En las lejanas tierras de Egipto vivía un faraón llamado Akil, era un rey humilde y adorado por todos; vivía en un inmenso palacio a orillas del rio Nilo, tenía un trono magnifico y más de 50 sirvientes.
Érase una vez un niño llamado Nill de siete años de edad, el cual caminaba rumbo a su casa y en el camino vio una hermosa mariposa y la siguió.
No sabía si abrir la caja, si desatar por fin el misterio que me envolvía o seguir temiéndole a los azotes de mi padre
Hoy, 10 de abril, Ana Arita despierta por un punzante dolor de cabeza, mira el reloj de su celular maldiciendo por lo bajo 2:50.
Juan se levanta temprano como todos los días. Es un hombre acostumbrado a madrugar. Miró al cielo, y vio que el sol estaba saliendo como siempre y la luna ocultándose.
Solo recordar la humilde pero valiosa vida que tuve, me llena de mucha nostalgia y sentimiento.
Hubo una vez tres pingüinos que nacieron el mismo día, se llamaban Juan, Jesús y José respectivamente.
El zorrito temblaba de miedo entre los matorrales se había quedado completamente solo, estaba esperando a su madre, pero ella jamás volvería un cazador la había matado.
En un reino lejano cubierto por grandes montañas y un gran rio vivía una hermosa princesa de 18 años con sus padres el rey Ignacio y la reina Carmen.
Todo parecía normal. La rutina y burlas de mis compañeros y en casa me sentía ignorada. Después de todo nada importaba, pues yo no existía. Mi única esperanza era encontrar el “Amor De Mi Vida
Había una vez dos mujeres y una vaca que vivían en una finca en la sierra, pero por amenazas de la guerrilla tuvieron que abandonar su tierra y salir desplazadas con mucha tristeza
Desde la muerte de mi amiga Crista trato de culpar a otros, pero el verdadero culpable soy yo.
En un pueblito recóndito, escondido entre varias montañas, vivía una niña curiosa con rasgos que caracterizan la belleza femenina de aquellas tierras, su piel morena como el café recién tostado, los ojos claros y alegres como abeja de panal.
Hace mucho tiempo atrás, cuando aún en la tierra reinaba la oscuridad y solamente habitaban los pájaros que conservaban y practicaban los consejos que le daba Siukukui;
En una galaxia lejana existía un planeta donde todo era brillante y redondo, su población era diferente a la de los demás planetas.
En un lugar no muy lejano, donde los rayos del sol dan todo su esplendor, vivía una familia conformado por José y Merilia y su pequeña María, quien sentía fascinación por su cinta color amarilla, que llevaba y lucia a todas partes. La familia vivían cómodos y sin necesidad alguna.
Había una vez un niño que se mudó a una casa muy grande donde encontró un tren muy extraño y en uno de sus vagones una piedra roja, le dio mucha curiosidad y al tomarla algo mágico pasó, el niño viajó en el tiempo.
Esta mañana cuando entre a la casa de mi amigo para buscar un balón, medio curiosidad ver a su mamá con una bata que se tornada enrojecida y muy manchada.
Esta madrugada cuando fui a cepillarme me dio curiosidad y sorprenderme al ver por la ventana las estrellas, estrellas hermosas que causan una impresión en los sentidos.
En un encuentro entre amigas María y Samara, su confidencial desde el primer grado, María le contó sobre una decisión tomada, Samara le responde: “es tu decisión nadie lo debe cambiar”.
Érase una vez en una provincia muy apartada, una familia de tres hijos, cuyos padres se dedicaban a las labores del campo.