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Columnista - 31 diciembre, 2021

‘Te dedico mis triunfos’, una mirada en el espejo desde la cuántica y la espiritualidad

Las letras de la canción caminan por sí solas, su narrativa rueda de forma estética, como los pliegues que se unen ornamentalmente entre listones de maderas bien logrados. 

Boton Wpp

La canción ‘Te dedico mis triunfos’ nos empuja a mirar qué tanto representamos en la grandeza y en la miseria humana, cómo se pretende el ego, que cree que se lo merece siempre.

Espiritualidad y cuántica se encuentran impresas en el contexto narrativo, te provoca sacar lo mejor de ti, esa parte de nosotros que está oculta hasta que encuentras a alguien para derramar las pasiones, y compartir esa vida que tenías predestinada. 

Lo cuántico se define en esas pasiones y aspiraciones que tenemos, para alcanzar y definir aquello que no se ve, o lo que se podría mirar de otra manera a lo cotidiano: “lo que no se puede medir y todo ese indeterminismo inscrito en las partículas que conforman nuestra realidad”. Esa es la trama que encierra ‘Te dedico mis triunfos’ en este misterio de la existencia humana.

Las letras de la canción caminan por sí solas, su narrativa rueda de forma estética, como los pliegues que se unen ornamentalmente entre listones de maderas bien logrados. 

‘Te dedico mis triunfos’, de la autoría de Aurelio Núñez, sigue caminando, no ha culminado la obra poética que penetró en nuestros corazones, en la voz de Jorge Oñate, que la hace más sublime, junto a las notas digitadas en el acordeón por Cristian Camilo Peñas.

¿Por qué la canción sigue siendo un éxito? Ella por sí sola contiene una narrativa básica, sus letras una a una se abrazan haciendo homogéneo su contexto, provoca lo que la gente quiere que le digan, sus desafíos y pasiones (“Pueden venir huracanes, que no tengo miedo y me voy con mi amor”).

Se convierte en un disparador social, en estos tiempos cobra más vigencia, toda vez que simboliza la bondad, y la humildad, desnuda el corazón, y lo pone a superar desafíos “Pueden venir mil diluvios, que cojo mi arca como hizo Noé”. 

Se toma como referente al ‘Diluvio’ descrito en el libro del Génesis como un episodio histórico universal, allí nos transporta a los desafíos que tiene la humanidad frente al amor, y la bondad, en la medida que la inundación dejó una “honda impresión entre los supervivientes, que lo consideraron un castigo divino por la impiedad de los hombres”. 

El arca simboliza el haber encontrado esa cueva de amor, esa mariposa en el firmamento, el refugio en la fe. 

‘Te dedico mis triunfos’ sigue afirmándose en nuestras pasiones. Así lo vaticinó Jorge Oñate: “Qué letra tan especial, mira cómo es tan linda…, mira cómo está Dios de parte de nosotros, que él no quería esa letra vieja para mí, quería una letra divina o especial como esa, esa letra te la regaló Dios para mí… Así que esa letra quedó marcada en mi repertorio como una canción especial”.

Regalar el triunfo que se ha ganado es desnudar el corazón, y no aprovecharse de la ocasión para provocar un comité de aplausos a favor del ego.

Que finura y placer nos produce que a nuestro cuerpo se incrustó “te regalo mi canto, mi risa y mis alegrías, te regalo mis triunfos, mi alma y la vida mía”.

El contexto filosófico de “Aunque soy como soy, yo no voy a cambiar. El precio de la fama me ausenta de ti. Aunque tengo de todo, vida por doquier, me acuerdo del ayer, cuando no tenía nada. Desde el día en que llegaste, que te conocí, te brindé mi nobleza, te di el corazón”, representa un resumen de lo que debemos ser: agua, arena, y calor, en este océano cósmico, que, de acuerdo a Carl Sagan, es adentrarse en este misterio del universo, para dejarnos arrastrar de la grandeza humana que en la canción se traduce en entregarlo todo, sin el precio de la fama que solo está presente en el delirio del ídolo. 

En el sentido cuántico y espiritual de ‘Te dedico mis triunfos’ hallamos el universo cósmico lleno de gente, montañas, nebulosas, nuestro sistema solar, planetas, la tierra donde vivimos, los mares y ciénagas, la roca en el Guatapurí donde medramos, la mariposa de amor volando, es un descubrimiento real que debe tener identidad, sin falsedades, sobre nuestra verdadera dimensión humana. [email protected]

Ricardo Arquez Benavides

Columnista
31 diciembre, 2021

‘Te dedico mis triunfos’, una mirada en el espejo desde la cuántica y la espiritualidad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Ricardo Arquez Benavides

Las letras de la canción caminan por sí solas, su narrativa rueda de forma estética, como los pliegues que se unen ornamentalmente entre listones de maderas bien logrados. 


La canción ‘Te dedico mis triunfos’ nos empuja a mirar qué tanto representamos en la grandeza y en la miseria humana, cómo se pretende el ego, que cree que se lo merece siempre.

Espiritualidad y cuántica se encuentran impresas en el contexto narrativo, te provoca sacar lo mejor de ti, esa parte de nosotros que está oculta hasta que encuentras a alguien para derramar las pasiones, y compartir esa vida que tenías predestinada. 

Lo cuántico se define en esas pasiones y aspiraciones que tenemos, para alcanzar y definir aquello que no se ve, o lo que se podría mirar de otra manera a lo cotidiano: “lo que no se puede medir y todo ese indeterminismo inscrito en las partículas que conforman nuestra realidad”. Esa es la trama que encierra ‘Te dedico mis triunfos’ en este misterio de la existencia humana.

Las letras de la canción caminan por sí solas, su narrativa rueda de forma estética, como los pliegues que se unen ornamentalmente entre listones de maderas bien logrados. 

‘Te dedico mis triunfos’, de la autoría de Aurelio Núñez, sigue caminando, no ha culminado la obra poética que penetró en nuestros corazones, en la voz de Jorge Oñate, que la hace más sublime, junto a las notas digitadas en el acordeón por Cristian Camilo Peñas.

¿Por qué la canción sigue siendo un éxito? Ella por sí sola contiene una narrativa básica, sus letras una a una se abrazan haciendo homogéneo su contexto, provoca lo que la gente quiere que le digan, sus desafíos y pasiones (“Pueden venir huracanes, que no tengo miedo y me voy con mi amor”).

Se convierte en un disparador social, en estos tiempos cobra más vigencia, toda vez que simboliza la bondad, y la humildad, desnuda el corazón, y lo pone a superar desafíos “Pueden venir mil diluvios, que cojo mi arca como hizo Noé”. 

Se toma como referente al ‘Diluvio’ descrito en el libro del Génesis como un episodio histórico universal, allí nos transporta a los desafíos que tiene la humanidad frente al amor, y la bondad, en la medida que la inundación dejó una “honda impresión entre los supervivientes, que lo consideraron un castigo divino por la impiedad de los hombres”. 

El arca simboliza el haber encontrado esa cueva de amor, esa mariposa en el firmamento, el refugio en la fe. 

‘Te dedico mis triunfos’ sigue afirmándose en nuestras pasiones. Así lo vaticinó Jorge Oñate: “Qué letra tan especial, mira cómo es tan linda…, mira cómo está Dios de parte de nosotros, que él no quería esa letra vieja para mí, quería una letra divina o especial como esa, esa letra te la regaló Dios para mí… Así que esa letra quedó marcada en mi repertorio como una canción especial”.

Regalar el triunfo que se ha ganado es desnudar el corazón, y no aprovecharse de la ocasión para provocar un comité de aplausos a favor del ego.

Que finura y placer nos produce que a nuestro cuerpo se incrustó “te regalo mi canto, mi risa y mis alegrías, te regalo mis triunfos, mi alma y la vida mía”.

El contexto filosófico de “Aunque soy como soy, yo no voy a cambiar. El precio de la fama me ausenta de ti. Aunque tengo de todo, vida por doquier, me acuerdo del ayer, cuando no tenía nada. Desde el día en que llegaste, que te conocí, te brindé mi nobleza, te di el corazón”, representa un resumen de lo que debemos ser: agua, arena, y calor, en este océano cósmico, que, de acuerdo a Carl Sagan, es adentrarse en este misterio del universo, para dejarnos arrastrar de la grandeza humana que en la canción se traduce en entregarlo todo, sin el precio de la fama que solo está presente en el delirio del ídolo. 

En el sentido cuántico y espiritual de ‘Te dedico mis triunfos’ hallamos el universo cósmico lleno de gente, montañas, nebulosas, nuestro sistema solar, planetas, la tierra donde vivimos, los mares y ciénagas, la roca en el Guatapurí donde medramos, la mariposa de amor volando, es un descubrimiento real que debe tener identidad, sin falsedades, sobre nuestra verdadera dimensión humana. [email protected]

Ricardo Arquez Benavides