La doctrina de política exterior de Trump se puede describir como “Estados Unidos primero”, aunque es una frase que puede tener significados diferentes. También es comparada con la doctrina de Ronald Reagan: “paz mediante la fuerza”. El presidente Trump busca proyectar el poder militar y económico estadounidense contra adversarios, competidores y aliados por igual, para alcanzar los objetivos fundamentales de seguridad de Estados Unidos y mantener su supremacía.
Estas apreciaciones le dan demasiado crédito a Trump y se basan en la suposición de que está trabajando con un plan unificado y sofisticado para alcanzar sus objetivos políticos. Sin embargo, su estrategia es bastante difusa y contradictoria con sus objetivos y las prioridades de las agencias estadounidenses.
Los aranceles de Trump a la India, por ejemplo, están diseñados para presionar al primer ministro indio, Narendra Modi, para que detenga la compra de petróleo ruso, lo que a su vez presionaría financieramente a Moscú y causaría al presidente ruso, Vladimir Putin, más dificultades para financiar la guerra en Ucrania. Pero esos mismos aranceles también obstaculizan las negociaciones comerciales entre Estados Unidos e India, obligando a Nueva Delhi a replantearse su política de mano dura con China.
El corto plazo parece una obsesión para el presidente Trump. Busca soluciones rápidas y proclama con orgullo su éxito, incluso si los problemas que intenta resolver aún persisten en el futuro inmediato. El programa nuclear iraní es un buen ejemplo. La decisión de Trump, a mediados de junio, de bombardear las tres principales instalaciones nucleares de Teherán fue catalogada por la Casa Blanca como un éxito militar sin precedentes. No obstante, el Organismo Internacional de Energía Atómica afirmó que Irán conserva la mayor parte de sus reservas de uranio enriquecido de alto grado. Mientras tanto, se informa que Irán está reconstruyendo su capacidad de lanzamiento de misiles.
El plan de paz de 20 puntos de Trump para Gaza es otro ejemplo. Las fuerzas israelíes se han retirado de las principales ciudades de Gaza, el resto de los rehenes vivos ha sido liberado con sus familias y los cientos de miles de palestinos desplazados en el norte ya pueden regresar a sus hogares, o a lo que queda de ellos. Con su estilo característico, Trump declaró la misión cumplida en Oriente Medio, quizá soslayando que la propuesta de Trump sobre Gaza aún no se ha negociado.
La política exterior estadounidense en la región también es ilustrativa. Hace un mes, la administración Trump destruyó ocho barcos en el Caribe que presuntamente transportaban drogas a Estados Unidos, causando la muerte de 34 personas. La incertidumbre de la política exterior de Trump afronta varios frentes, generando desgaste y manejos inadecuados. Cuidar las aguas del Caribe para evitar la entrada de drogas a Estados Unidos se convierte en imperativo para el éxito de las operaciones, porque, de lo contrario, revelaría que invadir Venezuela es su verdadera intención. Ese proceso, como otros similares, concibe un escenario de pesadilla para América Latina y pone a Colombia en riesgo inminente.
Por: Luis Díaz.
