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Intimidad con Jesús

Estas palabras se pronunciaron en el contexto de las promesas de la segunda venida de Jesús y el único camino al Padre. No se pronunciaron a manera de reprensión, ni con sorpresa, sino en el contexto de una conversación amistosa en la que, el Señor está animando a Felipe para que se acercara más a él.

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“Jesús le dijo: ¿tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? …” (San Juan 14,9)

Estas palabras se pronunciaron en el contexto de las promesas de la segunda venida de Jesús y el único camino al Padre. No se pronunciaron a manera de reprensión, ni con sorpresa, sino en el contexto de una conversación amistosa en la que, el Señor está animando a Felipe para que se acercara más a él.

La realidad es que, Jesús es la última persona con quien intimamos. Tambien los discípulos. Antes de Pentecostés, los discípulos conocían a Jesús como el único que les otorgaba poder y autoridad para vencer y producir resultados tangibles; como en aquella misión de los setenta, cuando regresaron triunfantes y contentos porque los espíritus y las circunstancias se les sujetaban, y Jesús les agrega valor al afirmarles que el verdadero gozo debe ser porque sus nombres están escritos en los cielos. ¡Estos eran tiempos maravillosos de gran intimidad con el Maestro!  

Pero, vendrían demandas de intimidad aún mayores, cercanías más estrechas. Como cuando les dice que, ya no les puede llamar siervos porque los siervos no saben lo que hacen sus señores; sino que, los llamará amigos. Esa amistad verdadera es poco común entre nosotros; significa identidad de pensamiento, corazón y espíritu. Toda la experiencia de la vida ha sido diseñada con el fin de capacitarnos para entrar en esa relación de amistad con Jesús. Recibimos sus bendiciones y conocemos su Palabra, pero, ¿lo conocemos a él realmente?

Una vez que, llegamos a la intimidad con Jesús, nunca más nos encontraremos solos y nunca más nos faltará la comprensión y el ánimo. Podemos abrirle continuamente nuestro corazón y contarle nuestros más íntimos secretos sin parecer demasiado sentimentales o patéticos. Tendremos la certeza absoluta que seremos escuchados y nos sentiremos importantes y significativos delante de Dios. Entonces, daremos muestras de una vida victoriosa en la que Jesús está en control. 

Queridos amigos: el resultado de permitir que Jesús satisfaga todas las áreas de la vida, hasta lo más profundo, es que cosecharemos una vida apacible de equilibrio firme y tranquilo. Este es el efecto de quienes tienen una firme intimidad con él. Más adelante, Jesús les afirma que era conveniente que él se fuera para poder enviar a otro Consolador que estaría con ellos para siempre. 

El Espíritu Santo, quien nos guiaría a toda verdad y glorificaría el nombre de Dios. ¡Este sí que es la verdadera amistad! Jesús nos envió su Santo Espíritu para que nos guiara a caminar más íntimamente con él y nos ayudara a dar frutos apacibles de justicia, siendo este fruto el resultado visible de nuestra relación de intimidad. 

Mis oraciones para que, podamos conocerlo en la intimidad, así como hemos sido conocidos por él en la confianza y la amistad.

Fuerte ese abrazo de amistad para ti y los tuyos… 

POR: VALERIO MEJÍA.

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