La realización del UPC Classic Jazz, en su segunda versión del Festival del Jazz y Música Clásica, en Valledupar, es una clara demostración de ese proceso de apertura que se viene desarrollando en distintos sectores de esta ciudad, demostrando que es una capital con una riqueza cultural muy diversa.
Ya pasó en el campo deportivo, en el que se ha demostrado que aquí también hay público para el deporte y para cualquier otra área distinta al género musical vallenato.
En hora buena este Festival del Jazz y Música Clásica que organiza la Universidad Popular del Cesar, a través de la Escuela de Bellas Artes, cuyo propósito es ampliar la visión musical de nuestra gente, desde el punto de vista académico, en especial en las nuevas generaciones musicales de la región.
Según el director del Festival, Carlos Arturo Russo Alfaro, es necesario llevar la academia al contexto musical para lograr que nuestros músicos tengan mayor conciencia, sobre todo lo referente a las ciencias que tienen que ver con ese arte. Lo que se pretende es “fortalecer nuestras expresiones folclóricas dándole mayores matices y colores”, explicó.
Importante desarrollar esa visión que permita promover la academia musical tanto en Valledupar como en los demás municipios del Cesar bajo el precepto de que contamos con una ciudad o región culturalmente muy artística “pero musicalmente poco académica”, afirma Russo.
Es de gran valía este festival de Jazz y Música Clásica en Valledupar en el sentido de crear una cultura musical con conocimiento académico que despierte en los músicos el interés por aprender toda la ciencia sobre este particular, desde la lectura de partituras, saber sobre armonía moderna y del conocimiento de la parte instrumental y su historia.
Es probable que para algunos resulte algo extraño o raro hablar en Valledupar de jazz y música clásica. Sin embargo, esta ciudad está demostrando que la diversidad sonora no solo es posible, sino necesaria para las nuevas generaciones culturales.
Muy buena la labor de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Popular del Cesar que por segunda vez vuelve a convertirse en epicentro de esta transformación cultural con su Festival de Jazz y Música Clásica, un evento que reivindica el poder del arte como lenguaje universal y puente entre las diferentes generaciones de esta región.
Interesante también que, además de los conciertos, haya propuesta para propiciar escenarios en los que “la música popular y la música académica dialoguen con respeto, admiración y profundidad. Para demostrar que el arte no tiene fronteras, que un acorde bien pensado puede conmover tanto como una nota sentida desde el alma”, tal como lo expresa el maestro Russo.
En Valledupar es necesario valorar estos diálogos entre el virtuosismo académico y la sensibilidad popular, entre las partituras europeas y los ritmos afrocaribeños, entre estudiantes que sueñan con un escenario y maestros que han dedicado su vida a la formación artística. Cada interpretación, cada improvisación y cada nota resuena como una afirmación de que el Cesar también tiene voz en la música culta y que está dispuesto a explorar otros horizontes musicales distintos al vallenato.
