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Columnista - 23 noviembre, 2020

Pañitos de agua tibia

Pañitos de agua tibia es la expresión que coloquialmente usamos cuando no queremos darle solución definitiva a un problema y nos conformamos con un simple paliativo. Es precisamente eso lo que piensa hacer la administración municipal cuando anuncia una inversión del orden de los mil quinientos millones de pesos para el reparcheo de la avenida […]

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Pañitos de agua tibia es la expresión que coloquialmente usamos cuando no queremos darle solución definitiva a un problema y nos conformamos con un simple paliativo. Es precisamente eso lo que piensa hacer la administración municipal cuando anuncia una inversión del orden de los mil quinientos millones de pesos para el reparcheo de la avenida Simón Bolívar de esta ciudad, convertida en una carrera de obstáculos por la cantidad de huecos que, entre otras cosas, generan un alto grado de accidentabilidad.

Nos parece maravilloso que nuestro burgomaestre se preocupe por reparar la malla vial, no obstante, consideramos que el reparcheo no es más que un pañito de agua tibia, pues en menos de seis meses los huecos afloraran nuevamente perdiéndose lo invertido. La parábola de la Biblia no puede ser más ilustrativa: “Nadie remienda con paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura” (Mateo 9:16).

La intervención de marras, tendrá una duración de 15 días; calculamos que terminará a mediados de diciembre. Empero, no podemos soslayar que el fenómeno de la Niña según el Ideam se extenderá hasta abril del 2021, y muy probablemente las corrientes pluviales arrasarán con las capas asfálticas. Urge entonces una solución definitiva, una obra de ingeniería donde se repavimenten los dos carriles, donde hayan ciclo rutas, sardineles, señalización, iluminación etc. Las cosas, deben hacerse de manera tal que perduren en el tiempo, y no para salir del paso. Es necesario pensar en grande, con visión futurista.

A propósito de pensar en grande, se insiste en la obra Valledupar- La Paz. Creemos que poco o nada se resuelve con esta carretera, pues ciertamente nos ahorraremos unos minutos en el trayecto, y se habilitará el puente Rafael Escalona. Sin embargo, el ejercicio de costo beneficio será deficitario. Hay otras prioridades, por ejemplo, necesitamos garantizar el recurso hídrico, esa es una necesidad sensible; recuperar nuestro afluente más importante el río Guatapurí; ejecutar puentes elevados que descongestionen el tráfico; es urgente resolver el problema de las invasiones, garantizando la vivienda digna, y aprovechando que Malagón está en el Ministerio de Vivienda.

Creo que el tema de la Secretaría de Desarrollo Económico, que propone el alcalde, no sería más que otro ente burocrático, llamado a desaparecer, pues si lo que se quiere es reactivar la economía, nada mejor que generar empleo, a través de obras importantes cómo las enunciadas. La pasada administración del señor Augusto Daniel Ramírez Uhía fue un compendio de obras innecesarias y suntuosas. Con esta administración se espera un cambio de mentalidad. Deseamos que las obras que se emprendan sean las verdaderamente necesarias.

Nota de cierre: El pasado 15 de noviembre falleció en esta ciudad el señor Héctor Ramón Esmeral Ariza. A sus familiares, amigos y relacionados les expresamos nuestras más sinceras condolencias.

Columnista
23 noviembre, 2020

Pañitos de agua tibia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Pañitos de agua tibia es la expresión que coloquialmente usamos cuando no queremos darle solución definitiva a un problema y nos conformamos con un simple paliativo. Es precisamente eso lo que piensa hacer la administración municipal cuando anuncia una inversión del orden de los mil quinientos millones de pesos para el reparcheo de la avenida […]


Pañitos de agua tibia es la expresión que coloquialmente usamos cuando no queremos darle solución definitiva a un problema y nos conformamos con un simple paliativo. Es precisamente eso lo que piensa hacer la administración municipal cuando anuncia una inversión del orden de los mil quinientos millones de pesos para el reparcheo de la avenida Simón Bolívar de esta ciudad, convertida en una carrera de obstáculos por la cantidad de huecos que, entre otras cosas, generan un alto grado de accidentabilidad.

Nos parece maravilloso que nuestro burgomaestre se preocupe por reparar la malla vial, no obstante, consideramos que el reparcheo no es más que un pañito de agua tibia, pues en menos de seis meses los huecos afloraran nuevamente perdiéndose lo invertido. La parábola de la Biblia no puede ser más ilustrativa: “Nadie remienda con paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura” (Mateo 9:16).

La intervención de marras, tendrá una duración de 15 días; calculamos que terminará a mediados de diciembre. Empero, no podemos soslayar que el fenómeno de la Niña según el Ideam se extenderá hasta abril del 2021, y muy probablemente las corrientes pluviales arrasarán con las capas asfálticas. Urge entonces una solución definitiva, una obra de ingeniería donde se repavimenten los dos carriles, donde hayan ciclo rutas, sardineles, señalización, iluminación etc. Las cosas, deben hacerse de manera tal que perduren en el tiempo, y no para salir del paso. Es necesario pensar en grande, con visión futurista.

A propósito de pensar en grande, se insiste en la obra Valledupar- La Paz. Creemos que poco o nada se resuelve con esta carretera, pues ciertamente nos ahorraremos unos minutos en el trayecto, y se habilitará el puente Rafael Escalona. Sin embargo, el ejercicio de costo beneficio será deficitario. Hay otras prioridades, por ejemplo, necesitamos garantizar el recurso hídrico, esa es una necesidad sensible; recuperar nuestro afluente más importante el río Guatapurí; ejecutar puentes elevados que descongestionen el tráfico; es urgente resolver el problema de las invasiones, garantizando la vivienda digna, y aprovechando que Malagón está en el Ministerio de Vivienda.

Creo que el tema de la Secretaría de Desarrollo Económico, que propone el alcalde, no sería más que otro ente burocrático, llamado a desaparecer, pues si lo que se quiere es reactivar la economía, nada mejor que generar empleo, a través de obras importantes cómo las enunciadas. La pasada administración del señor Augusto Daniel Ramírez Uhía fue un compendio de obras innecesarias y suntuosas. Con esta administración se espera un cambio de mentalidad. Deseamos que las obras que se emprendan sean las verdaderamente necesarias.

Nota de cierre: El pasado 15 de noviembre falleció en esta ciudad el señor Héctor Ramón Esmeral Ariza. A sus familiares, amigos y relacionados les expresamos nuestras más sinceras condolencias.