Hace tiempo no sabía, que el avanzar no tenía techo, y me encontré con las ías, de todo tipo en derecho.
No se trata solamente, de inteligencia artificial.
Distintos temas a tratar, que han enredado la mente. Verbigracia el derecho. ¿Tiene psicología?
Y más osado me atrevo, tiene hasta psiquiatría. Un divorcio, por ejemplo, deja a la expareja fría, comparten techo y no lecho y sentimientos sin valía.
Tristes y a veces contentos, sin plata pa’ la comía, y cuando el proceso es lento, más se sufre la agonía. No se conoce, por cierto, con quien se casó antes días. La fiera lidia despierto, salida de una jauría.
Liquidar bienes y el resto, los hijos comen día a día. Abogados en su puesto, honorarios y cuantías.
El mejor consejo suelto, rejúntese, solo conviva. Capitule o pacte acuerdos, prenupciales, que algo evita. Por otro lado, si hay muerto, la sucesión convendría.
Si en familias no hay acuerdo, demandan por otra vía. Terminan todos por los pelos, de esa moza desconocía. El causante dejó el pelero, pues todo se lo bebía, acreedores y embargos ciertos “el finado sí debía”.
La DIAN que no come cuento, que declaren “no hay tutia” judicial tarda el proceso y nadie paga en notaría.
Como no hubo testamento, cualquiera de esas dos vías. Un soponcio directo, “no pensé que eso valía”.
En escrituras e impuestos, da más de lo que tenía. Después denuncios y pleitos, eso se fue de Fiscalía. Se alteraron documentos. de más hijos, no sabía.
Psiquiatría también aplica, en procesos administrativos. Pues la experiencia indica, más de 15 años invertidos.
Una reparación directa, evita. O contratos administrativos.
Fallo de primera instancia, a favor, qué delicia. Eso dice el proveído. Pero en segunda qué inmundicia. El Consejo de Estado no quiso, después de años de Lidia, la litis que se ha perdido.
Que el abogado no servía, que hasta el juez se habrá vendido, a terapia manda enseguida, a aquellos que han invertido.
El cuncho:
Como son varias las ías que se asocian al derecho, frescos que, en pocos días, ¡continuamos, es un hecho!
Por: Luis José Mendoza Guerra.
Abogado, investigador, doctor en Ciencias de la Educación.











