Tal parece que los reiterativos mensajes enviados hasta la saciedad por los distintos medios de comunicación, incluido EL PILÓN, invitando a vivir en paz las festividades decembrinas, no están surtiendo efecto. La Noche de Velitas, que debería ser sinónimo de unión familiar, volvió a convertirse en una jornada de dolor para muchos hogares.
Con tristeza grande y con mucho desconcierto nos vemos obligados a registrar que Valledupar y en varios puntos de la región el fin de semana de velitas estuvo caracterizado por un escenario de violencia, imprudencia vial y actos de intolerancia que dejan un sabor amargo y un llamado urgente a la acción conjunta tanto de autoridades como de la misma ciudadanía.
Todo lo ocurrido durante el puente festivo de velitas no puede normalizarse, por el contrario, debe asumirse como una señal clara de que las medidas actuales no están siendo suficientes y de que la ciudadanía aún no comprende la gravedad de los riesgos que, año tras año, hemos estado advirtiendo por estas mismas líneas.
Fueron muchos hechos trágicos, en el barrio Los Fundadores, un joven mototaxista perdió la vida y el presunto agresor murió tras enfrentarse a tiros con la Policía. En Altos de Pimienta, un hombre fue asesinado dentro de una vivienda en medio de un ataque directo que evidencia la frialdad con la que la criminalidad sigue operando. Y mientras la ciudad intentaba celebrar una noche tradicional, la imprudencia al volante acabó con los sueños de un menor de 16 años en el barrio Novalito, un caso que sacude por la mezcla de exceso de velocidad, falta de control y decisiones impulsivas que terminaron en una tragedia que hoy todos lamentamos.
Los medios de comunicación registraron múltiples accidentes de tránsito, atropellos, riñas callejeras e incluso agresiones con armas blancas. Una cadena de incidentes que, aunque no todos dejaron víctimas fatales, sí revelan un ambiente de descontrol ciudadano que preocupa profundamente. ¿Qué nos dice todo esto? Que la suma de intolerancia, consumo irresponsable de alcohol, imprudencia y la desobediencia a las normas viales está generando una mezcla muy peligrosa para todos.
Debemos reconocer que las autoridades no estuvieron ausentes, fuimos testigos que la Policía Metropolitana desplegó operativos, controles en establecimientos, pruebas de alcoholemia, acciones pedagógicas sobre el uso de pólvora y presencia en zonas críticas. Sin embargo, es evidente que las medidas institucionales por sí solas no bastan cuando buena parte de la ciudadanía insiste en ignorar los llamados preventivos y las normas básicas de convivencia en la que hemos sido reiterativos.
Esas situaciones nos hacen pensar que los mensajes preventivos la gente los asume como simple teoría y se olvida que en realidad son guías para evitar tragedias como las que lamentamos en esta semana posterior a la Noche de Velitas.
Pese a que hemos remachado el mensaje de ‘NO a la Pólvora’, es lamentable concluir que no pasamos la prueba en la primera festividad decembrina de 2025 en razón a que el balance de la Noche de Velitas es negativo. La Secretaría de Salud del Cesar reportó 11 personas lesionadas por el uso de pólvora entre el 2 de diciembre y la madrugada de este 8 de diciembre, cuatro son niños y siete adultos. Los casos se presentaron en Valledupar con 3 afectados; Aguachica, Curumaní y La Jagua de Ibirico con 2 cada uno; Agustín Codazzi y Pelaya con uno.
Ojalá y esta nueva amarga lección sirva para que de verdad se pueda despertar conciencia ciudadana y que sea el punto de quiebre para cambiar comportamientos. Porque mientras sigamos normalizando estas tragedias, ninguna medida será suficiente y nos tocará seguir escribiendo líneas de lamentaciones.





