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Columnista - 5 junio, 2013

Presidente traidor

Definitivamente, JM Santos, en su afán de lograr prominentes investiduras, se ha ganado el vergonzoso apelativo de Presidente traidor, que al parecer no le importa, en vista de que en múltiples ocasiones ha declarado que la hipocresía es indispensable para lograr alta representación en la difícil competencia política.

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Por: José Romero Churio

Definitivamente, JM Santos, en su afán de lograr prominentes investiduras, se ha ganado el  vergonzoso apelativo de Presidente traidor, que al parecer no le importa, en vista de que en múltiples ocasiones ha declarado que la hipocresía es indispensable para lograr alta representación en la difícil competencia política.

El actual objetivo de JM Santos es conquistar la reelección presidencial permitida por la Constitución Nacional. A la cual, el ex presidente Uribe -quien nunca le perdonará  su ingratitud- con los amigos leales de diferentes partidos políticos y distintas clases sociales, se opone con gran vehemencia a su reelección.

A pesar de tan fuerte oposición, el presidente JM Santos con su privilegiada posición, su osada negociación de la paz con las Farc y oportuna política diplomática, llevaba cierta ventaja en la búsqueda de la reelección presidencial, por encima de que los colombianos sigamos sufriendo las violentas emboscadas de la guerrilla.

Pareciera que el Acuerdo Agrario entre el gobierno y las Farc en la negociación de la paz, fuera el detonante del cambio del presidente Santos, porque a simple vista en nada les conviene a los terratenientes, quienes podrían perder sus propiedades en caso de un acuerdo definitivo con participación en política de los líderes ex guerrilleros y sus posibles victorias en elecciones populares para ocupar los más altos puestos del gobierno.

Según esta premisa, se puede suponer que la presión latifundista sobre el presidente Santos fue enorme. Ante lo cual, se podría preguntar si el presidente Santos recibió a Henrique Capriles con la soterrada intención de acabar el proceso de paz con las Farc y de paso captar adeptos para su reelección. 

Tal argumento lo valida la reacción del presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien airadamente declaró que el presidente Santos con el recibo oficial de Capriles le dio una puñalada por la espalda a Venezuela, al traicionar el pacto realizado con el difunto Hugo Chávez, en la Quinta San Pedro Alejandrino de Santa Marta donde murió el héroe Libertador Simón Bolívar. Además, la solidaridad de las Farc con el gobierno socialista bolivariano sería la causa del rompimiento de la negociación de la paz, quedando el presidente Santos sin culpa alguna.

Sin embargo, la pretensión del presidente Santos de querer incluir a Colombia como país miembro de la OTAN. Ínfula que lo deja en entredicho, tanto ante la opinión nacional como la internacional, ya que nuestro país no tiene el poder armamentista para hacer parte de tan exclusivo club. 

 

Columnista
5 junio, 2013

Presidente traidor

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Romero Churio

Definitivamente, JM Santos, en su afán de lograr prominentes investiduras, se ha ganado el vergonzoso apelativo de Presidente traidor, que al parecer no le importa, en vista de que en múltiples ocasiones ha declarado que la hipocresía es indispensable para lograr alta representación en la difícil competencia política.


Por: José Romero Churio

Definitivamente, JM Santos, en su afán de lograr prominentes investiduras, se ha ganado el  vergonzoso apelativo de Presidente traidor, que al parecer no le importa, en vista de que en múltiples ocasiones ha declarado que la hipocresía es indispensable para lograr alta representación en la difícil competencia política.

El actual objetivo de JM Santos es conquistar la reelección presidencial permitida por la Constitución Nacional. A la cual, el ex presidente Uribe -quien nunca le perdonará  su ingratitud- con los amigos leales de diferentes partidos políticos y distintas clases sociales, se opone con gran vehemencia a su reelección.

A pesar de tan fuerte oposición, el presidente JM Santos con su privilegiada posición, su osada negociación de la paz con las Farc y oportuna política diplomática, llevaba cierta ventaja en la búsqueda de la reelección presidencial, por encima de que los colombianos sigamos sufriendo las violentas emboscadas de la guerrilla.

Pareciera que el Acuerdo Agrario entre el gobierno y las Farc en la negociación de la paz, fuera el detonante del cambio del presidente Santos, porque a simple vista en nada les conviene a los terratenientes, quienes podrían perder sus propiedades en caso de un acuerdo definitivo con participación en política de los líderes ex guerrilleros y sus posibles victorias en elecciones populares para ocupar los más altos puestos del gobierno.

Según esta premisa, se puede suponer que la presión latifundista sobre el presidente Santos fue enorme. Ante lo cual, se podría preguntar si el presidente Santos recibió a Henrique Capriles con la soterrada intención de acabar el proceso de paz con las Farc y de paso captar adeptos para su reelección. 

Tal argumento lo valida la reacción del presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien airadamente declaró que el presidente Santos con el recibo oficial de Capriles le dio una puñalada por la espalda a Venezuela, al traicionar el pacto realizado con el difunto Hugo Chávez, en la Quinta San Pedro Alejandrino de Santa Marta donde murió el héroe Libertador Simón Bolívar. Además, la solidaridad de las Farc con el gobierno socialista bolivariano sería la causa del rompimiento de la negociación de la paz, quedando el presidente Santos sin culpa alguna.

Sin embargo, la pretensión del presidente Santos de querer incluir a Colombia como país miembro de la OTAN. Ínfula que lo deja en entredicho, tanto ante la opinión nacional como la internacional, ya que nuestro país no tiene el poder armamentista para hacer parte de tan exclusivo club.