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PSOE y Sánchez = corrupción

Así como Colombia padece la izquierda, en países como España la situación es similar. Cuesta entender lo que pasa allí, ya que Pedro Sánchez, presidente del gobierno, ostenta ese cargo desde 2018, sin ganar elecciones.

PSOE y Sánchez = corrupción

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Así como Colombia padece la izquierda, en países como España la situación es similar. Cuesta entender lo que pasa allí, ya que Pedro Sánchez, presidente del gobierno, ostenta ese cargo desde 2018, sin ganar elecciones. Lo que pasa es que, dentro del sistema parlamentario, que es el que rige en países como Alemania, España y los nórdicos, puede un primer ministro llegar a serlo sin ganar el voto popular. En dicho sistema uno no vota por un candidato para liderar el ejecutivo. Uno vota por un parlamentario, que, si logra salir elegido, votará a su vez por quién dirige su partido, candidato éste último a primer ministro. Si un partido no logra la mayoría que le permita “poner” a su primer ministro, se generan unos días de negociaciones entre las diferentes facciones, que además pueden ser minoritarias, y si logran la mayoría para elegirlo, lo hacen. 

Eso ha pasado con el nefasto Pedro Sánchez. Pierde las elecciones con el Partido Popular -conservador, de derechas-, que no logra conformar gobierno y ve cómo su opositor “se vende al mejor postor”, junta a las izquierdas y logra que el Rey Felipe decrete que se ha conformado gobierno. Sánchez no sólo pierde las elecciones: es un político corrupto, cuyo gobierno ha estado en el ojo del huracán en varias ocasiones, por sus “amigos” políticos, y hasta por su esposa, Begoña Gómez. 

Sánchez llegó a La Moncloa cuando en 2018 Mariano Rajoy debió abandonar la presidencia del gobierno por una moción de censura y, 5 años después, fue derrotado en el 2023 por Alberto Núñez Feijóo, que no pudo conformar gobierno y debió aceptar que Sánchez sí lo logró. El suegro de Sánchez es dueño de varios saunas y prostíbulos, y su esposa y otros “colegas” han estado bajo la mira de la justicia española por temas de tráfico de influencias y otros delitos. 

Sánchez ha sido polémico por temas como el traslado de la tumba de Francisco Franco, entramados criminales de amigos suyos en casos como el Koldo, porque su gobierno recibió a Delcy Rodríguez –vicepresidenta del régimen castrochavista en Venezuela- estando vetada para ingresar al espacio Schengen por temas de violación a los derechos humanos, y el último de ellos reciente, que involucra a su camarada Santos Cerdán. Pero además ha apoyado e indultado a los independentistas españoles: es el colmo que a España la dirija quien ha protegido a quienes sueñan con dividirla, con liquidarla. Donde Sánchez pone un pie, aparece una mafia que nutre su gobierno de alguna manera. Triste, la España de Adolfo Suárez y de José María Aznar, la misma que fue nuestro hogar en el 2010, ha sido destruida sistemáticamente y no vemos que este señor se vaya a retirar en el corto plazo. Él sabe que cuando se vaya terminará enjuiciado y en la cárcel. ¡Duele España!

Mientras tanto, vimos cómo durante la campaña presidencial Petro prometía un revolcón en la diplomacia colombiana en caso de ganar. Ese cambio se refería a profesionalizar aún más al cuerpo diplomático, a que sólo a las embajadas llegaran funcionarios de carrera, aquellos que han estudiado para ello. Ahora aparece en los medios diciendo que debe cambiarse la política de selección de los embajadores para que cualquier ciudadano pueda serlo. Eso suena muy bonito, pero es delicado. Este es un ejemplo más de las mentiras que Petro le ha dicho al país. Ahora quiere nombrar a dedo a los embajadores. Se le han caído varios nombramientos y quiere ser omnipotente para designar a sus representantes ante gobiernos extranjeros. Petro ha creado varias embajadas y ha fallado en la designación de varios funcionarios. De hecho, aprovecho para cuestionar la falta de calidades personales y profesionales de su equipo. Hacen parte del equipo de la Cancillería funcionarios que no hablan si quiera inglés. Empezando por Petro, lo hemos visto varias veces como el único líder con audífonos en reuniones multilaterales, da pena. Laura Sarabia no habla inglés y su reemplazo, la comunista Yolanda Villavicencio, tampoco; Benedetti menos y fue embajador ante la FAO -a cambio de su silencio-. ¡Pero qué vergüenza!

Por: Jorge Eduardo Ávila.

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