La mayoría de nosotros reconocemos la importancia de la oración, pero estamos inclinados a pensar que Dios ya no obra como obraba antes. Sí, la oración tiene mucho poder hoy, como lo ha tenido siempre. Dios no ha cambiado, la oración es la llave que abre los depósitos de la infinita gracia y poder de Dios.
La Biblia está llena de respuestas a oraciones definidas. El siervo de Abraham ora, y aparece Rebeca. Jacob lucha y ora, y Esaú declina su venganza. Moisés ora, y el Mar Rojo se divide. Josué ora, y los muros de Jericó caen. Isaías ora, y Dios es revelado. Y así puedo seguir con las oraciones de Daniel, Elías, Eliseo, la Iglesia, Pedro, etc. Por cierto, no puede ser puesto en duda el poder de la oración para resolver situaciones difíciles. Abundan ilustraciones de batallas, peleadas en oración en las circunstancias más extrañas, para demostrar el poder de la flaqueza cuando va aliada con Dios.
Sin embargo, la oración junto con el estudio de la Biblia, el reunirme con otros cristianos y la obediencia al Señor, son disciplinas espirituales que no podemos olvidar en nuestro crecimiento espiritual. La intimidad que conseguimos con Dios a través de la oración, nos trae al lugar de reposo en donde la completa sumisión a la voluntad divina nos llena de su paz.
Queridos amigos, la oración, además es un poderoso instrumento para ser usado en favor de otras personas; pero, con frecuencia somos derrotados por no ser definidos en la oración. Santiago nos da la explicación para la falta de resultados: “No tenéis porque no pedís”. En cambio, debemos esperar grandes cosas de Dios, con la confianza de ser oídos, y nuestra respuesta llegará, porque Dios es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según su poder en acción.
El ser definidos en la oración es el medio mediante el cual, los ríos de energía divina son desatados y dirigidos a las necesidades más desesperantes; por tanto, la oración vital no es una palabra, sino un acto sencillo y sensible, como quien abre las compuertas de una represa y permite que la fuerza del agua se derrame y desborde irrigando todo el territorio. La oración, además, nos prepara para disfrutar del dulce Espíritu Santo, quien nos capacita para vencer las dificultades.
La oración prevalece, trae poder, trae vida, trae a Dios. Atrevámonos a ser definidos con Dios. Atrevámonos a asirnos de las promesas divinas y a esperar con fe y paciencia hasta que lleguen las respuestas. Aquellos que estén completamente seguros de que Dios vive, deben definirse en conocerlo. Aquellos que estén seguros de que Dios ama, podrán estar fuertes en los caminos de la vida. Aquellos que están seguros de que Dios ve, lo podrán mirar actuando en todas partes. Pero, aquellos que estén seguros de que Dios oye, estarán definidos para hablarle en oración.
Mis oraciones contigo, para que, puedas definirte en oración y descubrir los secretos de su presencia. Y recuerda que, “tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público”. Fuerte abrazo en Cristo…
Por: Valerio Mejía.
