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Columnista - 16 julio, 2024

En tela de juicio la seguridad en el parque Algarrobillo

Es tan certera la verdad que los parques de Valledupar son inseguros, que los habitantes de los barrios se rehúsan a pasear por sus instalaciones para evitar que los atraquen, asesinen o que atenten contra sus vidas.  

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Es tan certera la verdad que los parques de Valledupar son inseguros, que los habitantes de los barrios se rehúsan a pasear por sus instalaciones para evitar que los atraquen, asesinen o que atenten contra sus vidas.  

Mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan son testigos de excepción que a los parques les falta la atención del alcalde y la presencia de las autoridades de la policía.

Me refiero al alcalde de turno, Ernesto Orozco, quien después de seis meses de administración ya debería tener en marcha un plan maestro para quitarle a la delincuencia esos espacios naturales que sirven de esparcimiento y respiradero natural de las familias que no tienen como pagar parques privados para sus hijos.

El Alcalde debe responderle a la gente por los parques, porque fueron construidos con miles de millones de pesos de impuestos que pagaron los habitantes. Hay que quitarle los parques a unos avivatos que hoy son dueños de más de un negocio en sus instalaciones. 

Según el Plan de Ordenamiento Territorial, Valledupar cuenta con 250 parques o áreas comunes y otras zonas residuales, denominados parques de bolsillo; espacios pequeños que se han ido creando a la medida en que se urbanizan algunos sectores. 

Los parques están enmontados, oscuros, sucios y con poros de contaminación por varias partes, los malandros y marihuaneros están por allí.    

Cada día ocurren atracos y hay hasta heridos en los parques de la ciudad, por la falta de presencia policial. Un caso concreto es el parque del Algarrobillo al sur de Valledupar, sitio que sirve de pulmón ambiental a dicha comuna. Cuenta con una subestación (CAI) de la Policía Nacional y por los menos una veintena de quioscos y sitios de ventas.

El lugar además de recibir a diario a familias completas con sus hijos menores a bordo, también acoge a deportistas y personas que practican deporte y caminatas de día y noche.

Se quejan los usuarios (as) de este parque que han sufrido hasta acoso sexual de personas extrañas que las intimidan cuando ejercitan por los espacios demarcados para hacer ejercicios. 

Las denuncias de los usuarios aseguran que por la oscuridad que reina en el parque (parte de atrás), especialmente sobre el barrio Candelaria, han visto parejas hasta haciendo el amor.

Otro de los lunares del parque Algarrobillo tienen que ver con el tránsito de motocicletas por los pasillos pavimentados por donde solo deben transitar los deportistas o turistas. 

La queja estima que por las vías no deben transitar motocicletas y menos a alta velocidad, para evitar los accidentes.  Pero esto no tiene control de ninguna índole. 

Además, los usuarios reclaman ponerle vigilancia a las personas que llevan sus mascotas a pasear porque se convierten en un peligro para los que transitan por las vías. 

“Las mascotas como los perros deben tener todos sus atuendos de seguridad para que no puedan morder a la gente”, comentó Juan Muñoz, quien manifestó que recientemente lo mordió un perro en ese lugar.  

Reclaman los usuarios que la Policía que tiene un CAI en el parque debe prestar los servicios de seguridad y prevención. No es posible que a plena luz del día y en sus narices los delincuentes atraquen a los turistas o vecinos del sector. 

El llamado es para el comandante de la Policía, para que implemente los operativos en los parques de la ciudad y ponga en marcha la seguridad del parque Los Algarrobillos. Esto es fácil, la policía debe salir del CAI y darles protección a los ciudadanos, deben estar afuera no encerrados, sería lo ideal. Manos a la obra. Hasta la próxima semana. [email protected]  @tiochiro.  

Por Aquilino Cotes Zuleta.

Columnista
16 julio, 2024

En tela de juicio la seguridad en el parque Algarrobillo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Es tan certera la verdad que los parques de Valledupar son inseguros, que los habitantes de los barrios se rehúsan a pasear por sus instalaciones para evitar que los atraquen, asesinen o que atenten contra sus vidas.  


Es tan certera la verdad que los parques de Valledupar son inseguros, que los habitantes de los barrios se rehúsan a pasear por sus instalaciones para evitar que los atraquen, asesinen o que atenten contra sus vidas.  

Mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan son testigos de excepción que a los parques les falta la atención del alcalde y la presencia de las autoridades de la policía.

Me refiero al alcalde de turno, Ernesto Orozco, quien después de seis meses de administración ya debería tener en marcha un plan maestro para quitarle a la delincuencia esos espacios naturales que sirven de esparcimiento y respiradero natural de las familias que no tienen como pagar parques privados para sus hijos.

El Alcalde debe responderle a la gente por los parques, porque fueron construidos con miles de millones de pesos de impuestos que pagaron los habitantes. Hay que quitarle los parques a unos avivatos que hoy son dueños de más de un negocio en sus instalaciones. 

Según el Plan de Ordenamiento Territorial, Valledupar cuenta con 250 parques o áreas comunes y otras zonas residuales, denominados parques de bolsillo; espacios pequeños que se han ido creando a la medida en que se urbanizan algunos sectores. 

Los parques están enmontados, oscuros, sucios y con poros de contaminación por varias partes, los malandros y marihuaneros están por allí.    

Cada día ocurren atracos y hay hasta heridos en los parques de la ciudad, por la falta de presencia policial. Un caso concreto es el parque del Algarrobillo al sur de Valledupar, sitio que sirve de pulmón ambiental a dicha comuna. Cuenta con una subestación (CAI) de la Policía Nacional y por los menos una veintena de quioscos y sitios de ventas.

El lugar además de recibir a diario a familias completas con sus hijos menores a bordo, también acoge a deportistas y personas que practican deporte y caminatas de día y noche.

Se quejan los usuarios (as) de este parque que han sufrido hasta acoso sexual de personas extrañas que las intimidan cuando ejercitan por los espacios demarcados para hacer ejercicios. 

Las denuncias de los usuarios aseguran que por la oscuridad que reina en el parque (parte de atrás), especialmente sobre el barrio Candelaria, han visto parejas hasta haciendo el amor.

Otro de los lunares del parque Algarrobillo tienen que ver con el tránsito de motocicletas por los pasillos pavimentados por donde solo deben transitar los deportistas o turistas. 

La queja estima que por las vías no deben transitar motocicletas y menos a alta velocidad, para evitar los accidentes.  Pero esto no tiene control de ninguna índole. 

Además, los usuarios reclaman ponerle vigilancia a las personas que llevan sus mascotas a pasear porque se convierten en un peligro para los que transitan por las vías. 

“Las mascotas como los perros deben tener todos sus atuendos de seguridad para que no puedan morder a la gente”, comentó Juan Muñoz, quien manifestó que recientemente lo mordió un perro en ese lugar.  

Reclaman los usuarios que la Policía que tiene un CAI en el parque debe prestar los servicios de seguridad y prevención. No es posible que a plena luz del día y en sus narices los delincuentes atraquen a los turistas o vecinos del sector. 

El llamado es para el comandante de la Policía, para que implemente los operativos en los parques de la ciudad y ponga en marcha la seguridad del parque Los Algarrobillos. Esto es fácil, la policía debe salir del CAI y darles protección a los ciudadanos, deben estar afuera no encerrados, sería lo ideal. Manos a la obra. Hasta la próxima semana. [email protected]  @tiochiro.  

Por Aquilino Cotes Zuleta.