Está dicho que la originalidad se aprende remedando, pues hacer lo contrario es inventar lo que ya está inventado, para replicar un procedimiento que en la historia de los trasplantes y en su momento (3 de diciembre de 1967), escribió el médico sudafricano, Christian Barnard, se consideró “una odisea científica”, al trasplantar con éxito el primer corazón a un paciente de 53 años, con una insuficiencia cardíaca terminal asociada a una diabetes y quien sobrevivió 18 días, tras fallecer por una neumonía, terapéutica que asombró al mundo, pero que hoy es un procedimiento rutinario y de mayor rigor científico.
Como corolario de una proeza de hace 58 años, no es gratuito que la Clínica de la Costa se haya empoderado científicamente, y lo dicen los números, lo que marca un hito médico sin precedentes en el Caribe colombiano, tras haberse realizado el primer trasplante de corazón en Barranquilla, logro que le da el estatus de ser pionera en este tipo de intervenciones, conforme la creación de equipos médicos de alto desempeño, suceso que reafirma la pertinencia de la donación de órganos, al devolverle la esperanza de vida a cientos de familias en una región que toma cada vez más relevancia en el ámbito nacional, para aliviar el dolor y sortear el suplicio de pacientes con insuficiencias cardíacas.
Una segunda oportunidad de vida para una mujer indígena de la etnia wayuu que se sometió de manera exitosa a un trasplante de corazón representa no sólo un avance descomunal en la atención médica cardiovascular, sino la democratización del acceso a procedimientos médicos de alta complejidad en una de las regiones con mayores desafíos socioeconómicos de Latinoamérica.
Es un suceso que trasciende el campo médico a la luz de un paradigma de equidad, superando barreras económicas, logísticas y culturales, a la vanguardia de ciudades como Bogotá, Medellín o Cali, el Triángulo de Oro, declaró el doctor Gustavo Aroca, director científico de la institución.
La paciente de 42 años, quien padecía insuficiencia cardíaca desde hace más de seis años, fue remitida por una EPS de La Guajira, como último recurso terapéutico, luego de no responder a tratamientos farmacológicos y enfrentar múltiples hospitalizaciones, algunas de ellas en unidades de cuidados intensivos, un suplicio antes de que la ciencia se reinventara para gozar de una salud sana.
Alberto Cadena Bonfanti, quien planeó y gestionó el programa de Trasplante Cardíaco de la Clínica de la Costa, aseguró que este procedimiento es el resultado de un largo tiempo de preparación en la creación de capacidades en el personal médico y del compromiso institucional frente a la atención en salud de alta complejidad en la Costa Caribe.
“Se salda una deuda histórica que teníamos con Barranquilla y el Caribe colombiano, idea que surgió hace aproximadamente 10 años, cuando evidenciamos que, aunque crecía la infraestructura hospitalaria, no existía una atención integral para los pacientes con enfermedades cardiovasculares complejas y muchos debían ser remitidos a otras ciudades, lo que ha cambiado”, expuso el especialista.
La Clínica de la Costa, referenciada con 108 procedimientos de trasplantes renales exitosos, continúa ampliando su oferta y creando capacidades en beneficio de los pacientes de la región Caribe, avance que es vital cuando se genera conciencia ciudadana sobre la importancia de donar órganos, considerado como el mayor acto de bondad entre los seres humanos, como es salvar vidas y construir esperanza en cientos de familias en Colombia, afirmó el cardiólogo de Falla Cardíaca y Trasplante, Hernán Calvo.
Girando sobre un enfoque misional y visional habló el médico nefrólogo Andrés Cadena, director Médico de la clínica, subrayando la experticia y esmero por consolidar programas de alta complejidad que respondan a la realidad y necesidades de nuestra población, independiente de su origen étnico o condición socioeconómica.
En resumen, la Costa Caribe democratizó el derecho a tener un corazón sano, y si Barranquilla es la puerta de Oro de Colombia, el corazón también lo es como la quintaesencia del amor, pues, “Si hay rectitud en el corazón habrá belleza en el carácter. Si hay belleza en el carácter, habrá armonía en el hogar y orden en la nación. Cuando hay orden en la nación hay paz en el mundo”, reza el proverbio chino.
Por: Miguel Aroca Yepes.












