COLUMNISTA

Si un problema no deseas repetir, una historia deberás compartir

Gerencia de puertas abiertas, padres más dispuestos al diálogo, líderes que escuchan a su comunidad, docentes que indagan las causas de las problemáticas y empresas que verifican la satisfacción del cliente, son una muestra de cómo la comunicación ayuda a evitar la proliferación de desaciertos.

Si un problema no deseas repetir, una historia deberás compartir

Si un problema no deseas repetir, una historia deberás compartir

canal de WhatsApp

Gerencia de puertas abiertas, padres más dispuestos al diálogo, líderes que escuchan a su comunidad, docentes que indagan las causas de las problemáticas y empresas que verifican la satisfacción del cliente, son una muestra de cómo la comunicación ayuda a evitar la proliferación de desaciertos.

Cuando se habla del proceso de comunicación, se suele profundizar en aspectos con relación a ser receptivos, a expresarnos de forma clara, precisa y puntual, pero poco se habla sobre la importancia de aprender a reconocer errores, tocar temas incómodos, dialogar en circunstancias críticas y resolver situaciones que resultan molestas. Por lo general, nos gusta hablar de lo bueno, lo agradable, de los aciertos y durante las circunstancias favorables; pero durante el problema, muchos se esconden, y con el pasar del tiempo, la mayoría prefiere olvidar que recordar lo sucedido.

Admiro a las personas que tienen el valor de hablar sobre cualquier tema, que abren sus corazones con facilidad ante la alegría y frente al dolor, ya que son conscientes de que ambos nos forman, nos enseñan y nos permiten conocer de forma completa, nuestro ser. Esta cualidad, la debe tener cualquier persona que desee hacerse cargo de su propia vida: líderes, gerentes, jefes, padres de familia.

Existen empresas, con gerentes que frente a un problema, ejemplo un robo, un cliente insatisfecho, un documento mal elaborado o un re proceso, optan por callar, borrar evidencias, despedir personal sin una entrevista de retiro previa, clausurar el tema, pero con ello, repetir la situación, una y otra vez. En cambio, las empresas con líderes que meten el dedo en la herida, sacan la bala, cogen puntos y limpian la sangre, son aquellas que generan un ambiente de confianza, abierta al diálogo, que revisa con lupa sus procesos y capacita a partir de los casos de éxito y fracaso. Curiosamente, las empresas con temor a extraer balas y curar heridas, suele atraer cada vez más, personas que evitan confrontar, ya sea por inseguridad, o por bajas competencias éticas.  Si una empresa no tiene establecido como parte del proceso de desvinculación, una entrevista de retiro, nunca podrá mejorar su proceso de selección, evitar la deserción y la rotación laboral; lo que se mantiene oculto, no se mejora: se incrementa.

Lo mismo suele ocurrir en los hogares; los padres ignoran que los hijos siguen sus pasos, y por ende, tienden a tropezar con las mismas piedras, y sólo contando las historias vergonzosas, esas que se suelen contar cuando el problema se ha replicado, o en un lecho de muerte, es que logramos cambiar el rumbo, mejorar nuestro camino, trazar un nuevo horizonte, mostrando con valentía y honestidad, las heridas y las cicatrices que nos hicieron madurar.

Algunos padres se esfuerzan por mantener un matrimonio, con el propósito de evitarle un dolor a los hijos, desconociendo que luego vendrá un dolor más grande, al no haberles enseñado a desarrollar la resiliencia, la fortaleza de enfrentar la vida y sobreponerse al fracaso. Contemos nuestra historia completa, lo que somos, no es fruto únicamente de las alegrías, somos el fruto de lo que guardamos, callamos, evitamos y negamos. Al hablarlo, tu cuerpo dejará de gritarlo, y tu vida, de repetir la historia una y otra vez.

Por: María Angélica Vega Aroca.

Psicóloga.

TE PUEDE INTERESAR