Luego de conocer los resultados del estudio de caracterización hecho sobre los vendedores informales del centro de Valledupar, muy optimistas se han mostrado algunos expertos en el tema, frente a la posibilidad de una verdadera recuperación del espacio público de esa zona de la ciudad.
El optimismo radica en que se creía que eran más de 2.200 los vendedores informales de la zona céntrica, pero el reciente estudio pudo constatar con ejercicios de doble verificación, puesto a puesto, persona a persona, que solo son 957, lo cual indica que es una cifra viable, además de la buena disposición que esta población mostró para ser reubicados y formalizados.
Además, durante el acto de entrega de resultados, estuvieron presentes alrededor de unos 500 vendedores informales, todos se mostraron en total acuerdo con lo planteado allí por el alcalde Ernesto Orozco en cuanto a cómo sería la reubicación en la nueva plaza de mercado que se construye en el lote del antiguo Idema.
Esa nueva plaza de mercado dispondrá de 367 locales, es decir, que no alcanzará a cubrir el cien por ciento de los 957 que existen en el centro de Valledupar, por lo que ese proyecto se constituye en una primera fase, ante lo cual ya la administración adelanta gestiones para hacer posible la segunda fase que le dé cabida al resto de esa población.
Así las cosas, el ambiente es favorable para el logro de la recuperación del espacio público, pero se requiere un compromiso serio, voluntad política y absoluta determinación del alcalde Orozco y ese fue precisamente el discurso del mandatario, ante ese grupo numeroso de vendedores informales, quien ahora tiene el reto de convertir sus palabras en realidades concretas.
Es importante que tanto el alcalde como los vendedores informales tengan la claridad suficiente de todo lo que implica la recuperación del espacio público del centro de Valledupar, ambas partes deben entender que eso no puede reducirse a un simple ejercicio de reorganización del comercio informal y con base en ello asumir compromisos mutuos.
Con ese estudio ya se dio el primer paso que es reconocer a los vendedores ambulantes y estacionarios como parte importante de la economía local, pero que además son rostros humanos con historias y trayectorias que dan cuenta de una actividad que, aunque nacida muchas veces de la necesidad, se ha consolidado como un sector imprescindible para el dinamismo de la ciudad.
Otro dato alentador es que el alcalde Orozco ha dado muestras, como le corresponde a cualquier administración responsable, de cumplir con la obligación de diseñar políticas que garanticen el derecho al trabajo de quienes dependen del comercio informal y el deber del municipio de proteger el espacio público, la seguridad y el orden.
Con el estudio desarrollado ya se tiene claro el nivel educativo, los ingresos, las condiciones laborales, los riesgos, las redes de apoyo y las expectativas de esos vendedores informales frente a la administración municipal. Ya no queda duda que el comercio informal en Valledupar es un sector con arraigo, con estructura y con relevancia social y económica, pero también con necesidades que requieren de apoyo crediticio, de mejor infraestructura, capacitación y mecanismos de participación que garanticen transparencia de las partes involucradas en el asunto.
Tal parece que la ausencia de información había impedido una intervención responsable y daba paso a la improvisación. Ahora sí, con los datos que se acaban de obtener, solo restar decir: manos a la obra.





