A pesar de que el tiempo alarga la distancia con el silencioso camino de los muertos, los años cada vez nos acercan a la lejana ausencia de los padres y de los seres queridos que dejan con sus enseñanzas y sus afectos, sempiternos recuerdos. Para ellos no existe el olvido. Inseparables viajan con nosotros como fresca cicatriz en la memoria.
José Atuesta Mindiola
A pesar de que el tiempo alarga la distancia con el silencioso camino de los muertos, los años cada vez nos acercan a la lejana ausencia de los padres y de los seres queridos que dejan con sus enseñanzas y sus afectos, sempiternos recuerdos. Para ellos no existe el olvido. Inseparables viajan con nosotros como fresca cicatriz en la memoria.
Uno de esos seres recordados por la sociedad vallenata y los estudiantes del Ateneo El Rosario, es César Pompeyo Mendoza Hinojosa, el distinguido maestro que hizo de la pedagogía un paradigma de vida. Fue un incansable lector, por sus ojos pasaron miles de páginas que poblaron su espíritu con el universo inagotable del lenguaje. Su pasión era la pedagogía, pero era un apasionado por la historia, la ecología, la filosofía y la literatura. Su brillante visión académica le permitía interpretar desde diversas aristas los acontecimientos universales y provincianos.
El pueblo de Valledupar, por iniciativa de la administración municipal, en serena muestra gratitud con las personas que hacen aportes significativos al progreso social, decidió que uno de los Megacolegios, llevara el merecido nombre de César Pompeyo Mendoza Hinojosa.
Al cumplirse el décimo aniversario de su muerte, uno de los grandes homenajes de los docentes y las autoridades educativas, es consolidar, en el municipio y en departamento del Cesar, un movimiento pedagógico de capacitación y actualización para analizar y superar las protuberantes fallas de la educación. No podemos seguir el análisis simplista del círculo vicioso: los estudiantes de bachillerato tienen bajo rendimiento porque llegan con malas bases de la primaria. Los estudiantes universitarios tienen bajo rendimiento porque no salen bien preparados del bachillerato.
Desde las secretarías de educación, con los apoyos del gobernador y alcaldes, se debe diseñar un plan pedagógico con el compromiso de todos los docentes y directivos docentes, para implementar estrategias innovadoras de lectura que permitan mejorar las competencias interpretativas y argumentativas. El problema fundamental es un cambio de mentalidad de la sociedad. Cambiar la mentalidad de las extensas parrandas, de las permanentes alianzas de alcohol y el folclor, de la rutina de la ley del menor esfuerzo, de lo bacano de sentarse en la esquina a esperar que pase el tiempo. El cambio es por la responsabilidad y el amor por el estudio. Desarrollar la sociedad de la lectura.
Para crear ambientes favorables a la lectura, es necesario que en las escuelas y colegios haya bibliotecas confortables, con aires acondicionados, buenos libros y excelentes bibliotecólogos. Que se recuperen los centros literarios para que los estudiantes participen del placer de la literatura, del teatro, la declamación y la oratoria. Que en los parques de los pueblos y los barrios haya menos cantinas, y se adecuen espacios para la lectura, el teatro y la poesía.
A pesar de que el tiempo alarga la distancia con el silencioso camino de los muertos, los años cada vez nos acercan a la lejana ausencia de los padres y de los seres queridos que dejan con sus enseñanzas y sus afectos, sempiternos recuerdos. Para ellos no existe el olvido. Inseparables viajan con nosotros como fresca cicatriz en la memoria.
José Atuesta Mindiola
A pesar de que el tiempo alarga la distancia con el silencioso camino de los muertos, los años cada vez nos acercan a la lejana ausencia de los padres y de los seres queridos que dejan con sus enseñanzas y sus afectos, sempiternos recuerdos. Para ellos no existe el olvido. Inseparables viajan con nosotros como fresca cicatriz en la memoria.
Uno de esos seres recordados por la sociedad vallenata y los estudiantes del Ateneo El Rosario, es César Pompeyo Mendoza Hinojosa, el distinguido maestro que hizo de la pedagogía un paradigma de vida. Fue un incansable lector, por sus ojos pasaron miles de páginas que poblaron su espíritu con el universo inagotable del lenguaje. Su pasión era la pedagogía, pero era un apasionado por la historia, la ecología, la filosofía y la literatura. Su brillante visión académica le permitía interpretar desde diversas aristas los acontecimientos universales y provincianos.
El pueblo de Valledupar, por iniciativa de la administración municipal, en serena muestra gratitud con las personas que hacen aportes significativos al progreso social, decidió que uno de los Megacolegios, llevara el merecido nombre de César Pompeyo Mendoza Hinojosa.
Al cumplirse el décimo aniversario de su muerte, uno de los grandes homenajes de los docentes y las autoridades educativas, es consolidar, en el municipio y en departamento del Cesar, un movimiento pedagógico de capacitación y actualización para analizar y superar las protuberantes fallas de la educación. No podemos seguir el análisis simplista del círculo vicioso: los estudiantes de bachillerato tienen bajo rendimiento porque llegan con malas bases de la primaria. Los estudiantes universitarios tienen bajo rendimiento porque no salen bien preparados del bachillerato.
Desde las secretarías de educación, con los apoyos del gobernador y alcaldes, se debe diseñar un plan pedagógico con el compromiso de todos los docentes y directivos docentes, para implementar estrategias innovadoras de lectura que permitan mejorar las competencias interpretativas y argumentativas. El problema fundamental es un cambio de mentalidad de la sociedad. Cambiar la mentalidad de las extensas parrandas, de las permanentes alianzas de alcohol y el folclor, de la rutina de la ley del menor esfuerzo, de lo bacano de sentarse en la esquina a esperar que pase el tiempo. El cambio es por la responsabilidad y el amor por el estudio. Desarrollar la sociedad de la lectura.
Para crear ambientes favorables a la lectura, es necesario que en las escuelas y colegios haya bibliotecas confortables, con aires acondicionados, buenos libros y excelentes bibliotecólogos. Que se recuperen los centros literarios para que los estudiantes participen del placer de la literatura, del teatro, la declamación y la oratoria. Que en los parques de los pueblos y los barrios haya menos cantinas, y se adecuen espacios para la lectura, el teatro y la poesía.