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Después del Domingo de Ramos, al inicio de la Semana Mayor, los vallenatos nos aprestamos a recibir la comunión en la misa del Santo Ecce Homo, el patrono del Valle. El lunes la romería es intensa, unos madrugan, desde las dos o tres de la mañana se disponen al encuentro con nuestro patrono: “He aquí al hombre”.
La diplomacia es el arte de decirle al otro ¡hijo de puta! con tal sutileza y estilo que el que reciba el madrazo lo tome como un cumplido y con tanta felicidad que termine dando las gracias; en realidad es la disciplina que evita que los seres humanos nos agarremos de las mechas en una confrontación sin precedentes y más ahora con la proliferación de las armas nucleares.
Su blonda cabellera como trigales de cortos horizontes y sus simples dedos que tejieron la vida con las creaciones de bordados eternos y descifrables para el ingenio de lo simple fueron las herramientas de la cultura y labor que le entregaron a su espíritu y creación innata, la ventaja absoluta para abrir los caminos en una vida con especie de trampas cotidianas, por descifrar a punta de esfuerzos lo que es la vida de muchos sacrificios donde la moral marca la pauta.
El Lunes Santo es la unción de Jesucristo en el templo, su santidad es ejemplo en la cruz y la pasión.
Las guerras, se producen por lo general, cuando se cierra la puerta del diálogo, dando lugar a la soberbia y la arrogancia.
La crítica consiste en que los más puristas insisten en que los nuevos canten o creen versos iguales o parecidos, pero la vida misma trae afanes distintos en desiguales momentos.
Todo inició en la administración de Ciro Pupo en 2004, con un proyecto mal planeado desde el comienzo, porque se hizo sin licencia ambiental.
Cada vez que aceptamos compartir nuestra ubicación sin saberlo, dejamos una huella digital que puede ser utilizada en nuestra contra.
Un santo Ecce Homo que nos debe permitir reflexionar en el hecho de que como sociedad nos estamos equivocando y como clase dirigente nos falta más.
Hay historias que se graban en la historia con tinta indeleble. Una de ellas es la de Singapur, un pequeño país-isla, sin recursos naturales, rodeado de incertidumbre, azotado por la pobreza y la corrupción, que logró lo impensable: en una sola generación pasó de ser un país del Tercer Mundo a una de las potencias económicas más admiradas del planeta. Y lo hizo a través del arma más poderosa que existe: el liderazgo férreo y visionario.
Hemos afirmado en diferentes escenarios: malditas esas amnistías que han permitido que gobiernen nuestros países sinvergüenzas como Hugo Chávez, Daniel Ortega y el guerrillero. Estamos pagando las consecuencias de “no matar a la culebra por la cabeza” y ahora a llorarle “al mono de la pila”.
Creo que el pretexto o razón válida para irse, no es la falla de demandas del otrora oro blanco hoy calumniado carbón a bajos precios, o que el gobierno haya roto relaciones comerciales con uno de los mejores clientes, como lo es Israel, pues sí así fuera, Drummond estaría pensando lo mismo y, al contrario, están tratando de aumentar su producción y exportación.
Los humanos por naturaleza necesitamos respuestas y, por lo tanto, la incertidumbre suele ser aversiva. Con unas elecciones presidenciales, el estallido de guerras en múltiples zonas, la creciente volatilidad climática y una infinidad de otros tipos de fluctuaciones, es fácil sentir una angustia abrumadora por el futuro y ver la certeza como un faro en una época cada vez más oscura.
La expresión “Es la economía, estúpido” fue acuñada por James Carville en la campaña política que llevó a Bill Clinton a la presidencia de los Estados Unidos en 1992.
Ustedes saben que yo hago parte de las minorías que en el Festival de la Leyenda Vallenata su prioridad son los concursos. Como sé que la simultaneidad en las eliminatorias me impide asistir a buena parte de ellos, entonces procuro distribuir muy bien mi tiempo, así que este año trataré de hacer buen uso del don de la ubicuidad.
Tomo esta frase de la exclamación del patriarca Jacob, cuando se quejaba de la pérdida de su hijo José y la inminente pérdida de Simeón y Benjamín. Es un grito de desespero y fastidio ante las circunstancias de la vida. Una carga difícil de soportar.
Hablar de la espiritualidad del Ecce Homo es remontarse a tiempos idos que nos permiten entrever episodios históricos llenos de mucha fe y fervor, en especial hablar de los milagros atados a la majestuosa columna y enclavados en su corona de espinas.
El juego de las precandidaturas presidenciales está abierto, van cerca de 30 candidatos y contando.
Cuando no eres ciego y no tienes la suficiente luz para leer, es entonces cuando te das cuenta que aquel que carece del sentido de la vista te lleva ventaja.
No deja de causar preocupación la forma en que supuestos "representantes", "intermediarios" y "gestores", que, como aves carroñeras, se aprovechan de las circunstancias alrededor de la compensación que Petrobras y Ecopetrol deben hacer a los pescadores de Manaure, en La Guajira, por la explotación del gas en el proyecto SIRIUS 2.
En términos relativos de tiempo y espacio, Roma fue un imperio mucho más grande que los EE. UU.; tuvo vigencia entre los años 27 a. C. y 476 d. C., 500 años, no mil como coloquialmente dicen algunos. Era tan grande este imperio que los romanos decían que en su territorio nunca se ocultaba el sol ya que se extendía desde Asia hasta Europa occidental y África, más de medio globo terráqueo.