Murió uno de los grandes juristas de Colombia: Álvaro Zuleta Oñate, exprofesor por concurso de méritos de las Universidades Nacional y Libre de Bogotá, versado en Derecho Penal y excónsul en Bremen, Alemania, con el aval político del entonces senador de la República Pepe Castro. Zuleta Oñate acuñó una de las célebres frases que parecen […]
Murió uno de los grandes juristas de Colombia: Álvaro Zuleta Oñate, exprofesor por concurso de méritos de las Universidades Nacional y Libre de Bogotá, versado en Derecho Penal y excónsul en Bremen, Alemania, con el aval político del entonces senador de la República Pepe Castro.
Zuleta Oñate acuñó una de las célebres frases que parecen extraídas del decálogo de los griegos, los que filosofaron mejor: “La educación imprime cultura; un pueblo culto, es un pueblo grande; sin educación, no es posible entender los beneficios de la salud; sin salud, no es posible laborar; y sin trabajo, no puede subsistir la familia, base indeleble de toda sociedad, premisa que construyó en los suburbios de Bogotá, como tesis para optar a su título de abogado, concatenación de ideas que remarcan la importancia de la vida a partir de la educación, una de las premisas más hermosas de que se tenga registro en el contexto literario clásico y contemporáneo.
Con los años se llega a saber que la muerte no solo es soportable, sino hasta reconfortable, escribió el literato argentino, Ernesto Sábato. La muerte es un mal necesario cuando la vida se convierte en una tortura o suplicio, padecimiento que afrontó el nacido en La Paz (Cesar), antiguo Robles.
Álvaro Zuleta Oñate fungió como juez de Instrucción Criminal, abogado litigante, procurador delegado para las Fuerzas Militares y otros cargos de preminencia, pero desgastes de la edad y la enfermedad fueron minando su calidad de vida, hasta cerrar su ciclo vital a los 82 años.
Con tesis laureada otorgada por la Universidad Nacional, sobre la formación del ser humano, desde el vientre de la madre, hasta la pubertad, exhibida en la antigua Casa de la Cultura de Valledupar, nos pone en contexto Paula María Acosta, en necrología viralizada y visualizada en redes sociales por amigos y admiradores del hombre de leyes.
No en vano fue citado por el gran maestro del Derecho, Esteban Bendeck Olivella, para denotar que la provincia debía sentirse orgullosa de la talla de abogado y cualidades de Álvaro Zuleta Oñate, de quien emerge un hijo y dos nietos: Álvaro José, ingeniero eléctrico, Samuel y María José, de 16 y 13 años, residentes en Cali y con nacionalidad colombofrancesa.
Víctor Deluque Escolar, exalcalde de Riohacha, José Carlos “Lole” Fuentes Zuleta, Pedro Toro Sierra, Ligia Gutiérrez Araújo y César “El Negro” Sánchez Vásquez, fueron alumnos sobresalientes del jurista y académico, Álvaro Zuleta Oñate, inmortalizado a través de la filosofía como reflexión crítica y sistemática del conocimiento de la realidad en su universalidad.
Por: Miguel Aroca Yepes
Murió uno de los grandes juristas de Colombia: Álvaro Zuleta Oñate, exprofesor por concurso de méritos de las Universidades Nacional y Libre de Bogotá, versado en Derecho Penal y excónsul en Bremen, Alemania, con el aval político del entonces senador de la República Pepe Castro. Zuleta Oñate acuñó una de las célebres frases que parecen […]
Murió uno de los grandes juristas de Colombia: Álvaro Zuleta Oñate, exprofesor por concurso de méritos de las Universidades Nacional y Libre de Bogotá, versado en Derecho Penal y excónsul en Bremen, Alemania, con el aval político del entonces senador de la República Pepe Castro.
Zuleta Oñate acuñó una de las célebres frases que parecen extraídas del decálogo de los griegos, los que filosofaron mejor: “La educación imprime cultura; un pueblo culto, es un pueblo grande; sin educación, no es posible entender los beneficios de la salud; sin salud, no es posible laborar; y sin trabajo, no puede subsistir la familia, base indeleble de toda sociedad, premisa que construyó en los suburbios de Bogotá, como tesis para optar a su título de abogado, concatenación de ideas que remarcan la importancia de la vida a partir de la educación, una de las premisas más hermosas de que se tenga registro en el contexto literario clásico y contemporáneo.
Con los años se llega a saber que la muerte no solo es soportable, sino hasta reconfortable, escribió el literato argentino, Ernesto Sábato. La muerte es un mal necesario cuando la vida se convierte en una tortura o suplicio, padecimiento que afrontó el nacido en La Paz (Cesar), antiguo Robles.
Álvaro Zuleta Oñate fungió como juez de Instrucción Criminal, abogado litigante, procurador delegado para las Fuerzas Militares y otros cargos de preminencia, pero desgastes de la edad y la enfermedad fueron minando su calidad de vida, hasta cerrar su ciclo vital a los 82 años.
Con tesis laureada otorgada por la Universidad Nacional, sobre la formación del ser humano, desde el vientre de la madre, hasta la pubertad, exhibida en la antigua Casa de la Cultura de Valledupar, nos pone en contexto Paula María Acosta, en necrología viralizada y visualizada en redes sociales por amigos y admiradores del hombre de leyes.
No en vano fue citado por el gran maestro del Derecho, Esteban Bendeck Olivella, para denotar que la provincia debía sentirse orgullosa de la talla de abogado y cualidades de Álvaro Zuleta Oñate, de quien emerge un hijo y dos nietos: Álvaro José, ingeniero eléctrico, Samuel y María José, de 16 y 13 años, residentes en Cali y con nacionalidad colombofrancesa.
Víctor Deluque Escolar, exalcalde de Riohacha, José Carlos “Lole” Fuentes Zuleta, Pedro Toro Sierra, Ligia Gutiérrez Araújo y César “El Negro” Sánchez Vásquez, fueron alumnos sobresalientes del jurista y académico, Álvaro Zuleta Oñate, inmortalizado a través de la filosofía como reflexión crítica y sistemática del conocimiento de la realidad en su universalidad.
Por: Miguel Aroca Yepes