Un amigo que vive en el barrio Los Campanos de Valledupar me comentaba que no sabe de dónde proviene la creencia de que la construcción de hipermercados en esa zona del norte de la ciudad se ha traducido en mayor valorización de los predios y en bienestar para los moradores de los conjuntos residenciales cercanos.
Por: Raúl Bermúdez Márquez
Un amigo que vive en el barrio Los Campanos de Valledupar me comentaba que no sabe de dónde proviene la creencia de que la construcción de hipermercados en esa zona del norte de la ciudad se ha traducido en mayor valorización de los predios y en bienestar para los moradores de los conjuntos residenciales cercanos.
“Durante el Festival Vallenato y en los días previos al evento, tuve mi casa por cárcel”. Lo decía haciendo referencia a las impresionantes congestiones de vehículos que se presentaron en la zona y que desalentaba cualquier intención de movilizarse en carro. Algo parecido podrían decir los habitantes del Conjunto Residencial del Norte, Villalba, Las Orquídeas, Las Margaritas o de las urbanizaciones próximas al Colegio Comfacesar.
El problema de movilidad en esos lugares se ha vuelto agobiante; no sólo en las horas pico: a cualquier hora! El embotellamiento que se presenta en la glorieta del acordeón, -lugar donde confluye la mayoría del tráfico automotor de la zona norte- en nada tiene que envidiarle a los trancones de Bogotá por falta del sistema de metro.
Aquí no necesitamos metro, pero sí nuevas vías arterias que comuniquen al norte con el occidente y puentes elevados en intersecciones donde las glorietas dejaron de ser solución y se convirtieron en propiciadoras de embotellamientos y accidentes. Y el problema tenderá a agravarse si se tiene en cuenta la construcción de nuevos conjuntos residenciales a lo largo de la vía a La Pedregosa, del crecimiento exponencial de la población estudiantil que acude a los megacolegios ubicados en ese mismo sector y la terminación de la vía Valledupar-San Juan por la variante Badillo.
El actual Alcalde Fredys Miguel Socarrás Reales, que realiza una labor digna de aplauso en materia de vivienda para los más necesitados, en el saneamiento fiscal, en seguridad ciudadana y en la generación de empleo a través del impulso a proyectos productivos que buscan volver por nuestros fueros de municipio con vocación agropecuaria, seguramente no habrá pasado por desapercibido la problemática que aquí se trata.
Sin embargo sería deseable una mayor dinámica en lo que tiene que ver con las soluciones a los problemas viales y de movilidad del casco urbano, que están ligados a la lentitud con que avanza la ejecución del Sistema Integrado de Transporte Urbano de la ciudad.
Un amigo que vive en el barrio Los Campanos de Valledupar me comentaba que no sabe de dónde proviene la creencia de que la construcción de hipermercados en esa zona del norte de la ciudad se ha traducido en mayor valorización de los predios y en bienestar para los moradores de los conjuntos residenciales cercanos.
Por: Raúl Bermúdez Márquez
Un amigo que vive en el barrio Los Campanos de Valledupar me comentaba que no sabe de dónde proviene la creencia de que la construcción de hipermercados en esa zona del norte de la ciudad se ha traducido en mayor valorización de los predios y en bienestar para los moradores de los conjuntos residenciales cercanos.
“Durante el Festival Vallenato y en los días previos al evento, tuve mi casa por cárcel”. Lo decía haciendo referencia a las impresionantes congestiones de vehículos que se presentaron en la zona y que desalentaba cualquier intención de movilizarse en carro. Algo parecido podrían decir los habitantes del Conjunto Residencial del Norte, Villalba, Las Orquídeas, Las Margaritas o de las urbanizaciones próximas al Colegio Comfacesar.
El problema de movilidad en esos lugares se ha vuelto agobiante; no sólo en las horas pico: a cualquier hora! El embotellamiento que se presenta en la glorieta del acordeón, -lugar donde confluye la mayoría del tráfico automotor de la zona norte- en nada tiene que envidiarle a los trancones de Bogotá por falta del sistema de metro.
Aquí no necesitamos metro, pero sí nuevas vías arterias que comuniquen al norte con el occidente y puentes elevados en intersecciones donde las glorietas dejaron de ser solución y se convirtieron en propiciadoras de embotellamientos y accidentes. Y el problema tenderá a agravarse si se tiene en cuenta la construcción de nuevos conjuntos residenciales a lo largo de la vía a La Pedregosa, del crecimiento exponencial de la población estudiantil que acude a los megacolegios ubicados en ese mismo sector y la terminación de la vía Valledupar-San Juan por la variante Badillo.
El actual Alcalde Fredys Miguel Socarrás Reales, que realiza una labor digna de aplauso en materia de vivienda para los más necesitados, en el saneamiento fiscal, en seguridad ciudadana y en la generación de empleo a través del impulso a proyectos productivos que buscan volver por nuestros fueros de municipio con vocación agropecuaria, seguramente no habrá pasado por desapercibido la problemática que aquí se trata.
Sin embargo sería deseable una mayor dinámica en lo que tiene que ver con las soluciones a los problemas viales y de movilidad del casco urbano, que están ligados a la lentitud con que avanza la ejecución del Sistema Integrado de Transporte Urbano de la ciudad.