Como si se tratara de un déjà vu (algo ya visto), los ganaderos de nuestra región vuelven a la zozobra e incertidumbre frente al abigeato, ese viejo y repetitivo problema que azota las zonas rurales del norte de Valledupar y las fronterizas con La Guajira.
Lo que más preocupa es que esta vez el hurto y sacrificio ilegal de ganado ya no es tan clandestino. Según testimonios de algunas víctimas, ahora lo hacen de manera descarada en plenas zonas transitadas y en los potreros cercanos a las instalaciones de las fincas, en ocasiones ante los ojos de los cuidadores de los animales, quienes quedan impotentes para actuar por temor a ser asesinados.
Noche tras noche, muchas fincas son víctimas de los cuatreros, asumiendo pérdidas económicas considerables que afectan el costo de toda la cadena de labores, incluidos pagos a trabajadores.
Ante esa delicada situación, nuevamente y tal como siempre se ha hecho, se vuelven a poner en alerta los ganaderos, campesinos y autoridades que han ofrecido recompensa económica a quien brinde información que ayude a capturar a los miembros de las bandas que se dedican al abigeato. Son $5.000.000 por parte de la Alcaldía de Valledupar y $15.000.000 ofrece la Gobernación del Cesar. También se habla de refuerzo de patrullajes de la Policía Nacional y del Ejército Nacional.
Muchos de los afectados coinciden en afirmar que ya las medidas tradicionales no son suficientes para contrarrestar el abigeato que cada vez se torna más descarado. Ellos tienen rezón, ese viejo problema requiere de soluciones nuevas y novedosas, con más inteligencia basada en las modernas tecnologías que permitan hacer un mayor rastreo del accionar de la delincuencia rural en esta región.
Por ejemplo, pensar en cámaras fotográficas rurales y en las vías de acceso a cada pueblo, con el fin de rastrear el recorrido de la carne hurtada para responder a preguntas como: ¿a dónde va a parar esa carne robada? ¿Quién la compra? ¿En qué expendios o mercados termina siendo ofrecida, sin control sanitario? Son algunas de las propuestas de ganaderos y que obligan a innovar en las posibles soluciones.
Claro está que la viabilidad de esa serie de ideas requiere del concurso y la acción firme tanto de las autoridades como del compromiso de todos los ciudadanos. Mientras exista quien compre y quien distribuya esa carne ilegal, el delito se seguirá perpetuando en la región.
La lucha contra el abigeato no puede quedar únicamente en manos de la Policía o de la Fiscalía, entre otras autoridades. Es un esfuerzo conjunto que demanda vigilancia comunitaria, denuncias oportunas y coordinación interinstitucional. Se necesitan que estén activos los comités de ganaderos, las juntas de acción comunal, los transportadores y comerciantes, todos deben hacer parte de un frente común.
Cada dato, cada sospecha, cada vehículo extraño visto en horas de la noche puede ser una pista clave para frenar esta cadena delictiva. También es urgente fortalecer los controles sanitarios y de procedencia de la carne que se comercializa en plazas de mercado, restaurantes y carnicerías. Bueno sería que la ciudadanía, al momento de comprar, aprenda a exigir documentos que acrediten la legalidad de la carne que se ofrece en expendios no oficiales.
Debe hacerse pedagogía ciudadana sobre la complicidad en la que incurren las personas que compran carne de dudosa procedencia. Lo cierto es que los métodos tradicionales contra el abigeato han fracasado y por ello se requiere explorar medidas innovadoras. Esos serán los temas principales que se abordarán en la reunión de ganaderos prevista para el próximo sábado a partir de las nueve de la mañana en el corregimiento de Los Corazones, zona norte de Valledupar.





