de propiedad; por su lado, los ocupantes pueden transferir su derecho de posesión simple. También tiene que poner recursos el Estado. Poner recursos a un fideicomiso y aportar el cierre financiero del urbanismo. Si incorporamos estos componentes en un fideicomiso y los metemos en el decreto de legalización, podemos generar un verdadero urbanismo”.
Allí es donde entraría en papel, según el concepto de González, el constructor, quien sería el encargado de poner los recursos para construir la nueva urbanización dentro del territorio invadido.
¿Cómo lograr el cierre financiero? En la misma exposición, el urbanista explicó que, además de construir las casas de los invasores (primeros clientes), aumentaría la densidad habitacional del lote. “Con un urbanismo bien hecho crece la densidad y aumenta el potencial de vivienda, que permitirá aumentar los recursos económicos”, explicó. Además, llegando a un acuerdo con el dueño del predio, el municipio se libraría de pagar demandas por permitir la ocupación informal.
“El propio desarrollo le pagará al propietario cada metro cuadrado de tierra. Y el municipio se gastará esa plata en vías, en instrumentos que permitan producir un proyecto urbanístico de gran escala, recuperando territorio para la ciudad”, finalizó.
Por Deivis Caro
Más allá de las mafias que existen alrededor de la ocupación ilegal de predios, el urbanista detalló que la única forma de erradicar el problema en ciudades como Valledupar es a través de lo que definen como gestión del suelo.
Según datos de Fonvisocial, en Valledupar hay más de 20 asentamientos informales con urbanizaciones construidas sin las licencias ni los estudios necesarios. Durante los últimos años, la estrategia de varias alcaldías ha sido legalizar predios, entre otras razones, porque es popular y da réditos electorales.
Sin embargo, durante el último foro ‘Ciudad Informal’, realizado por Camacol-Cesar, el urbanista Juan Manuel González aseguró que esa política condena a la pobreza a los invasores. Más allá de las mafias que existen alrededor de la ocupación ilegal de predios, el urbanista detalló que la única forma de erradicar el problema en ciudades como Valledupar es a través de lo que definen como gestión del suelo.
Al igual que en la mayoría de ciudades, en Valledupar las invasiones son territorios no planificados y sin la prestación de servicios. En otras palabras, una gran cantidad de habitantes ocupando una gran cantidad de territorio, pero de manera horizontal. “Baja edificabilidad, alta ocupación y deficiencia en el espacio público”, explicó González.
En ese sentido, agregó que entregar títulos a los ocupantes, sin las inversiones necesarias, es condenarlos a vivir bajo el desorden con el que se fundan las invasiones. “No es legalizar, es gestionar el territorio. Encontramos programas en gobiernos con objetivos de cuánto titulan cada año. Es decir, cuántos folios de matrícula inmobiliaria a la pobreza entregan. Yo no legalizo si no tengo claro cómo deben ser las vías. No legalizo si no conozco la relación de espacio público por habitante que necesitan. El mejoramiento integral debe trabajarse como la renovación urbana”, sostuvo.
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El expositor defendió la figura del fideicomiso. Y es que dentro de los asentamientos están todos los protagonistas necesarios: un predio invadido, un propietario que quiere recuperar el valor de su predio y unos invasores que quieren una casa.
¿Qué se debe hacer? “El propietario del lote puede transferir a una fiducia ese título de propiedad; por su lado, los ocupantes pueden transferir su derecho de posesión simple. También tiene que poner recursos el Estado. Poner recursos a un fideicomiso y aportar el cierre financiero del urbanismo. Si incorporamos estos componentes en un fideicomiso y los metemos en el decreto de legalización, podemos generar un verdadero urbanismo”.
Allí es donde entraría en papel, según el concepto de González, el constructor, quien sería el encargado de poner los recursos para construir la nueva urbanización dentro del territorio invadido.
¿Cómo lograr el cierre financiero? En la misma exposición, el urbanista explicó que, además de construir las casas de los invasores (primeros clientes), aumentaría la densidad habitacional del lote. “Con un urbanismo bien hecho crece la densidad y aumenta el potencial de vivienda, que permitirá aumentar los recursos económicos”, explicó. Además, llegando a un acuerdo con el dueño del predio, el municipio se libraría de pagar demandas por permitir la ocupación informal.
“El propio desarrollo le pagará al propietario cada metro cuadrado de tierra. Y el municipio se gastará esa plata en vías, en instrumentos que permitan producir un proyecto urbanístico de gran escala, recuperando territorio para la ciudad”, finalizó.
Por Deivis Caro