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Columnista - 16 noviembre, 2022

Puente sí, retornos no 

Está en construcción, y enhorabuena, una doble calzada, desde Bosconia hasta Valledupar. Desde esta ciudad hasta el punto de ingreso y regreso a la carretera Zanjon-Pueblo Bello hay una distancia de unos 20 kilómetros. En ese sitio, la empresa constructora ha debido haber previsto la construcción de un puente de ingreso y regreso de vehículos, personas […]

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Está en construcción, y enhorabuena, una doble calzada, desde Bosconia hasta Valledupar. Desde esta ciudad hasta el punto de ingreso y regreso a la carretera Zanjon-Pueblo Bello hay una distancia de unos 20 kilómetros.

En ese sitio, la empresa constructora ha debido haber previsto la construcción de un puente de ingreso y regreso de vehículos, personas y animales, cuya cantidad todos los días será mayor, pues dicha vía se constituirá en un nuevo factor de incremento de empresas comerciales de todas clases de actividades útiles, necesarias, y de la industria turística, que continuarán asentándose en los departamentos hermanos del Cesar y La Guajira, más el futuro intercambio de bienes y servicios –que existieron a manos llenas–, entre ellos y la República de Venezuela.

Pienso en algún lugar adyacente a la doble calzada que posibilite la construcción de un gran aeropuerto, que llegué a proponer en el pasado, cuando tuvimos en Valledupar un consulado venezolano; ¿y qué tal que este se pudiera restablecer?.

Dicha calzada le dará un indudable nuevo impulso a nuestro desarrollo económico regional. Valledupar,  como su epicentro, será una gran ciudad, otra como Barranquilla, Bucaramanga, Maracaibo. Rescataremos la Represa del río Ranchería y nos calpultaremos con el litoral atlántico guajiro.

Que de esto no quepa la menor duda; por el contrario, debemos prepararnos de ánimo y de todo lo bueno que haga falta para participar en la avalancha de actividades en que se empeñara el hombre colombiano, en nuestra grande comarca,  capaz de los mayores emprendimientos, estimulado por su propia naturaleza creativa.

Al efecto jugará un papel muy importante el municipio de Pueblo Bello, bendecido por montañas hermosas, valles espléndidos, ríos abundantes y su privilegiado clima benigno; él ha de gozar de una industria turística bien planificada y dotada con eficientes servicios, para propios y extranjeros. Además, ¿por qué no soñar allí con modernos centros de salud y de educación,  avanzados en ciencias y tecnologías? Actualmente se está construyendo una  importantísima carretera, en que se ha empeñado el diligente alcalde Danilo Duque, redentora de sus campesinos y comerciantes, desde  El Copey a Pueblo Bello, qué maravilla por donde se la mire, y que ya tiene nombre: Carretera al Mar. 

Los argumentos que anteceden y mucho más que se deducen, son los que argüimos para requerir y exigir la construcción del susodicho  puente y protestar por los retornos que están determinados para el ingreso y regreso a la carretera ZanJon-Pueblo,  a distancias de kilómetros, cercano a la población de Valencia de Jesús  que sirve de regreso oeste–este y el otro, a la altura del puente Callao, que sirve el ingreso de quiénes transitan de oeste a este para tomar dicha vía. 

¡Qué horror! Espero que el presente clamor, que no es individual sino colectivo, sea oportunamente atendido por los respectivos contratistas de dicha vía.  Desde los montes de Pueblo [email protected].

Columnista
16 noviembre, 2022

Puente sí, retornos no 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Está en construcción, y enhorabuena, una doble calzada, desde Bosconia hasta Valledupar. Desde esta ciudad hasta el punto de ingreso y regreso a la carretera Zanjon-Pueblo Bello hay una distancia de unos 20 kilómetros. En ese sitio, la empresa constructora ha debido haber previsto la construcción de un puente de ingreso y regreso de vehículos, personas […]


Está en construcción, y enhorabuena, una doble calzada, desde Bosconia hasta Valledupar. Desde esta ciudad hasta el punto de ingreso y regreso a la carretera Zanjon-Pueblo Bello hay una distancia de unos 20 kilómetros.

En ese sitio, la empresa constructora ha debido haber previsto la construcción de un puente de ingreso y regreso de vehículos, personas y animales, cuya cantidad todos los días será mayor, pues dicha vía se constituirá en un nuevo factor de incremento de empresas comerciales de todas clases de actividades útiles, necesarias, y de la industria turística, que continuarán asentándose en los departamentos hermanos del Cesar y La Guajira, más el futuro intercambio de bienes y servicios –que existieron a manos llenas–, entre ellos y la República de Venezuela.

Pienso en algún lugar adyacente a la doble calzada que posibilite la construcción de un gran aeropuerto, que llegué a proponer en el pasado, cuando tuvimos en Valledupar un consulado venezolano; ¿y qué tal que este se pudiera restablecer?.

Dicha calzada le dará un indudable nuevo impulso a nuestro desarrollo económico regional. Valledupar,  como su epicentro, será una gran ciudad, otra como Barranquilla, Bucaramanga, Maracaibo. Rescataremos la Represa del río Ranchería y nos calpultaremos con el litoral atlántico guajiro.

Que de esto no quepa la menor duda; por el contrario, debemos prepararnos de ánimo y de todo lo bueno que haga falta para participar en la avalancha de actividades en que se empeñara el hombre colombiano, en nuestra grande comarca,  capaz de los mayores emprendimientos, estimulado por su propia naturaleza creativa.

Al efecto jugará un papel muy importante el municipio de Pueblo Bello, bendecido por montañas hermosas, valles espléndidos, ríos abundantes y su privilegiado clima benigno; él ha de gozar de una industria turística bien planificada y dotada con eficientes servicios, para propios y extranjeros. Además, ¿por qué no soñar allí con modernos centros de salud y de educación,  avanzados en ciencias y tecnologías? Actualmente se está construyendo una  importantísima carretera, en que se ha empeñado el diligente alcalde Danilo Duque, redentora de sus campesinos y comerciantes, desde  El Copey a Pueblo Bello, qué maravilla por donde se la mire, y que ya tiene nombre: Carretera al Mar. 

Los argumentos que anteceden y mucho más que se deducen, son los que argüimos para requerir y exigir la construcción del susodicho  puente y protestar por los retornos que están determinados para el ingreso y regreso a la carretera ZanJon-Pueblo,  a distancias de kilómetros, cercano a la población de Valencia de Jesús  que sirve de regreso oeste–este y el otro, a la altura del puente Callao, que sirve el ingreso de quiénes transitan de oeste a este para tomar dicha vía. 

¡Qué horror! Espero que el presente clamor, que no es individual sino colectivo, sea oportunamente atendido por los respectivos contratistas de dicha vía.  Desde los montes de Pueblo [email protected].