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Columnista - 1 diciembre, 2022

Necoclí, puerta del éxodo hacia el insomnio americano

El hambre y la falta de oportunidades convulsionan al mundo; algo le falta a la democracia y al capitalismo que no han podido resolver problemas vitales de la humanidad como lo son el hambre y la estabilidad socioeconómica.  Hoy, 800 millones de personas del mundo, 10%, sufren hambre. En América Latina y el Caribe la […]

El hambre y la falta de oportunidades convulsionan al mundo; algo le falta a la democracia y al capitalismo que no han podido resolver problemas vitales de la humanidad como lo son el hambre y la estabilidad socioeconómica. 

Hoy, 800 millones de personas del mundo, 10%, sufren hambre. En América Latina y el Caribe la sufren el 9.1%. Entre 2019 y 2020 esta población, que padece hambre, creció 30%, unos 13.6 millones de personas. La excesiva concentración de la riqueza en poquísimas manos es una de las causas de esta aberrante situación; solo el 1.1% de la población es dueña del 50% de la riqueza. 

Por eso, millones de personas migran por todo el mundo, el hambre es el motor de esta tragedia; los africanos y muchos asiáticos creen que Europa es el paraíso terrenal y los latinoamericanos ven en los EE. UU el sueño que estos vendieron, pero ni aquí ni allá los quieren, los desprecian y discriminan por el color de su piel; las escenas de repudio en la frontera México-EE. UU, son muy dolorosas. Ese sueño se ha convertido en una pesadilla, es un insomnio. ¿Qué atractivo puede tener un país donde es raro el mes donde no se produce una matanza escolar por algún disociado? 

La sociedad gringa llegó al tedio de la vida, su constitución, basada en la igualdad, es una farsa. Si algún día se me ocurriera recorrer el mundo, este sería el último país por visitar. Sin embargo, muchos colombianos han caído en esa falsa percepción de bienestar y rescate socioeconómico; a muy pocos se les ha concretado el sueño en medio de la vigilia. Claro, los países de origen tienen la culpa al no atender a sus ciudadanos que se llenan de desesperanza.

Necoclí, un olvidado terruño patrio, que por circunstancias geopolíticas pertenece a Antioquia pero sus pobladores no son considerados antioqueños, se ha convertido en paso obligado de este infernal éxodo que ha victimizado más al municipio; esta es una verdadera tragedia humana. Un falso político paisa dijo hace algún tiempo que gastarles plata a los negros es como echarle perfume a un bollo. Eso pasa en este apartado municipio del nordeste antioqueño que no supera los 70 mil habitantes pero que tiene una población flotante, migrantes de varios países, superior a los 200 mil. Según el Defensor del Pueblo, este año han pasado por aquí 160 mil migrantes, agravando sus condiciones sanitarias; de estos, 20% son niños y adolescentes.

Necoclí no tiene la infraestructura para soportar esta externalidad, el cubrimiento de alcantarillado de este municipio es solo del 28.8% (U de A) y 94.8% de sus pobladores vive de la informalidad; de Necoclí solo nos enteramos por esta tragedia humana. La ruta Necoclí-Capurganá-el Darién-Panamá es peor que la descrita por dante en la Divina Comedia y más trágica que la narrada por el Génesis en el Éxodo; por lo menos aquí les tiraron “maná” y les hicieron una promesa sobre un territorio. Estas marchas interminables las alimentan “los que sobran” en cada uno de los países parias de América Latina, que son el estertor de una sociedad enferma y marginada por regímenes excluyentes. 

Los pasos que deben dar los nuevos bloques democráticos que están surgiendo en América tendrán que orientarse hacia las auto soluciones nacionales; el tapón del Darién, este sendero de la muerte debe ser cerrado, no podemos ser cómplices de este suplicio internacional. El Urabá antioqueño parece estar predeterminado para las tragedias y funciona como si fuera un territorio allende las fronteras; es una irrupción hostil que se desprende de los Andes y secuestrada por forajidos; sus 11 municipios cubren una superficie mayor que el 50% del área del Cesar, con 510 Km de costa sobre el Caribe, solo superado por La Guajira. Con Necoclí continúa la tragedia del Chocó y de todo el Pacífico, en medio de tanta riqueza. Aquí se repite el mito griego del rey Tántalo quien mató a su propio hijo para ofrecer un banquete.

Columnista
1 diciembre, 2022

Necoclí, puerta del éxodo hacia el insomnio americano

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

El hambre y la falta de oportunidades convulsionan al mundo; algo le falta a la democracia y al capitalismo que no han podido resolver problemas vitales de la humanidad como lo son el hambre y la estabilidad socioeconómica.  Hoy, 800 millones de personas del mundo, 10%, sufren hambre. En América Latina y el Caribe la […]


El hambre y la falta de oportunidades convulsionan al mundo; algo le falta a la democracia y al capitalismo que no han podido resolver problemas vitales de la humanidad como lo son el hambre y la estabilidad socioeconómica. 

Hoy, 800 millones de personas del mundo, 10%, sufren hambre. En América Latina y el Caribe la sufren el 9.1%. Entre 2019 y 2020 esta población, que padece hambre, creció 30%, unos 13.6 millones de personas. La excesiva concentración de la riqueza en poquísimas manos es una de las causas de esta aberrante situación; solo el 1.1% de la población es dueña del 50% de la riqueza. 

Por eso, millones de personas migran por todo el mundo, el hambre es el motor de esta tragedia; los africanos y muchos asiáticos creen que Europa es el paraíso terrenal y los latinoamericanos ven en los EE. UU el sueño que estos vendieron, pero ni aquí ni allá los quieren, los desprecian y discriminan por el color de su piel; las escenas de repudio en la frontera México-EE. UU, son muy dolorosas. Ese sueño se ha convertido en una pesadilla, es un insomnio. ¿Qué atractivo puede tener un país donde es raro el mes donde no se produce una matanza escolar por algún disociado? 

La sociedad gringa llegó al tedio de la vida, su constitución, basada en la igualdad, es una farsa. Si algún día se me ocurriera recorrer el mundo, este sería el último país por visitar. Sin embargo, muchos colombianos han caído en esa falsa percepción de bienestar y rescate socioeconómico; a muy pocos se les ha concretado el sueño en medio de la vigilia. Claro, los países de origen tienen la culpa al no atender a sus ciudadanos que se llenan de desesperanza.

Necoclí, un olvidado terruño patrio, que por circunstancias geopolíticas pertenece a Antioquia pero sus pobladores no son considerados antioqueños, se ha convertido en paso obligado de este infernal éxodo que ha victimizado más al municipio; esta es una verdadera tragedia humana. Un falso político paisa dijo hace algún tiempo que gastarles plata a los negros es como echarle perfume a un bollo. Eso pasa en este apartado municipio del nordeste antioqueño que no supera los 70 mil habitantes pero que tiene una población flotante, migrantes de varios países, superior a los 200 mil. Según el Defensor del Pueblo, este año han pasado por aquí 160 mil migrantes, agravando sus condiciones sanitarias; de estos, 20% son niños y adolescentes.

Necoclí no tiene la infraestructura para soportar esta externalidad, el cubrimiento de alcantarillado de este municipio es solo del 28.8% (U de A) y 94.8% de sus pobladores vive de la informalidad; de Necoclí solo nos enteramos por esta tragedia humana. La ruta Necoclí-Capurganá-el Darién-Panamá es peor que la descrita por dante en la Divina Comedia y más trágica que la narrada por el Génesis en el Éxodo; por lo menos aquí les tiraron “maná” y les hicieron una promesa sobre un territorio. Estas marchas interminables las alimentan “los que sobran” en cada uno de los países parias de América Latina, que son el estertor de una sociedad enferma y marginada por regímenes excluyentes. 

Los pasos que deben dar los nuevos bloques democráticos que están surgiendo en América tendrán que orientarse hacia las auto soluciones nacionales; el tapón del Darién, este sendero de la muerte debe ser cerrado, no podemos ser cómplices de este suplicio internacional. El Urabá antioqueño parece estar predeterminado para las tragedias y funciona como si fuera un territorio allende las fronteras; es una irrupción hostil que se desprende de los Andes y secuestrada por forajidos; sus 11 municipios cubren una superficie mayor que el 50% del área del Cesar, con 510 Km de costa sobre el Caribe, solo superado por La Guajira. Con Necoclí continúa la tragedia del Chocó y de todo el Pacífico, en medio de tanta riqueza. Aquí se repite el mito griego del rey Tántalo quien mató a su propio hijo para ofrecer un banquete.