EDITORIAL

El Cesar no logra liberarse del embarazoso problema de menores

Según el reciente informe del Laboratorio de Economía de la Educación, publicado por EL PILÓN, el Cesar aparece en el séptimo lugar entre los departamentos de Colombia con mayor número de menores embarazadas, con edades entre los 10 y 19 años, durante el año 2024.

canal de WhatsApp

Según el reciente informe del Laboratorio de Economía de la Educación, publicado por EL PILÓN, el Cesar aparece en el séptimo lugar entre los departamentos de Colombia con mayor número de menores embarazadas, con edades entre los 10 y 19 años, durante el año 2024.

En el Cesar se registraron 2.988 nacimientos producto de embarazos tempranos durante el año 2024, lo que representó una alarmante participación porcentual del 20,2 %, ubicándolo en el séptimo lugar entre los diez departamentos con mayor participación”, revela el informe.

El estudio subraya que en el ámbito nacional hubo “un decrecimiento sostenido en los indicadores de embarazo adolescente”, mientras que el departamento del Cesar permanece anclado entre los territorios con mayor proporción de nacimientos en madres menores de edad.

Todo indica que las cifras siguen siendo muy altas en el Cesar y eso obliga a mirar muchas de las aristas del problema. La realidad de esas niñas y adolescentes exige formular preguntas que aún no están siendo respondidas con rigurosidad. ¿Quiénes son estas menores embarazadas? ¿Qué historias, condiciones sociales, trayectorias familiares y entornos educativos las rodean? ¿De dónde vienen?

Es posible que la significativa población migrante sumada a un corredor minero en crisis social y económica haya incidido de manera determinante, disparando las cifras en Valledupar y el resto del departamento del Cesar.

Las autoridades comprometidas con el tema deben iniciar una ardua tarea de investigar qué proporción de esas niñas y adolescentes proviene de hogares migrantes, particularmente venezolanos. La presión migratoria ha transformado la estructura social en el departamento, pero su impacto en el embarazo temprano aún no se ha estudiado a fondo. ¿Cuántas pertenecen a la llamada población flotante que circula entre municipios mineros? Las zonas mineras suelen registrar economías informales, movilidad inestable y otros factores que no son fáciles de medir y abordar.

El tema amerita un estudio que establezca si son niñas escolarizadas o desertoras del sistema educativo. La relación entre deserción escolar y embarazo temprano está ampliamente documentada, pero en el Cesar no se conocen investigaciones recientes que detallen la magnitud del problema y sus dinámicas diversas.

También debe conocerse si esas menores de edad provienen de hogares disfuncionales, de violencia intrafamiliar o de madres solteras que quedaron atrapadas en ciclos de pobreza. ¿Son víctimas de violencia sexual silenciada o no denunciada? ¿Cuál es el papel de las brechas rurales, donde el acceso a salud sexual y reproductiva es considerablemente menor que en zonas urbanas? Todas estas preguntas no surgen al azar; han sido formuladas por profesionales de distintas áreas sociales que estudian el fenómeno.

Consideramos que esa serie de preguntas bien podría convertirse en el punto de partida para comprender un fenómeno humano y social que observamos permanentemente a la vuelta de cualquier esquina en los distintos municipios del Cesar.

Debe tenerse en cuenta que el informe del Laboratorio de Economía de la Educación permite observar la magnitud numérica del problema, pero no explica sus causas locales; por eso corresponde enfrentar esa tarea desde aquí, desde nuestro propio territorio.

Es claro, entonces, que mientras no sepamos quiénes son, de dónde vienen y por qué llegan a la maternidad tan temprano, el embarazo adolescente seguirá siendo una cifra inquietante, además de una tragedia silenciosa que se repetirá de generación en generación si no se adelantan acciones frente a ese embarazoso problema.

TE PUEDE INTERESAR