EDITORIAL

La cultura ciudadana inicia en nosotros, frases del foro

Entre las distintas conclusiones que quedaron del foro de cultura ciudadana realizado este miércoles 12 de noviembre en Valledupar, una idea quedó flotando en el aire con la fuerza de una verdad incómoda: “Si para salir hay que pensar en la calle, usted deja de disfrutar la calle para sufrir la calle”, la cual la dijo el conferencista filósofo Alfonso Cabanzo.

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Entre las distintas conclusiones que quedaron del foro de cultura ciudadana realizado este miércoles 12 de noviembre en Valledupar, una idea quedó flotando en el aire con la fuerza de una verdad incómoda: “Si para salir hay que pensar en la calle, usted deja de disfrutar la calle para sufrir la calle”, la cual la dijo el conferencista filósofo Alfonso Cabanzo.

Y es exactamente lo que ocurre en Valledupar en medio del caos de movilidad y otros factores que incomodan al ciudadano, por eso esa frase cobra vigencia en estos precisos momentos que vive nuestra ciudad. Las explicaciones del filósofo Cabanzo dan cuenta de cómo detrás de esa frase se esconde una pregunta que va mucho más allá del urbanismo o de la seguridad, en el sentido de que es un reflejo de la relación quebrada entre la ciudadanía y la ciudad, entre el individuo y lo público, relación que comienza a romperse a partir del incumplimiento y el irrespeto a las reglas ciudadanas.

Durante el foro también surgieron preguntas como: ¿Por qué los parques de Valledupar, esos espacios que deberían ser símbolo de convivencia, encuentro y orgullo, terminan destruidos? ¿Por qué las fuentes de agua, diseñadas para refrescar el paisaje urbano, se convierten en vertederos o en espacios olvidados? Las respuestas no están únicamente en la falta de mantenimiento o de recursos, sino en la ausencia de una cultura ciudadana sólida en cada uno de nosotros que permita apoyar el esfuerzo que hace la institucionalidad, de eso tenemos muchos ejemplos en Valledupar.

El arquitecto Juan Pablo Morón, durante su exposición en el foro, no ocultó su desconcierto de ver como la fuente luminosa del parque de la iglesia Cristo Rey fue destruida antes del año de haberse puesto en funcionamiento, solo para mencionar uno de tantos casos.
En el foro se hizo énfasis sobre la existencia de una “correlación directa entre la institucionalidad y la ciudadanía”, para significar que una no puede funcionar sin la otra. Cuando las instituciones son débiles o distantes, el ciudadano se siente ajeno y cuando la ciudadanía es indiferente, las instituciones se tornan inútiles. Eso explica la necesidad de que haya un equilibrio, el cual se podría lograr si ambas partes se reconocen corresponsables del bienestar común.

Queda claro que la ciudad no se cuida desde un decreto, se cuida desde la conciencia y el ejemplo que cada ciudadano debe dar por un lado y, por otra parte, también las autoridades en sus diversas competencias. Otra conclusión interesante fue la que planteó la necesidad de “descargar a la Policía de obligaciones que son ciudadanas”. No se trata de restar autoridad, sino de devolverle a la gente la responsabilidad de sus actos cotidianos como respetar el semáforo, cuidar el parque, mantener limpia la fuente, proteger el árbol. No todo problema urbano requiere de un uniforme para ser solucionado, muchos se resuelven con educación, empatía y respeto entre los ciudadanos que comparten un mismo entorno.

Estas líneas se quedan cortas para resaltar muchas de las frases escuchadas durante el foro, las cuales todas cobran sentido ante la realidad que vive Valledupar.

Así las cosas, del foro se puede concluir que Valledupar no necesita más órdenes, sino más acuerdos, además de más vigilancia, también más pertenencia ciudadana. Cuidar la ciudad es cuidar de nosotros mismos. Y solo cuando entendamos que la calle, el parque y la fuente son una extensión de nuestro hogar, podríamos lograr lo que dice el filósofo: dejaremos de sufrir la calle… para volver a disfrutarla con toda tranquilidad.

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