ESTA ESQUINA Por: Hernán Araujo Ariza Tal vez por habernos creído el cuento de ser parte de un país violento, ya no nos asombra tanto lo que pasa. Sin embargo, creo que desde hace algún tiempo nos encontramos en lo más profundo de un mar de inseguridad que se manifiesta a diario y de muchas […]
ESTA ESQUINA
Por: Hernán Araujo Ariza
Tal vez por habernos creído el cuento de ser parte de un país violento, ya no nos asombra tanto lo que pasa. Sin embargo, creo que desde hace algún tiempo nos encontramos en lo más profundo de un mar de inseguridad que se manifiesta a diario y de muchas maneras en nuestra ciudad, para no hablar del departamento.
Antes comprendíamos que había un fenómeno de guerrilla y luego uno paramilitar, que aunque no justificaba, al menos permitía culpar siempre a alguien, de las muertes ocurridas. Hoy se habla de ‘bacrim’, ‘nuevas autodefensas’, ‘Urabeños’, ‘paisas’ y un sinnúmero de nombres; que al ciudadano de a pie, poco le sirve o interesa conocer.
Hoy matan por arrebatar un simple celular o reloj. Ya no se necesita de condiciones especiales en la víctima, para que los sicarios acudan al uso de silenciador o armas largas. Se ha ido perfeccionando la técnica de la empresa criminal; pues, por lo general, encontramos que los sicarios son importados de otras regiones del país, y hasta ha habido casos en los que usan vehículos o más de una motocicleta para llevar a cabo el hecho.
Ni siquiera la prohibición de parrilleros -los miércoles y sábados- ha permitido que disminuyan los homicidios esos días. Pues aquí matan igual un sábado que un martes. Y lo peor, no pasa nada. Por eso me he atrevido a hacer esta columna, pues estamos en mora de exigir la solución para este problema.
En los últimos 4 meses, le he venido haciendo el seguimiento al tema y puedo dar fe de al menos 17 atracos; sólo en mi cercano círculo de amistades. Uno de los mitos que se tejen es que la gente no denuncia, pero al menos en mi caso todos fueron denunciados debidamente.
Por otro lado, me cuenta un amigo del mercado público, que ya están sintiendo como se reorganizan estas estructuras, para dar paso a la constante extorsión y establecer el mismo ‘impuesto’ que obligaron a pagar a los vendedores de tintos y verduras, hace unos años.
Adicionalmente, ya se escuchan casos de seguimientos y visitas extorsivas a los propietarios de fincas de los corregimientos del norte de la ciudad.
El fin de semana que acaba de pasar mataron a una persona por oponerse a un atraco. El lunes al medio día, mataron a un señor de 50 años; y su sobrino de solo 18 (toda una vida por delante), también cayó. Al día siguiente –martes- mataron a un señor de casi ochenta, entrando a su finca de Las Raíces. En ese hecho, también un perro de la finca cayó muerto de un balazo; pues se atrevió a ladrarle a los sicarios.
Seguro estoy, que si todos nos armáramos del coraje que tuvo ese perro para ladrar, muchos moriríamos; pero definitivamente no les alcanzarían las balas para acallar el ladrido de todos.
Y todo esto pasa en nuestra ciudad, mientras tenemos un alcalde que hace gala de su testarudez, insistiendo en un eslogan que no tiene ninguna razón de ser hoy. ¿Cuáles RESULTADOS CON SEGURIDAD ni que nada?
Doctor Luis Fabián, póngase los mismos pantalones que se puso para reprimir a los motorizados en carnaval y exija en Bogotá el reemplazo del coronel de la Policía y sus subalternos. Pues no podemos vivir toda la vida, contentos con el cuentico de que “se están adelantando las investigaciones del caso”, pero que nunca se muestran los resultados.
No podemos seguir aceptando que estén operando el 123 y las cámaras de video, sin que eso haya implicado ninguna mejora palpable en las cifras de capturas a delincuentes.
No le de miedo alcalde, dótese del coraje del perro, al fin y al cabo la ciudadanía lo apoya y todos lo acompañaremos en su ladrido.
ESTA ESQUINA Por: Hernán Araujo Ariza Tal vez por habernos creído el cuento de ser parte de un país violento, ya no nos asombra tanto lo que pasa. Sin embargo, creo que desde hace algún tiempo nos encontramos en lo más profundo de un mar de inseguridad que se manifiesta a diario y de muchas […]
ESTA ESQUINA
Por: Hernán Araujo Ariza
Tal vez por habernos creído el cuento de ser parte de un país violento, ya no nos asombra tanto lo que pasa. Sin embargo, creo que desde hace algún tiempo nos encontramos en lo más profundo de un mar de inseguridad que se manifiesta a diario y de muchas maneras en nuestra ciudad, para no hablar del departamento.
Antes comprendíamos que había un fenómeno de guerrilla y luego uno paramilitar, que aunque no justificaba, al menos permitía culpar siempre a alguien, de las muertes ocurridas. Hoy se habla de ‘bacrim’, ‘nuevas autodefensas’, ‘Urabeños’, ‘paisas’ y un sinnúmero de nombres; que al ciudadano de a pie, poco le sirve o interesa conocer.
Hoy matan por arrebatar un simple celular o reloj. Ya no se necesita de condiciones especiales en la víctima, para que los sicarios acudan al uso de silenciador o armas largas. Se ha ido perfeccionando la técnica de la empresa criminal; pues, por lo general, encontramos que los sicarios son importados de otras regiones del país, y hasta ha habido casos en los que usan vehículos o más de una motocicleta para llevar a cabo el hecho.
Ni siquiera la prohibición de parrilleros -los miércoles y sábados- ha permitido que disminuyan los homicidios esos días. Pues aquí matan igual un sábado que un martes. Y lo peor, no pasa nada. Por eso me he atrevido a hacer esta columna, pues estamos en mora de exigir la solución para este problema.
En los últimos 4 meses, le he venido haciendo el seguimiento al tema y puedo dar fe de al menos 17 atracos; sólo en mi cercano círculo de amistades. Uno de los mitos que se tejen es que la gente no denuncia, pero al menos en mi caso todos fueron denunciados debidamente.
Por otro lado, me cuenta un amigo del mercado público, que ya están sintiendo como se reorganizan estas estructuras, para dar paso a la constante extorsión y establecer el mismo ‘impuesto’ que obligaron a pagar a los vendedores de tintos y verduras, hace unos años.
Adicionalmente, ya se escuchan casos de seguimientos y visitas extorsivas a los propietarios de fincas de los corregimientos del norte de la ciudad.
El fin de semana que acaba de pasar mataron a una persona por oponerse a un atraco. El lunes al medio día, mataron a un señor de 50 años; y su sobrino de solo 18 (toda una vida por delante), también cayó. Al día siguiente –martes- mataron a un señor de casi ochenta, entrando a su finca de Las Raíces. En ese hecho, también un perro de la finca cayó muerto de un balazo; pues se atrevió a ladrarle a los sicarios.
Seguro estoy, que si todos nos armáramos del coraje que tuvo ese perro para ladrar, muchos moriríamos; pero definitivamente no les alcanzarían las balas para acallar el ladrido de todos.
Y todo esto pasa en nuestra ciudad, mientras tenemos un alcalde que hace gala de su testarudez, insistiendo en un eslogan que no tiene ninguna razón de ser hoy. ¿Cuáles RESULTADOS CON SEGURIDAD ni que nada?
Doctor Luis Fabián, póngase los mismos pantalones que se puso para reprimir a los motorizados en carnaval y exija en Bogotá el reemplazo del coronel de la Policía y sus subalternos. Pues no podemos vivir toda la vida, contentos con el cuentico de que “se están adelantando las investigaciones del caso”, pero que nunca se muestran los resultados.
No podemos seguir aceptando que estén operando el 123 y las cámaras de video, sin que eso haya implicado ninguna mejora palpable en las cifras de capturas a delincuentes.
No le de miedo alcalde, dótese del coraje del perro, al fin y al cabo la ciudadanía lo apoya y todos lo acompañaremos en su ladrido.