Cultura ciudadana es quizás una de las palabras cuyo sentido se ha desdibujado de tanto mencionarse y poco reflejarse en la cotidianidad de nuestra ciudad. Está normalizado incumplir las normas de tránsito, pasar por encima del peatón, botar basura a las calles y hacer uso inadecuado del espacio público, también hostigar a las mujeres con piropos no solicitados.
Sin embargo, esto solo nos muestra lo vital que es inculcar esas normas, principios y comportamientos que como individuos debemos respetar y promover para convivir en comunidad.
Por esta razón, pienso que la cultura ciudadana está atada a la identidad -al sentido de pertenencia- y esa identidad es la que crea el entorno propicio para aprehender las normas, principios y comportamientos que deseamos que se respeten en nuestra sociedad, en nuestra ciudad. Citaré un ejemplo real que me dejó atónito, pero me hizo reflexionar de la importancia de conocernos (me refiero a encontrar la identidad de nuestra ciudad).
Estaba caminando en el Parque de la Vida con un familiar y justo el atardecer caía sobre la Sierra Nevada. Entonces le pregunté si sabía de las montañas que nos rodeaban cuál era la Sierra Nevada y cuál la Serranía del Perijá. Mi acompañante lo desconocía. Decidí entonces preguntarle a una señora que pasaba a nuestro lado. Para mi sorpresa, ella tampoco lo sabía. Fue una tercera persona la que se sumó a la conversación y les indicó dónde estaba cada una, Sierra Nevada y Perijá.
Mi objetivo no es señalar a aquellos que quizás tampoco ubiquen estas dos extensiones montañosas que nos rodean y nos hacen valle, sino mostrar lo relevante que es empezar por avivar la chispa de curiosidad de conocer lo que somos y lo que tenemos. Por ejemplo, soy un total ignorante de los árboles -más allá del palo e’ mango y el caucho- que abundan en la ciudad, no sé el nombre de la mayoría de árboles y mucho menos identificarlos, pero sí sé que quiero conocerlos y no me gustaría que esta ciudad dejara de ser verde.
Una vez tengamos noción de nuestra identidad es posible como sociedad proyectarnos y tener una visión de ciudad. La cultura como muchos otros aspectos de las ciudades son procesos y proyectos de largo plazo, que se cultivan, se riegan y se mantienen. No sé si somos conscientes de que en 15 años será el 500 aniversario de la ciudad. ¿Cómo queremos que sea esa ciudad? Es algo que vale la pena preguntarse y sobre lo que debemos tomar acción.
Por otro lado, pienso que, alineado con la proyección a futuro, gran parte de los esfuerzos deberían estar enfocados en los niños y niñas, en cultivar en ellos la cultura ciudadana que deseamos tener en Valledupar. Son ellos la semilla de la sociedad en el futuro. Me imagino a nuestros más pequeños llamando la atención a los mayores cuando noten que algo está fuera de lugar en sus acciones, por ejemplo, aquel que se pasa el semáforo en rojo o ensucia la calle que es de todos.
Por último, sueño con una Valledupar que se mantenga verde, que mantenga la cultura viva en sus calles y gentes, una ciudad creativa, multicultural, con transporte público funcional, con equipamientos urbanos que faciliten caminarla, con las aguas vivas del río Guatapurí. Palos e’ mango y cauchos en los bulevares de las avenidas. También una ciudad más segura para todos, en especial para las mujeres. Y tú ¿cuál es la Valledupar que quieres?
Por: Sebastian Manotas Garrido











