Padre De la Cruz, nuevo párroco de la Catedral del Ecce Homo
Luego de fungir cuatro años como rector del Seminario Juan Pablo II, el presbítero Iver De la Cruz fue designado por el obispo Óscar José Vélez Isaza como el párroco de la Catedral del Ecce Homo. Sus nuevas funciones empezarán desde el 26 de enero del 2020, día en el que está prevista su posesión.
De la Cruz dialogó con EL PILÓN sobre lo que le significa este nuevo reto que se da en su trayectoria en la que se ordenó sacerdotalmente en el 2007 y tras la experiencia en la Cancillería de la Diócesis como moderador de curia y coordinador del proyecto de la denominada ‘Nueva Catedral de Valledupar’.
Explíquenos un poco ¿cómo se da esta designación?
Es una designación o un nombramiento. En la Iglesia hablamos de nombramiento que es la figura jurídica y el envío que es el sentido pastoral misionero; somos enviados por parte del obispo y el nombramiento significa que jurídicamente voy a estar en la Catedral del Ecce Homo en la misión pastoral y misionera. La posesión será el 26 de enero, a las 6:00 p.m.
¿Cómo recibe este nombramiento?
Como una sorpresa; trabajé en la construcción de la Catedral con mucha alegría, empeño y fe en favor de la Iglesia diocesana de Valledupar, pero con la certeza que yo no sería el encargado de la parroquia porque tenía mi responsabilidad en el seminario y porque suponía que la misión como rector sería más larga. Normalmente en el derecho canónico en esta función no existe un tiempo límite como los párrocos, que normalmente están seis años nombrados, por lo que suponía que podía estar entre seis a diez años.
A la vez me toma con mucha alegría porque me permite estar más cerca de la gente, dedicarme al acompañamiento de las comunidades, a la evangelización, predicación, al sacramento de la confesión, combinado con otras responsabilidades que monseñor me ha designado, que hace de alguna manera le quite tiempo a esta actividad misionera y pastoral, pero que igual va en beneficio de la Iglesia diocesana.
Usted llega a una parroquia nueva que requiere un equipo de trabajo. ¿Cómo se constituye este equipo?
Cuando se habla del equipo de una iglesia son los diáconos, coros y comunidades; no hay nada, pero he contado con una gracia: un padre de Valledupar, de la iglesia La Natividad, Jesús Torres, ha ofrecido para hacer itinerario de fe y acompañar la actividad pastoral de la Catedral Ecce Homo con una comunidad de parejas. Yo los acompañaré en su formación en la fe y ellos en la actividad misionera que haya que hacer en la iglesia.
¿En qué consiste la actividad misionera?
Las celebraciones litúrgicas, la visita de las instituciones cercanas como clínicas, hospital, droguerías y oficinas, así como a la zona residencial; aunque la Catedral tiene influencia en todas las iglesias y la Diócesis, pero como parroquia debe tener un rango de atención. Es poder llegar a la gente cercana a la Catedral y adelantar una misión bonita, como hay muchas clínicas y funerarias es poder hacer un acercamiento a la realidad y el sufrimiento, brindando consuelo y esperanza, de un encuentro con Cristo, de alguien que los escuche en momentos críticos.
La funeraria La Esperanza y el Cementerio Nuevo son administrados en la actualidad por la Diócesis y ahora pasará a manos de la nueva Catedral.
Siguen siendo de la Diócesis de Valledupar. Monseñor me ha nombrado como delegado episcopal de cementerios diocesanos, lo que no hace que no pertenezcan a la Diócesis, solo que en nombre del obispo voy a tener una incidencia seguramente administrativa y pastoral.
¿Qué puede esperar el pueblo católico con la nueva Catedral?
Estoy orando mucho. Yo espero servir a todos los que lleguen a la Catedral con la liturgia de la eucaristía celebrada con solemnidad y devoción y con impartir la palabra, luego de meditarla.
¿Cuál es el mensaje que les deja a los seminaristas?
Fiarse del Señor que llama, que elige a quién quiere, cómo quiere y cuándo quiere, lo cual es válido para los seminaristas y los distintos jóvenes de las iglesias de la ciudad. Si Dios los ha llamado, elegido y colocado una inquietud en el corazón es mejor escuchar y obedecer para descubrir la alegría de responder el llamado que Dios nos hace en la Iglesia como sacerdotes.
Dios siempre nos da la gracia y nos capacita para la misión, aún aquella que pensamos que es muy superior a nosotros. También es clave la comunión y fidelidad con el obispo y los demás sacerdotes.
ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ / EL PILÓN
[email protected]
Padre De la Cruz, nuevo párroco de la Catedral del Ecce Homo
Luego de fungir cuatro años como rector del Seminario Juan Pablo II, el presbítero Iver De la Cruz fue designado por el obispo Óscar José Vélez Isaza como el párroco de la Catedral del Ecce Homo. Sus nuevas funciones empezarán desde el 26 de enero del 2020, día en el que está prevista su posesión.
De la Cruz dialogó con EL PILÓN sobre lo que le significa este nuevo reto que se da en su trayectoria en la que se ordenó sacerdotalmente en el 2007 y tras la experiencia en la Cancillería de la Diócesis como moderador de curia y coordinador del proyecto de la denominada ‘Nueva Catedral de Valledupar’.
Explíquenos un poco ¿cómo se da esta designación?
Es una designación o un nombramiento. En la Iglesia hablamos de nombramiento que es la figura jurídica y el envío que es el sentido pastoral misionero; somos enviados por parte del obispo y el nombramiento significa que jurídicamente voy a estar en la Catedral del Ecce Homo en la misión pastoral y misionera. La posesión será el 26 de enero, a las 6:00 p.m.
¿Cómo recibe este nombramiento?
Como una sorpresa; trabajé en la construcción de la Catedral con mucha alegría, empeño y fe en favor de la Iglesia diocesana de Valledupar, pero con la certeza que yo no sería el encargado de la parroquia porque tenía mi responsabilidad en el seminario y porque suponía que la misión como rector sería más larga. Normalmente en el derecho canónico en esta función no existe un tiempo límite como los párrocos, que normalmente están seis años nombrados, por lo que suponía que podía estar entre seis a diez años.
A la vez me toma con mucha alegría porque me permite estar más cerca de la gente, dedicarme al acompañamiento de las comunidades, a la evangelización, predicación, al sacramento de la confesión, combinado con otras responsabilidades que monseñor me ha designado, que hace de alguna manera le quite tiempo a esta actividad misionera y pastoral, pero que igual va en beneficio de la Iglesia diocesana.
Usted llega a una parroquia nueva que requiere un equipo de trabajo. ¿Cómo se constituye este equipo?
Cuando se habla del equipo de una iglesia son los diáconos, coros y comunidades; no hay nada, pero he contado con una gracia: un padre de Valledupar, de la iglesia La Natividad, Jesús Torres, ha ofrecido para hacer itinerario de fe y acompañar la actividad pastoral de la Catedral Ecce Homo con una comunidad de parejas. Yo los acompañaré en su formación en la fe y ellos en la actividad misionera que haya que hacer en la iglesia.
¿En qué consiste la actividad misionera?
Las celebraciones litúrgicas, la visita de las instituciones cercanas como clínicas, hospital, droguerías y oficinas, así como a la zona residencial; aunque la Catedral tiene influencia en todas las iglesias y la Diócesis, pero como parroquia debe tener un rango de atención. Es poder llegar a la gente cercana a la Catedral y adelantar una misión bonita, como hay muchas clínicas y funerarias es poder hacer un acercamiento a la realidad y el sufrimiento, brindando consuelo y esperanza, de un encuentro con Cristo, de alguien que los escuche en momentos críticos.
La funeraria La Esperanza y el Cementerio Nuevo son administrados en la actualidad por la Diócesis y ahora pasará a manos de la nueva Catedral.
Siguen siendo de la Diócesis de Valledupar. Monseñor me ha nombrado como delegado episcopal de cementerios diocesanos, lo que no hace que no pertenezcan a la Diócesis, solo que en nombre del obispo voy a tener una incidencia seguramente administrativa y pastoral.
¿Qué puede esperar el pueblo católico con la nueva Catedral?
Estoy orando mucho. Yo espero servir a todos los que lleguen a la Catedral con la liturgia de la eucaristía celebrada con solemnidad y devoción y con impartir la palabra, luego de meditarla.
¿Cuál es el mensaje que les deja a los seminaristas?
Fiarse del Señor que llama, que elige a quién quiere, cómo quiere y cuándo quiere, lo cual es válido para los seminaristas y los distintos jóvenes de las iglesias de la ciudad. Si Dios los ha llamado, elegido y colocado una inquietud en el corazón es mejor escuchar y obedecer para descubrir la alegría de responder el llamado que Dios nos hace en la Iglesia como sacerdotes.
Dios siempre nos da la gracia y nos capacita para la misión, aún aquella que pensamos que es muy superior a nosotros. También es clave la comunión y fidelidad con el obispo y los demás sacerdotes.
ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ / EL PILÓN
[email protected]