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¿Y si hacemos que lo positivo también sea noticia?

Debo confesar que, para mí, Barranquilla es un ejemplo de hacia dónde se debe ir, al menos en temas de comunicación de ciudad.

Alix Belinda Castro, columnista de EL PILÓN.

Alix Belinda Castro, columnista de EL PILÓN.

Por: Alix

@el_pilon

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Debo confesar que, para mí, Barranquilla es un ejemplo de hacia dónde se debe ir, al menos en temas de comunicación de ciudad.

Hace cinco años tuve la oportunidad de participar, desde el campo de las comunicaciones, en un proyecto de ciudad relacionado con la educación. En ese momento, debía liderar la producción de unos productos que visibilizaran las potencialidades de Valledupar. Para desarrollar el plan de comunicación, realicé un ejercicio de investigación que orientara el enfoque que debíamos seguir. En ese proceso, comparé el ejercicio de comunicación de Valledupar con otras ciudades como Manizales y Barranquilla.

El ejercicio consistía en analizar cómo se leían estas ciudades en la web. Buscaba información positiva a través de frases como “Valledupar es la ciudad más…”. El resultado fue, en parte, desalentador y, al mismo tiempo, aleccionador. Barranquilla destacaba por la cantidad de noticias positivas que aparecían, la mayoría replicadas por medios nacionales. La ciudad proyectaba dinamismo y propósito. En cambio, sobre Valledupar predominaban las noticias negativas. Apenas encontré un par de notas positivas fechadas en 2016. Para 2020, ese contenido era irrelevante.

¿Significa esto que en Barranquilla no ocurren hechos negativos? No. Pero la estrategia de comunicación permite que las noticias positivas prevalezcan. Y eso marca una diferencia importante.

Por supuesto, este tipo de ejercicios requiere coherencia. No se puede comunicar lo que no existe. Primero deben generarse acciones consistentes y, a partir de ellas, construir una narrativa que se difunda de forma estratégica. Para lograrlo, se necesita liderazgo. Es fundamental entender que la comunicación no es un asunto secundario; por el contrario, es tan importante como la acción misma. Quien lidera estos procesos de ciudad debe tener claro el valor de comunicar, contar con una visión clara y ambiciosa, un propósito definido y un equipo que trabaje de manera articulada.  

Además, debe ver la comunicación no solo como el ejercicio de hacer videos o tomar fotografías, sino de construir contenido que conecte con las personas, que les permita reconocerse. Verla como el vínculo entre ciudadanos y territorio, como una herramienta para generar confianza a través del relato. Cuando eso ocurre, las audiencias dejan de ser observadoras pasivas y se convierten en agentes activos, en embajadoras de su ciudad, en multiplicadoras del mensaje.

En Valledupar tenemos varios retos. Uno de ellos es entender que la ciudad es también una marca que gente del mundo busca a diario en la web. ¿Qué nos gustaría que vieran? ¿Cómo los enamoramos a través de la comunicación digital? Otro de ellos es promover una comunicación que dé lugar a relatos bien estructurados, que también se fundamenten en lo positivo. Estoy convencida de que todos los días ocurren en Valledupar hechos que vale la pena contar, pero que pasan desapercibidos.

Esa sinergia no puede depender solo de quienes están encargados de comunicar desde las instituciones. Los medios de comunicación también tienen una responsabilidad: la de narrar la ciudad de forma más equitativa y con el propósito de ser un actor que aporte a la imagen de la región.

Por: Alix Belinda Castro Morales.

Directora del programa de Comunicación Social Areandina 

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