Siempre se ha dicho: “lo que no se mide no se conoce”, y para el caso de los vendedores informales del centro de Valledupar se podría afirmar que lo que no se conoce no se puede intervenir o transformar.
En ese sentido, resulta importante el estudio de caracterización que acaba de hacer la Alcaldía de Valledupar sobre los vendedores informales de la zona céntrica de la ciudad, cuyos resultados se dieron a conocer este jueves 13 de noviembre ante unas 500 personas de esa población.
El propósito del estudio fue recopilar información que permita conocer las condiciones socioeconómicas, laborales y comerciales de este grupo poblacional, además de identificar y analizar sus características y aspectos demográficos, con el fin de orientar políticas públicas, programas de formalización y estrategias de ordenamiento del espacio público.
El estudio encontró que “el comercio estacionario y ambulante en el centro de Valledupar constituye un sector consolidado, con fuerte arraigo social y económico, pero con condiciones estructurales de vulnerabilidad”.
Algunos datos revelados: es una población conformada principalmente por personas adultas y mayores, con una edad promedio cercana a los 47 años. Predomina la nacionalidad colombiana, con una presencia minoritaria de venezolanos, la mayoría habita en las comunas 1 y 3. Más de la mitad vive en arriendo y una quinta parte en vivienda familiar, prevalece la formación básica y media, con una proporción menor de personas con estudios técnicos o universitarios. Es alto el índice de los que trabajan por cuenta propia y no tienen empleados. Casi nueve de cada diez laboran en puestos estacionarios, más del 60 % supera los diez años dedicado al comercio. Sus ingresos diarios por ventas son entre $50.000 y $100.000, con utilidades promedio de $20.000 a $40.000. Menos del 5 % ha recibido algún crédito o subsidio estatal. Más del 96 % está dispuesto a cumplir aspectos reglamentarios y casi el 80 % está de acuerdo con una reubicación siempre que se les garantice estabilidad, seguridad y condiciones adecuadas.
Llama la atención que, pese que es un tema de vieja data, la mitad de ellos no había asistido a reuniones o mesas de socialización con la Alcaldía, muy a pesar que más del 80 % está dispuesto a participar en programas de formalización, seguridad y salud en el trabajo y casi la totalidad, el 96 %, desea capacitarse en técnicas de ventas. “Incluso entre quienes manipulan alimentos, cerca del 90 % está dispuesto a recibir formación en buenas prácticas”.
Otro dato para tener en cuenta, “casi nueve de cada diez comerciantes se sienten muy satisfechos con su trabajo. No obstante, cerca de la mitad estaría dispuesta a cambiar de actividad si se presenta una oportunidad favorable”,
En los archivos que reposan sobre este tema, aparece que en el año 2016 se había hecho un censo sobre vendedores informales, en el cual aparecían 2.200, pero este estudio pudo determinar que esa cifra no tiene soporte alguno y ha demostrado, mediante encuestas sitio a sitio que en realidad son 957 los vendedores que ejercen su actividad informal en el centro de Valledupar.
Ojalá que esta vez este estudio si sirva para entender la realidad socioeconómica de Valledupar, en razón a que ofrece una radiografía precisa sobre quiénes son, cómo viven, qué necesidades tienen y cuáles son las aspiraciones de los vendedores informales.
Ahora solo se espera que ambas partes, tanto autoridades como vendedores acojan y valoren los resultados de este estudio que está llamado a ser el punto de partida para la transformación urbana y social que requiere la zona céntrica de Valledupar.





