Una nueva corriente está tomando fuerza en nuestra cultura vallenata. Luego de los foros responsables de los expertos.
Una nueva corriente está tomando fuerza en nuestra cultura vallenata. Luego de los foros responsables de los expertos y de los inventados por otros, luego de los premios hechos a mano por quienes ni saben, ni conocen, ni han creado y ni han promocionado el vallenato son los telones incandescentes que están mostrándose en medio de este vallenato “traquetiao” de los últimos tiempos, ya hasta nuestros artistas están vistiéndose igual a los reguetoneros, hoy dueños del mercado, la bulla, el dinero y por supuesto millares de idiotas aplaudiendo nada.
Es el mundo y nada podemos hacer nosotros, excepto lamentar en solitario. Pero no es ese el tema de hoy.
Con preocupación, vallenatos de purísima cepa como el ‘Mono’ Quintero y provincianos, incluyendo al cronista Juan Rincón Vanegas, ‘Checho’ Guerra Gutiérrez y yo, por ahora, estamos preocupados por el nuevo ‘boom’ de sabiondos vallenatos, esos que dicen saberlo todo sin ver visto nada, esos mismos que fueron testigos de acontecimientos, hechos y parrandas, cuando por aquí no había mangos y los acordeones los hacían en los patios de La Guajira; después fue que vivieron evolucionados de Alemania. ¡Es la Mentirología vallenata!
Si usted quiere escuchar tanta mentira junta, vaya a un foro. Los panelistas, muchas veces confunden el término con fabricantes de panela atanquera, creen que con ponerse un sombrero vueltiao, una guayabera cuatro bolsillos, una mochila arhuaca o guaira, dependiendo la ensarta de mentiras que tiene preparados, ya todos tenemos que guardar secreto.
Temístocles Martinez (*) es uno de ellos. Saca un viejo trapo que usa de pañuelo y habla de Alejo Durán con una seriedad y convencimiento que uno escucha el crujir de los chicharrones de esa mañana del encuentro. Esa mañana el viejo añejo llegó a Bosconia sin pasajes y sin desayuno, me dijo que venía al festival vallenato que acaban de inventar, entonces lo llevé a mi casa, desayunó yuca amarilla y conejo con café de leche, agua de maíz fría, tenía un tufito de ron por que andaba casi amanecido, ese mito que no bebía, que se le digan a otro, lo veía borracho mil veces, dando tumbos en varios pueblos, pero como era peleonero dejó el trago, pero bastante que bebió con nosotros, mi mamá conserva algunas botellas vacías de aquellos años…
Marinín Del Quinto (*) abre un viejo folder de fotos y anécdotas inéditas que solo ella y su mente conocen, les voy a contar algo producto de la casualidad y entonces cuenta los siguiente: Esa tarde de mayo, Salí con Elvira a La Loma a buscar iguarayas, ya que ambas estábamos embarazadas y por antojo salimos buscarlas, a mitad del camino, pero cerca de la casa, los dolores fueron fuertes, llegamos a la casa, allí entre dolores, recurrí a los que había escuchado de los partos, cogí el muchachito que nació sin llorar moradito, sano, con bastante cabello, le corte el ombligo, lo dejé en el pecho de su mamá, Salí entonces a avisarle a unas primas de Elvira, así fue que nació Diomedes Díaz, yo fui su partera y me dio tanto susto que días después perdí mi embarazo. Hasta ahora yo cuento el tema, pero la gente ha inventado otras cosas.
Son apenas dos testimonios escuchados en foros vallenatos alrededor del acordeón, pero hay miles, gente que bebió ron con ‘Chipuco’ y López Michelsen, personas que encontraron la pepa del mango en el río y luego la dejaron en la plaza y creció solo, que ‘Francisco El Hombre’ nunca estuvo en Valledupar por que se emborrachó en Los Tupes, con ‘Pichocho’ quien era un muchacho entonces y ni qué hablar del color y la marca del toro que se robaron en Sabana de Piedra y vendido en La Jagua de Ibirico.
Estamos ante un nuevo embate, La Mentirología vallenata, hay una docena paseándose por academias y en los medios echando mentiras a tutiplén, calanchines, embaucadores, tramadores de oficio. Y lo peor, algunos con corbatas, guayaberas y títulos por todas partes. Ojo al tema, luego estaremos con una historia inventada a puro embuste.
Por Tiro de chorro-Edgardo Mendoza Guerra
Una nueva corriente está tomando fuerza en nuestra cultura vallenata. Luego de los foros responsables de los expertos.
Una nueva corriente está tomando fuerza en nuestra cultura vallenata. Luego de los foros responsables de los expertos y de los inventados por otros, luego de los premios hechos a mano por quienes ni saben, ni conocen, ni han creado y ni han promocionado el vallenato son los telones incandescentes que están mostrándose en medio de este vallenato “traquetiao” de los últimos tiempos, ya hasta nuestros artistas están vistiéndose igual a los reguetoneros, hoy dueños del mercado, la bulla, el dinero y por supuesto millares de idiotas aplaudiendo nada.
Es el mundo y nada podemos hacer nosotros, excepto lamentar en solitario. Pero no es ese el tema de hoy.
Con preocupación, vallenatos de purísima cepa como el ‘Mono’ Quintero y provincianos, incluyendo al cronista Juan Rincón Vanegas, ‘Checho’ Guerra Gutiérrez y yo, por ahora, estamos preocupados por el nuevo ‘boom’ de sabiondos vallenatos, esos que dicen saberlo todo sin ver visto nada, esos mismos que fueron testigos de acontecimientos, hechos y parrandas, cuando por aquí no había mangos y los acordeones los hacían en los patios de La Guajira; después fue que vivieron evolucionados de Alemania. ¡Es la Mentirología vallenata!
Si usted quiere escuchar tanta mentira junta, vaya a un foro. Los panelistas, muchas veces confunden el término con fabricantes de panela atanquera, creen que con ponerse un sombrero vueltiao, una guayabera cuatro bolsillos, una mochila arhuaca o guaira, dependiendo la ensarta de mentiras que tiene preparados, ya todos tenemos que guardar secreto.
Temístocles Martinez (*) es uno de ellos. Saca un viejo trapo que usa de pañuelo y habla de Alejo Durán con una seriedad y convencimiento que uno escucha el crujir de los chicharrones de esa mañana del encuentro. Esa mañana el viejo añejo llegó a Bosconia sin pasajes y sin desayuno, me dijo que venía al festival vallenato que acaban de inventar, entonces lo llevé a mi casa, desayunó yuca amarilla y conejo con café de leche, agua de maíz fría, tenía un tufito de ron por que andaba casi amanecido, ese mito que no bebía, que se le digan a otro, lo veía borracho mil veces, dando tumbos en varios pueblos, pero como era peleonero dejó el trago, pero bastante que bebió con nosotros, mi mamá conserva algunas botellas vacías de aquellos años…
Marinín Del Quinto (*) abre un viejo folder de fotos y anécdotas inéditas que solo ella y su mente conocen, les voy a contar algo producto de la casualidad y entonces cuenta los siguiente: Esa tarde de mayo, Salí con Elvira a La Loma a buscar iguarayas, ya que ambas estábamos embarazadas y por antojo salimos buscarlas, a mitad del camino, pero cerca de la casa, los dolores fueron fuertes, llegamos a la casa, allí entre dolores, recurrí a los que había escuchado de los partos, cogí el muchachito que nació sin llorar moradito, sano, con bastante cabello, le corte el ombligo, lo dejé en el pecho de su mamá, Salí entonces a avisarle a unas primas de Elvira, así fue que nació Diomedes Díaz, yo fui su partera y me dio tanto susto que días después perdí mi embarazo. Hasta ahora yo cuento el tema, pero la gente ha inventado otras cosas.
Son apenas dos testimonios escuchados en foros vallenatos alrededor del acordeón, pero hay miles, gente que bebió ron con ‘Chipuco’ y López Michelsen, personas que encontraron la pepa del mango en el río y luego la dejaron en la plaza y creció solo, que ‘Francisco El Hombre’ nunca estuvo en Valledupar por que se emborrachó en Los Tupes, con ‘Pichocho’ quien era un muchacho entonces y ni qué hablar del color y la marca del toro que se robaron en Sabana de Piedra y vendido en La Jagua de Ibirico.
Estamos ante un nuevo embate, La Mentirología vallenata, hay una docena paseándose por academias y en los medios echando mentiras a tutiplén, calanchines, embaucadores, tramadores de oficio. Y lo peor, algunos con corbatas, guayaberas y títulos por todas partes. Ojo al tema, luego estaremos con una historia inventada a puro embuste.
Por Tiro de chorro-Edgardo Mendoza Guerra