EDITORIAL

¿Será que ahora sí se pueda defender?

Es buena la idea de buscar la forma de cerrar el ciclo del Acuerdo de Ralito que sigue siendo una deuda con la verdad y las víctimas, en especial en la región Caribe, pese a que eso ocurrió hace dos décadas. Sin embargo, muy a pesar de esas buenas intenciones, resulta inevitable la pregunta: ¿será esta vez posible cerrar, de verdad, el ciclo inconcluso de la desmovilización de las autodefensas?

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Todas las acciones que se desarrollen para la búsqueda de la paz y la reconciliación posconflicto armado son válidas y hay que valorarlas venga de quien venga. No obstante, las circunstancias de tiempo y lugar en que estas se desarrollen, y la credibilidad de los actores involucrados, serán, en un alto grado, determinantes para el logro de ese objetivo.

Esos aspectos son los primeros que saltan a la memoria ciudadana de nuestra región cuando se habla sobre la mesa de trabajo desarrollada en Valledupar entre representantes del Gobierno nacional y los exjefes de las desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, y que ahora fungen como gestores de paz.

Fue un escenario caracterizado por las estrictas medidas de seguridad en el que se reunieron representantes del Gobierno, entre ellos el ministro del Interior, Armando Benedetti, y la directora del Dapre, Angie Rodríguez, con los excomandantes Salvatore Mancuso, Rodrigo Tovar Pupo (Jorge 40), Carlos Mario Jiménez (Macaco), Edwar Cobos Téllez (Diego Vecino), Fredy Rendón Herrera (El Alemán), Martín Llanos y Juan Francisco Prada Márquez (Juancho Prada). No se puede desconocer que todos ellos son figuras centrales para reconstruir la verdad de un conflicto que aún deja cicatrices abiertas y con el agravante de que mucha gente todavía no sabe si creer o no creer por todo lo que ha pasado después.

Es buena la idea de buscar la forma de cerrar el ciclo del Acuerdo de Ralito que sigue siendo una deuda con la verdad y las víctimas, en especial en la región Caribe, pese a que eso ocurrió hace dos décadas. Sin embargo, muy a pesar de esas buenas intenciones, resulta inevitable la pregunta: ¿será esta vez posible cerrar, de verdad, el ciclo inconcluso de la desmovilización de las autodefensas?

Preocupa el momento en que se hizo esa reunión en razón a que ya al actual Gobierno solo le quedan escasos nueve meses de mandato, máxime cuando es una verdad de Perogrullo que su atención la tiene concentrada en los próximos procesos electorales.

En teoría, es de suma importancia el compromiso sellado entre las partes reunidas el pasado viernes 24 de octubre en Valledupar, el cual establece que se debe avanzar en verdad, reparación y búsqueda de desaparecidos.

El ministro Benedetti enfatizó sobre la necesidad de “terminar el ciclo del acuerdo de Ralito”. Pero ese cierre no puede ser meramente administrativo.

Ojalá que en los próximos nueve meses de gobierno que quedan se cumpla, tal como se acordó, el cronograma de visitas a los territorios más golpeados por el paramilitarismo, la realización de actos públicos de perdón y la identificación de bienes entregados al Estado que aún no han llegado a las víctimas.
Rodríguez fue puntual: “Esto es para las víctimas”. Y tiene razón. Sin ellas en el centro no vale la pena.

Frente a todo eso nos gustaría ser optimistas, pero la historia también invita al escepticismo. El proceso de Justicia y Paz, que siguió a la desmovilización de 2003, dejó miles de testimonios, pero también una sensación de impunidad y fragmentación. Muchos de los bienes prometidos nunca se materializaron en reparación y la verdad sobre los desaparecidos sigue dispersa en expedientes judiciales y en la memoria de los victimarios, como en el caso de las víctimas de la comisión de la fiscalía, de cuyo rastro y restos sólo conocemos el dolor de las familias cesarenses.

En las tertulias se habla del perdón público de Rodrigo Tovar Pupo, cuyas palabras reconocieron las “sillas vacías” que deja la violencia. Dio señales plausibles de reconciliación con los adversarios y la sociedad. Pero el perdón, por sí solo, no sana. Se necesita de los líderes de las autodefensas más verdad, entrega de bienes y el hallazgo de los desaparecidos.

La Consulta Popular y el Pacto Histórico

Positivo para la democracia la consulta popular de ayer en medio de tantas restricciones e incertidumbres que se le generaron a esa justa aspiración del Pacto Histórico en dirimir así la competencia interna; en oportunidad que legalmente estaba abierta para todos los partidos y solo el Pacto la acogió, es bueno recordarlo.

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