EDITORIAL

Nuestro reconocimiento al padre Torres

Nos unimos a ese sentimiento de alegría con el que la comunidad de Valledupar recibió la designación del sacerdote Jesús Alberto Torres Ariza como obispo de la Diócesis de San José del Guaviare. Su nombramiento viene a coronar más de dos décadas de entrega al servicio pastoral en esta tierra, primero como sacerdote y ahora, con este nuevo rol, como pastor y guía en otro lejano territorio.

canal de WhatsApp

Nos unimos a ese sentimiento de alegría con el que la comunidad de Valledupar recibió la designación del sacerdote Jesús Alberto Torres Ariza como obispo de la Diócesis de San José del Guaviare. Su nombramiento viene a coronar más de dos décadas de entrega al servicio pastoral en esta tierra, primero como sacerdote y ahora, con este nuevo rol, como pastor y guía en otro lejano territorio.

Al padre Torres nuestras felicitaciones y nuestro reconocimiento porque su historia habla de una vocación sembrada en la sencillez, marcada por la fe y la entrega total a las buenas causas en esta ciudad, entre ellas su campaña del Banco de Alimentos de Valledupar que ha permitido ayudar a comunidades vulnerables.

Se convierte el padre Torres en un buen referente de vocación religiosa que incluye sacrificios como los de renunciar a otras opciones de vida, tales como estudios distintos al mundo sacerdotal, matrimonio, comodidad, entre otras, para abrazar el sacerdocio, demostrando que su decisión no fue momentánea, tras sostenerla por espacio de 22 años como sacerdote de Valledupar.

Nos deja el padre Torres para irse a ampliar su misión como obispo en San José del Guaviare, pero esa entrega demostrada en Valledupar debe servir como modelo de abnegación, de ejemplo para las nuevas generaciones de sacerdotes en nuestra región. Nació en el municipio de Urumita, La Guajira, pero llegó a la capital vallenata y aquí trazó un camino digno de imitar.

La forma como describe su reacción de “sorpresa y temor”, al recibir la noticia de su designación como obispo, demuestra que comprende la magnitud de la tarea que le espera. Esa actitud es admirable y debería inspirar especialmente a quienes inician su formación sacerdotal en tierras vallenatas.

No podemos pasar por alto que el camino del padre Torres complementa una tradición de sacerdotes vinculados a la Diócesis de Valledupar que luego fueron elevados a obispos. Entre ellos se destaca Pablo Emiro Salas Anteliz, nacido en Valledupar. Fue ordenado sacerdote en 1984, por la Diócesis de Valledupar y en 2007 fue nombrado obispo de la diócesis de El Espinal. Luego fue obispo de Armenia y en 2017 obtuvo el nombramiento de arzobispo metropolitano de la Arquidiócesis de Barranquilla.

También hemos de mencionar a monseñor José Agustín Valbuena Jáuregui, quien no nació en el departamento del Cesar, pero formó parte del episcopado de Valledupar como segundo obispo de la Diócesis desde 1977 hasta el año de 2003. Valbuena no fue sacerdote de Valledupar originalmente, no obstante, su legado está entrelazado con la historia de la Diócesis de Valledupar, donde es muy recordado por esta comunidad.

Además, se destaca el caso del padre José Crispiniano Clavijo Méndez, quien fue designado obispo de la ciudad de Sincelejo, Sucre, y ordenado sacerdote para la Diócesis de Valledupar en la Catedral Nuestra Señora del Rosario de Valledupar.

Queda claro que esos casos son ejemplos en los que se demuestra que la Diócesis de Valledupar acoge vocaciones y forma sacerdotes que trascienden su territorio local al asumir responsabilidades mayores en la Iglesia de Colombia, eso es algo que debe llenar de orgullo a toda la comunidad vallenata y como tal debe preservarse.

En Valledupar debe mantenerse esa línea de formación de sacerdotes que se interesen por conocer de cerca la realidad vallenata y cesarense, que además sepan y vivan sus carencias, sus sueños y sus luchas. Que un sacerdote de esta tierra, forjado en sus parroquias, asuma una misión tan importante es motivo de esperanza para una región que permanentemente necesita de mucho aliento para superar las dificultades de esto tiempos actuales muy caracterizados por la violencia y por muchas necesidades básicas insatisfechas.

TE PUEDE INTERESAR