Del 2018 al 2019 más de 74.000 cesarenses salieron de la pobreza multidimensional, esto significa que mejoraron sus condiciones de vida. Sin embargo, este avance social está bajo amenaza ante la entrada de la pandemia y la reducción en la inversión hacia sectores claves como la salud, educación, agua potable, entre otros.
Después de varios años con resultados regulares y negativos en materia de pobreza multidimensional, el Cesar logró avanzar en esta lucha durante el 2019, según las cifras publicadas por el Dane.
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Y es que mientras el 31,7 % de la población del departamento vivía bajo la pobreza multidimensional en el 2018, para el 2019 esa cifra se redujo 6,2 puntos porcentuales hasta llegar al 25,5 %. Sin duda un avance significativo, pero que está bajo amenaza (seguramente se perderá) ante la aparición de la pandemia provocada por la covid-19.
El Cesar sigue estando por encima del promedio nacional en materia de pobreza: en Colombia el porcentaje fue de 17,5 %, exactamente 8 puntos porcentuales menos que la cifra de pobreza multidimensional del Cesar. Es decir que en el departamento habíamos avanzado en la batalla contra este flagelo pero seguimos pasos atrás.
En ese sentido, los departamentos que presentaron los mayores niveles de pobreza multidimensional son: Vichada (72,2 %), Guainía (67,0 %), Vaupés (66,5%) y La Guajira (48,9 %). Por otra parte, la ciudad de Bogotá D.C. (7,1%), y los departamentos de San Andrés (8,2 %), Quindío (10,2 %) y Valle del Cauca (10,8 %) presentaron los menores niveles de pobreza multidimensional.
“La pobreza multidimensional se redujo de 19,1 % a 17,5 % entre 2018 y 2019, lo que implica que más de 600 mil personas salieron de la pobreza”, comentó sobre los resultados nacionales el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía.
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Como citó un internauta, la cifra de la pobreza no remarca cómo estamos actualmente, sino cómo estábamos antes de la aparición de la pandemia. Porque muchas de esas cifras desaparecerán o ya desaparecieron: expertos hablan de un retroceso de 20 años en la lucha contra la pobreza, otros de un aumento de 15 puntos porcentuales a nivel nacional. El Cesar es uno de los departamentos más vulnerable ante este tipo de choques inesperados.
Y quedó demostrado con los más de 28.514 empleos que se perdieron en la capital del departamento durante los primeros cinco meses del año. En los otros 24 municipios, aunque no existen cifras oficiales, la situación no es distinta: en la zona minera las multinacionales planean suspender temporalmente sus actividades ante los malos resultados económicos, lo que afectaría cientos de empleos directos e indirectos, y en los otros municipios cientos de negocios cerraron, sin contar que ahora las administraciones públicas cuentan con menos recursos para inversiones sociales.
Para entender mejor las cifras que comparte el Dane es importante conocer cómo se compone el Índice de Pobreza Multidimensional, IPM. El Dane lo divide en 5 dimensiones y 15 indicadores.
Primero, las condiciones educativas (analfabetismo y bajo logro educativo); segundo, las condiciones de la niñez y juventud (inasistencia escolar, rezago escolar, barreras de acceso a servicios de cuidado de primera infancia y trabajo infantil); tercero, el trabajo (trabajo informal y desempleo de larga duración); cuarto, salud (sin aseguramiento a salud y barreras de acceso a salud dada una necesidad) y quinto las condiciones de la vivienda y servicios públicos (sin acceso a fuente de agua mejorada, inadecuada eliminación de excretas, material inadecuado de pisos, material inadecuado de paredes y hacinamiento crítico).
A nivel departamental, en el 2018, alrededor de 380.581 cesarenses (31,7 %) no contaban con las condiciones básicas y vivían bajo la pobreza; para el 2019 mejoraron su condición de vida y salieron de la pobreza multidimensional más de 74.438 cesarenses.
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¿Cómo lograron escapar de ese flagelo? Seguramente gracias a las inversiones realizadas en sectores como la educación, con la reducción del analfabetismo y aumento de cobertura; atención y protección a la niñez; construcción de oportunidades laborales; mejoramiento en la atención de salud y por supuesto mejores condiciones de vivienda y mayor acceso a los servicios públicos. De allí la importancia de invertir en estos componentes.
En el Cesar, en promedio, habitan 3,46 personas por hogar. Este dato es importante porque uno de los determinantes de las condiciones de pobreza es el espacio en los hogares. Pero aún más fundamental es el acceso a servicios públicos.
En primer lugar, aunque es uno de los servicios más irregulares, la energía eléctrica es el servicio público con el mayor porcentaje de cobertura: el 96,5 % de la población del Cesar cuenta con energía. Sin embargo no se puede olvidar el otro 3,5 % que permanece en los ‘años oscuros’.
Pero sin duda el acceso al agua potable es un factor determinante para una vida digna. En este caso preocupa la breve disminución que se registró del 2018 a 2019 en materia de cobertura de acueducto. Para el año pasado el 86,5 % de los cesarenses contaba con acueducto, frente al 13,5 % de la población que no está conectada a un acueducto.
¿De dónde toma el agua esta parte de la población? ¿Consumen agua potable? Seguramente no, por eso, aún son miles de familias cesarenses, en su mayoría rurales, que viven con el riesgo de adquirir una infección al usar agua no apta para el consumo.
Por eso la recomendación es que más allá de la reducción de los ingresos públicos, y como el agua es vida, el gobierno departamental y los municipales sigan apostando por llegar hasta el 100 % de la cobertura en acueducto.
Dentro de los ítems de las condiciones de la vivienda y servicios públicos, el Dane mide y califica la inadecuada eliminación de excretas con el apoyo de la cobertura en alcantarillado.
Resulta que el 73,1 % de los habitantes de los 25 municipios cuentan con alcantarillado y una recomendable eliminación de excretas. No obstante, la tragedia de salubridad la padece el 26,9 % de los cesarenses que no cuentan con sistema de alcantarillado. Son estos territorios donde todavía utilizan las fosas sépticas para almacenar desechos, exponiéndose, sobre todo los menores de edad, a enfermedades e infecciones.
“El alcantarillado público resulta primordial en los asentamientos de población y es el responsable de que en la actualidad las enfermedades se hayan reducido tanto, de que exista una esperanza de vida más alta y de que las plagas se hayan vuelto más ocasionales”, describe una empresa de servicios públicos.
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Hace 15 años el internet en los hogares colombiano contaba solo como un gusto. Y es que por la dinámica laboral y académica estaba lejos de ser una necesidad. Pero hoy, y más con la pandemia, el acceso a internet es clave para no quedarse atrás. Por eso es preocupante que solo el 35,7 % de la población del departamento haya indicado que tiene acceso a internet.
Esto significa que en materia de acceso a las nuevas tecnologías, en el departamento tenemos casi un 65,3 % de la población en el siglo pasado, sin acceso a internet, sin acceso al conocimiento que este dispone. Si el Dane asegura que la población del departamento es de 1.200.574 habitantes, más o menos 783.974 cesarenses están desconectados de la realidad virtual.
No existe mayor logro social para un mandatario que disminuir la pobreza, por eso, lo valioso de estas cifras es que le permite conocer dónde deben invertir para reducir los índices negativos.
Por Deivis Caro/EL PILÓN
[email protected]
Del 2018 al 2019 más de 74.000 cesarenses salieron de la pobreza multidimensional, esto significa que mejoraron sus condiciones de vida. Sin embargo, este avance social está bajo amenaza ante la entrada de la pandemia y la reducción en la inversión hacia sectores claves como la salud, educación, agua potable, entre otros.
Después de varios años con resultados regulares y negativos en materia de pobreza multidimensional, el Cesar logró avanzar en esta lucha durante el 2019, según las cifras publicadas por el Dane.
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Y es que mientras el 31,7 % de la población del departamento vivía bajo la pobreza multidimensional en el 2018, para el 2019 esa cifra se redujo 6,2 puntos porcentuales hasta llegar al 25,5 %. Sin duda un avance significativo, pero que está bajo amenaza (seguramente se perderá) ante la aparición de la pandemia provocada por la covid-19.
El Cesar sigue estando por encima del promedio nacional en materia de pobreza: en Colombia el porcentaje fue de 17,5 %, exactamente 8 puntos porcentuales menos que la cifra de pobreza multidimensional del Cesar. Es decir que en el departamento habíamos avanzado en la batalla contra este flagelo pero seguimos pasos atrás.
En ese sentido, los departamentos que presentaron los mayores niveles de pobreza multidimensional son: Vichada (72,2 %), Guainía (67,0 %), Vaupés (66,5%) y La Guajira (48,9 %). Por otra parte, la ciudad de Bogotá D.C. (7,1%), y los departamentos de San Andrés (8,2 %), Quindío (10,2 %) y Valle del Cauca (10,8 %) presentaron los menores niveles de pobreza multidimensional.
“La pobreza multidimensional se redujo de 19,1 % a 17,5 % entre 2018 y 2019, lo que implica que más de 600 mil personas salieron de la pobreza”, comentó sobre los resultados nacionales el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía.
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Como citó un internauta, la cifra de la pobreza no remarca cómo estamos actualmente, sino cómo estábamos antes de la aparición de la pandemia. Porque muchas de esas cifras desaparecerán o ya desaparecieron: expertos hablan de un retroceso de 20 años en la lucha contra la pobreza, otros de un aumento de 15 puntos porcentuales a nivel nacional. El Cesar es uno de los departamentos más vulnerable ante este tipo de choques inesperados.
Y quedó demostrado con los más de 28.514 empleos que se perdieron en la capital del departamento durante los primeros cinco meses del año. En los otros 24 municipios, aunque no existen cifras oficiales, la situación no es distinta: en la zona minera las multinacionales planean suspender temporalmente sus actividades ante los malos resultados económicos, lo que afectaría cientos de empleos directos e indirectos, y en los otros municipios cientos de negocios cerraron, sin contar que ahora las administraciones públicas cuentan con menos recursos para inversiones sociales.
Para entender mejor las cifras que comparte el Dane es importante conocer cómo se compone el Índice de Pobreza Multidimensional, IPM. El Dane lo divide en 5 dimensiones y 15 indicadores.
Primero, las condiciones educativas (analfabetismo y bajo logro educativo); segundo, las condiciones de la niñez y juventud (inasistencia escolar, rezago escolar, barreras de acceso a servicios de cuidado de primera infancia y trabajo infantil); tercero, el trabajo (trabajo informal y desempleo de larga duración); cuarto, salud (sin aseguramiento a salud y barreras de acceso a salud dada una necesidad) y quinto las condiciones de la vivienda y servicios públicos (sin acceso a fuente de agua mejorada, inadecuada eliminación de excretas, material inadecuado de pisos, material inadecuado de paredes y hacinamiento crítico).
A nivel departamental, en el 2018, alrededor de 380.581 cesarenses (31,7 %) no contaban con las condiciones básicas y vivían bajo la pobreza; para el 2019 mejoraron su condición de vida y salieron de la pobreza multidimensional más de 74.438 cesarenses.
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¿Cómo lograron escapar de ese flagelo? Seguramente gracias a las inversiones realizadas en sectores como la educación, con la reducción del analfabetismo y aumento de cobertura; atención y protección a la niñez; construcción de oportunidades laborales; mejoramiento en la atención de salud y por supuesto mejores condiciones de vivienda y mayor acceso a los servicios públicos. De allí la importancia de invertir en estos componentes.
En el Cesar, en promedio, habitan 3,46 personas por hogar. Este dato es importante porque uno de los determinantes de las condiciones de pobreza es el espacio en los hogares. Pero aún más fundamental es el acceso a servicios públicos.
En primer lugar, aunque es uno de los servicios más irregulares, la energía eléctrica es el servicio público con el mayor porcentaje de cobertura: el 96,5 % de la población del Cesar cuenta con energía. Sin embargo no se puede olvidar el otro 3,5 % que permanece en los ‘años oscuros’.
Pero sin duda el acceso al agua potable es un factor determinante para una vida digna. En este caso preocupa la breve disminución que se registró del 2018 a 2019 en materia de cobertura de acueducto. Para el año pasado el 86,5 % de los cesarenses contaba con acueducto, frente al 13,5 % de la población que no está conectada a un acueducto.
¿De dónde toma el agua esta parte de la población? ¿Consumen agua potable? Seguramente no, por eso, aún son miles de familias cesarenses, en su mayoría rurales, que viven con el riesgo de adquirir una infección al usar agua no apta para el consumo.
Por eso la recomendación es que más allá de la reducción de los ingresos públicos, y como el agua es vida, el gobierno departamental y los municipales sigan apostando por llegar hasta el 100 % de la cobertura en acueducto.
Dentro de los ítems de las condiciones de la vivienda y servicios públicos, el Dane mide y califica la inadecuada eliminación de excretas con el apoyo de la cobertura en alcantarillado.
Resulta que el 73,1 % de los habitantes de los 25 municipios cuentan con alcantarillado y una recomendable eliminación de excretas. No obstante, la tragedia de salubridad la padece el 26,9 % de los cesarenses que no cuentan con sistema de alcantarillado. Son estos territorios donde todavía utilizan las fosas sépticas para almacenar desechos, exponiéndose, sobre todo los menores de edad, a enfermedades e infecciones.
“El alcantarillado público resulta primordial en los asentamientos de población y es el responsable de que en la actualidad las enfermedades se hayan reducido tanto, de que exista una esperanza de vida más alta y de que las plagas se hayan vuelto más ocasionales”, describe una empresa de servicios públicos.
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Esto significa que en materia de acceso a las nuevas tecnologías, en el departamento tenemos casi un 65,3 % de la población en el siglo pasado, sin acceso a internet, sin acceso al conocimiento que este dispone. Si el Dane asegura que la población del departamento es de 1.200.574 habitantes, más o menos 783.974 cesarenses están desconectados de la realidad virtual.
No existe mayor logro social para un mandatario que disminuir la pobreza, por eso, lo valioso de estas cifras es que le permite conocer dónde deben invertir para reducir los índices negativos.
Por Deivis Caro/EL PILÓN
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