Aunque ya las autoridades empezaron a restarle credibilidad a la procedencia de estas amenazas sin dar pistas de quién realmente las está lanzando.
La semana anterior definitivamente fue de pesadilla, un hecho tras otro como si se tratara de un plan coordinado para causar pánico en cada rincón de Valledupar. Primero se revelaron las amenazas a líderes de los corregimientos de Aguas Blancas, Valencia, la vereda El Cielo, vereda Buenos Aires, Caracolí, vereda La Guitarra, Villa Germania, vereda Sabanitas y otros, catalogándolos como “objetivo militar”, el documento tiene las siglas de AGC, lo que indica que podría ser de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, brazo armado del Clan de Golfo.
Aunque ya las autoridades empezaron a restarle credibilidad a la procedencia de estas amenazas sin dar pistas de quién realmente las está lanzando. Es apresurado descartar cualquier posible autor, en especial cuando actualmente las AGC vienen en un proceso de expansión que las tiene como la organización criminal más grande del país y recientemente manifestaron por medio de su máximo jefe, Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, ‘Chiquito malo’, que no existe ánimo de sometimiento a la justicia.
Luego el 13 de agosto una masacre en Caracolí, corregimiento de Valledupar, cuatro personas fueron asesinadas, situación que no debe mirarse como un hecho distinto a lo sucedido en Bosconia y en El Copey; toda esa zona está bajo el dominio de actores criminales que se apoderaron de ese territorio y están enfrentados en una guerra por apropiarse de las rentas ilícitas siendo protagonistas las AGC y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada, conocidas también como Los Pachencas, legado de Hernán Giraldo.
Pero el anterior episodio no terminaba de digerirse cuando el miércoles mataron al reconocido abogado y docente universitario Joe Luis Cabrera Ramírez, un hombre útil a la sociedad, atacado por unos miserables. Los capturados todos tienes anotaciones de delitos muy graves que van más allá de unos simples raponeros; ese mismo día enfrentamientos en la margen derecha del río Guatapurí zona roja de la ciudad.
Pero el alcalde que se supone arreglaría esto no ofrece alternativas, es más, desconoce la presencia de organizaciones criminales en esta ciudad y limita todo a simples “raponazos” y bandas ligadas al microtráfico; el pobre lenguaje del alcalde niega una realidad y es la existencia de estructuras grandes instaladas en esta capital, así lo dejó consignado en declaraciones brindadas a la revista Semana el 15 de abril del presente año.
El primer elemento que necesitan los delincuentes para afianzarse en una ciudad, es contar con un alcalde que los subestime o se empeñe en mentir sobre su existencia y Ernesto Orozco con creer que puede llevar la fiesta en paz prefiere mirar a otro lado sin reconocer por ejemplo que el microtráfico es una actividad ligada a esas grandes estructuras, es una de las rentas que buscan controlar, adicionalmente el microtráfico es de las últimas etapas en la cadena delictiva del comercio de drogas a la que le antecede la distribución, transporte y producción y eso no lo maneja un personaje solitario en los corregimiento o en las invasiones de la ciudad.
Esas declaraciones de Ernesto Orozco no son más que la posición de un alcalde que no toma la seguridad en serio, debe saber señor alcalde “arréglalo todo” que en el segundo semestre del 2023 la Defensoría del Pueblo emitió la alerta temprana 032 y allí advertía que el Clan del Golfo está en Valledupar y ejerce violencia en barrios de las comunas 3, 4 y 5 y en 8 de los corregimientos, incluyendo ese donde mataron las 4 personas la semana pasada.
Adicionalmente dijo el alcalde en la conocida revista que ya no existen zonas vedadas. Otra mentira, no se han acabado; como siempre Ernesto habla sin datos serios, solo anuncios sueltos como las zonas seguras en un afán desmedido por hablar paja en lugar de cumplir su propósito de “arreglar esto”.
La primera medida para actuar contra los violentos es hablar con la verdad, si el alcalde miente sobre la realidad del municipio deja el camino libre para que las organizaciones criminales se consoliden, la delincuencia no es un concepto abstracto, esta tiene rostro y se mueve en la ciudad, es indispensable exponer a todo aquel que esté colaborando con el crimen para dar con el paradero de cabecillas de esas bandas y no ignorar fuentes importantes como las alertas de la Defensoría del Pueblo.
Alcalde no mienta más sobre la inseguridad.
Por Carlos Andrés Añez Maestre
Aunque ya las autoridades empezaron a restarle credibilidad a la procedencia de estas amenazas sin dar pistas de quién realmente las está lanzando.
La semana anterior definitivamente fue de pesadilla, un hecho tras otro como si se tratara de un plan coordinado para causar pánico en cada rincón de Valledupar. Primero se revelaron las amenazas a líderes de los corregimientos de Aguas Blancas, Valencia, la vereda El Cielo, vereda Buenos Aires, Caracolí, vereda La Guitarra, Villa Germania, vereda Sabanitas y otros, catalogándolos como “objetivo militar”, el documento tiene las siglas de AGC, lo que indica que podría ser de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, brazo armado del Clan de Golfo.
Aunque ya las autoridades empezaron a restarle credibilidad a la procedencia de estas amenazas sin dar pistas de quién realmente las está lanzando. Es apresurado descartar cualquier posible autor, en especial cuando actualmente las AGC vienen en un proceso de expansión que las tiene como la organización criminal más grande del país y recientemente manifestaron por medio de su máximo jefe, Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, ‘Chiquito malo’, que no existe ánimo de sometimiento a la justicia.
Luego el 13 de agosto una masacre en Caracolí, corregimiento de Valledupar, cuatro personas fueron asesinadas, situación que no debe mirarse como un hecho distinto a lo sucedido en Bosconia y en El Copey; toda esa zona está bajo el dominio de actores criminales que se apoderaron de ese territorio y están enfrentados en una guerra por apropiarse de las rentas ilícitas siendo protagonistas las AGC y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada, conocidas también como Los Pachencas, legado de Hernán Giraldo.
Pero el anterior episodio no terminaba de digerirse cuando el miércoles mataron al reconocido abogado y docente universitario Joe Luis Cabrera Ramírez, un hombre útil a la sociedad, atacado por unos miserables. Los capturados todos tienes anotaciones de delitos muy graves que van más allá de unos simples raponeros; ese mismo día enfrentamientos en la margen derecha del río Guatapurí zona roja de la ciudad.
Pero el alcalde que se supone arreglaría esto no ofrece alternativas, es más, desconoce la presencia de organizaciones criminales en esta ciudad y limita todo a simples “raponazos” y bandas ligadas al microtráfico; el pobre lenguaje del alcalde niega una realidad y es la existencia de estructuras grandes instaladas en esta capital, así lo dejó consignado en declaraciones brindadas a la revista Semana el 15 de abril del presente año.
El primer elemento que necesitan los delincuentes para afianzarse en una ciudad, es contar con un alcalde que los subestime o se empeñe en mentir sobre su existencia y Ernesto Orozco con creer que puede llevar la fiesta en paz prefiere mirar a otro lado sin reconocer por ejemplo que el microtráfico es una actividad ligada a esas grandes estructuras, es una de las rentas que buscan controlar, adicionalmente el microtráfico es de las últimas etapas en la cadena delictiva del comercio de drogas a la que le antecede la distribución, transporte y producción y eso no lo maneja un personaje solitario en los corregimiento o en las invasiones de la ciudad.
Esas declaraciones de Ernesto Orozco no son más que la posición de un alcalde que no toma la seguridad en serio, debe saber señor alcalde “arréglalo todo” que en el segundo semestre del 2023 la Defensoría del Pueblo emitió la alerta temprana 032 y allí advertía que el Clan del Golfo está en Valledupar y ejerce violencia en barrios de las comunas 3, 4 y 5 y en 8 de los corregimientos, incluyendo ese donde mataron las 4 personas la semana pasada.
Adicionalmente dijo el alcalde en la conocida revista que ya no existen zonas vedadas. Otra mentira, no se han acabado; como siempre Ernesto habla sin datos serios, solo anuncios sueltos como las zonas seguras en un afán desmedido por hablar paja en lugar de cumplir su propósito de “arreglar esto”.
La primera medida para actuar contra los violentos es hablar con la verdad, si el alcalde miente sobre la realidad del municipio deja el camino libre para que las organizaciones criminales se consoliden, la delincuencia no es un concepto abstracto, esta tiene rostro y se mueve en la ciudad, es indispensable exponer a todo aquel que esté colaborando con el crimen para dar con el paradero de cabecillas de esas bandas y no ignorar fuentes importantes como las alertas de la Defensoría del Pueblo.
Alcalde no mienta más sobre la inseguridad.
Por Carlos Andrés Añez Maestre